¡Ah!, qué buenos propósitos cuando iniciamos un año. Hay
en el aire un sentimiento de esperanza-decisión-aventura.
Creemos que los libros nos salvan (en especial El Libro).
Lograrlo es una aventura y un desafío.
Pero la Biblia no solo nos abre el intelecto para la
revelación del Espíritu sino que en algunos casos ha salvado la vida de alguna
persona concretamente.
Es lo que nos cuenta la familia de Kurt Geiler, la
historia en el interesante sitio de:
“ nos
cuentan que por allá del año 1917 en Francia, Kurt Geiler, soldado alemán,
dormía plácidamente con su biblia bajo la almohada —eso de “dormía
plácidamente” es un decir, supongo que en plena Primera Guerra Mundial nadie
dormía placidamente y menos un soldado—, cuando una bomba explotó. Aunque la
bomba dañó parte de su Biblia, ésta sirvió como escudo protector de Geiler,
quien además fue uno de los pocos sobrevivientes de la explosión."
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Bienaventurado el que lee
Apocalipsis 1:3
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