lunes, 31 de octubre de 2016

Un momento feliz.

Es tradicional en nuestra comunidad evangélica cada último domingo de septiembre hacer un homenaje a la Biblia. Todos intentan memorizar un pasaje bíblico, un salmo, un libro corto y declamarlo en ese día.
Una fiesta total.

Aquel año -tal vez el 2005-  me empeñé en memorizar  el libro de Habacuc (aún no había Instagram, Twitter o WhatsApp).
Repetir, repetir, repetir hasta incrustar las palabras en la mente como propias.

Cierto día caminaba desde el trabajo, en el horizonte un sol mortecino de invierno, a mis espaldas la Cordillera de los Andes, nevada.
El aire frío y limpio enrojecía la nariz. Había llovido recién.
Repetía en voz alta una y otra vez las palabras:

“Dios vendrá de Temán, 
Y el Santo desde el monte de Parán. 
Su gloria cubrió los cielos, 
Y la tierra se llenó de su alabanza. 
Y el resplandor fue como la luz; 
Rayos brillantes salían de su mano, 
Y allí estaba escondido su poder. 
Delante de su rostro iba mortandad, 
Y a sus pies salían carbones encendidos. 
Se levantó, y midió la tierra; 
Miró, e hizo temblar las gentes; 
Los montes antiguos fueron desmenuzados, 
Los collados antiguos se humillaron. 
Sus caminos son eternos.” 
 
De pronto el tiempo se detuvo, quedé paralizada en medio de la vereda, me rodeó una planicie seca, unos montes pequeños bordeaban un valle desconocido, en medio de aquella soledad las palabras proféticas  daban vueltas como un eco,  un hombre de ropa raída repetía a gritos  lo que yo decía, estaba solo en medio de la pradera  desolada.
No supe cuánto tiempo pasó. El hombre nunca miró hacia mi, solo decía las palabras de Habacuc.
Hasta hoy no puedo explicar qué fue ese momento

En mi calle empezaba a oscurecer, una plenitud aplastante invadió el espacio, como si la totalidad de la vida estuviera concentrada en ese minuto.
Me sentí asombrada, liviana y feliz.
Quise llorar, no pude.






jueves, 27 de octubre de 2016

La Luz.

Luz:
Del lat. lux, lucis.
Agente físico que hace visibles los objetos.
Claridad que irradian los cuerpos en combustión ignición o incandescencia.

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Luz: 351 veces registradas en la Biblia.
De Génesis 1:3
a Apocalipsis 22:5

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"Él era la luz que alumbra a todo ser humano",
 escribe de Jesús el apóstol Juan en su evangelio.

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Salgo a la vereda de mi calle  y observo la noche.
Es el fin de la jornada, las luces de los autos iluminan su camino.
Doy un paseo entre las sombras de los árboles, las ampolletas mantienen esa claridad tenue evanescente y artificial.

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Jesús vendrá ¿cómo ladrón en la noche?
¿Cuándo esté el mundo en tinieblas absolutas? 
Porque como vamos pareciera que nos aproximamos a un borde cada vez más oscuro.

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"Con claridad meridiana" es una frase hecha cada vez más utilizada, con el significado de "absolutamente claro o explicado". O sea, "con claridad meridiana" es lo mismo que "sin dejar sombras de duda". 

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La luz provoca cambios en el cuerpo.
Miro por la ventana, si hay sol es diferente el ánimo para enfrentar el día.

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La bendición sacerdotal:
 "...¡Que el Señor haga resplandecer su rostro sobre ti,..." 
(Números 6:24)

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1. f.

jueves, 20 de octubre de 2016

Flor del Paraíso.

Alguna vez escribí de la "Strelitzia reginae" o flor del Paraíso, hermosa y ... venenosa.
No más tóxica que la bella hortencia, la hiedra, el chamico   o aquel inocente suspiro.

No puedo evitar la fascinación que me provoca.
Crece en el jardín escandalosamente bella, cautivando la mirada de los transeúntes.
Este año se ha desarrollado para todos lados, exhuberante, resistente y desordenada. La dejo que crezca como ella quiera, ya dejó sin vida a la rosa que la acompañaba, mucha cercanía no le agrada.
Alguien me solicita una flor de regalo ¿cómo podría negarme si cada año se multiplica?

Cultivar flores es cada día más raro.
El agua de la ciudad sube a precios exhorbitantes, los edificios se alzan como la solución para familias pequeñas (los jóvenes apenas desean procrear un hijo, en algunos casos ninguno).
Las casas con jardín se vuelven difíciles de hallar, como la poesía, el cultivo de flores es un lunar en medio del cemento. Por cierto, un lunar muy lindo, pero poco práctico.

Tal vez en el futuro se pueda conocer solo por internet estas especies tan raras como la strelitzia de mi huerto. 


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 Ya brotan flores en los campos;
    ¡el tiempo de la canción ha llegado!


Cantares 2:12
 

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lunes, 17 de octubre de 2016

Bob Dylan, buen tiempo para la poesía.

Como las cartas manuscritas, las tarjetas de cumpleaños o saludos de Navidad enviados por correo tradicional  –con sus correspondientes estampillas de papel-, muchos sostienen que la poesía es un artículo demodé, obsoleto, arcaico, propio de almas anticuadas, por no decir viejas, casi indignas de vivir en el siglo de la modernidad.

Nada más lejos de la realidad cotidiana.
Como tan bien lo dijo don Nicanor:
“La poesía…
para nosotros es un artículo
de primera necesidad…”

Ha quedado más que demostrado en la semana pasada con la noticia que hizo muy felices a muchos, “otorgan Premio Nobel de Literatura a Bob Dylan”.
Con seguridad algunos no estarán conformes, cuando hay varios postulantes a un premio, sucede. Unos aplauden, otros critican con acidez.

En particular, contenta -muy contenta- que la poesía se ponga de moda, que leamos poesía, que la vivamos.
Sin duda, la poesía (y la música) hace las situaciones del mundo más soportables.



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 Ustedes saben que, en una carrera, 
no todos ganan el premio, sino uno solo. 
Pues nuestra vida como seguidores de Cristo 
es como una carrera, 
así que vivamos bien para llevarnos el premio.


1 Corintios 9:24


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jueves, 13 de octubre de 2016

"Nadie sabe para quién trabaja" (*)

Aquella noche el rey Asuero –insomne- pidió los libros de las historias reales, en ellos halló una deuda impaga.
- ¿Qué se ha hecho en beneficio de este hombre?, preguntó.
- Nada, respondieron los asistentes.
- ¿Cómo se debe tratar al hombre a quien el rey desea reconocer sus servicios?, preguntó a su ministro Amán.
-“¿A quién va a querer honrar el rey sino a mí?”, pensó el ministro, su amistad con el monarca estaba en el punto más alto.
- Mi rey, que se mande traer un vestido que usted haya usado, un caballo en el que haya montado y que se le ponga en la cabeza un adorno real. La vestidura y el caballo deberán entregarse a uno de los funcionarios más ilustres del rey, para que vista al hombre a quien el rey desea honrar, y que lo pasee a caballo por las calles de la ciudad, proclamando a su paso: “¡Así se trata al hombre a quien el rey desea honrar!”
-Ve de inmediato —le dijo el rey a Amán—, toma la vestidura y el caballo, tal como lo has propuesto, y haz eso con Mardoqueo, el que está sentado a la puerta del palacio. No descuides ningún detalle de todo lo que has recomendado.
Así Amán –verde de envidia- tomó la vestidura y el caballo, ordenó vestir a su enemigo con ropas reales y organizó un paseo por la ciudad con la proclama: “¡A este hombre el rey ha deseado honrar!”



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Un soplo nada más es el mortal,
 un suspiro que se pierde entre las sombras. 
Ilusorias son las riquezas que amontona,
 pues no sabe quién se quedará con ellas. 
Y ahora, Señor, ¿qué esperanza me queda? 
¡Mi esperanza he puesto en ti! 


Salmos 39:6-7 

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(*) Dicho popular :
 Una persona trabaja esforzándose mucho, pero al final otro goza del fruto de su trabajo.



lunes, 10 de octubre de 2016

Anónimos.

Escondida en el fondo del jardín la rosa pasó inadvertida.
La descubro en el tiempo de su marchitez, nadie la ha mirado en su esplendor, nadie apreció sus resplandecientes pétalos, nadie se maravilló con su hermosura ni se deleitó con su aroma.
Nació, creció y murió de incógnito, invisible a cualquier ojo, exceptuando obviamente el ojo de Dios.

¿Cuántas vidas pasan por nuestro lado y no las apreciamos, más aún, ni las vemos?
¿Tendrá alguien una mirada o una palabra amable para los seres anónimos que caminan por esta ciudad?
 ¿O solo Dios verá su alma pura y solitaria?


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El Señor ve desde los cielos; 
mira a todos los hijos del hombre.
Desde el lugar de su morada observa
a todos los habitantes de la tierra.
El que formó el corazón de todos ellos 
comprende todas sus obras.


Salmos 33:13-15


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jueves, 6 de octubre de 2016

Ñachi, moronga, morcilla, prieta.

Un mal recuerdo fue aquel paseo de curso.
Mis compañeros mataron un cordero y con su sangre hicieron “ñachi”.

Todo estaba perfecto hasta que a uno se le ocurre que todos (y todas) deberíamos ingerir el mejunje, tal vez ya le habían pasado el dato que los evangélicos no tomamos ni comemos sangre en ninguna de sus versiones, sea morcilla, moronga,  ñachi,  prieta...
Rehusé educadamente, pero el coro no se hizo esperar.
El gracioso del grupo aprisionó mis manos en la espalda mientras me acercaban la cuchara llena de sangre cuajada aun caliente.
Cerré los ojos y la boca hasta que se cansaron.
Fue un momento eterno, vergonzoso, raro.
Habían traspasado la delgada línea de las libertades que gozamos como seres humanos.
El resto del día me dediqué a la pesca en el río, nunca se habló del asunto.

 *

Por estos días escucho un debate en clase de Teología, una de las expositoras, intenta corroborar su tesis con algunos pasajes de la Biblia acerca de la ingesta “pero cocida”, asegura.
No quedamos muy convencidos.
Personalmente creo que usar sangre como elemento gastronómico conlleva un riesgo, más que una acción moral.
Por algún motivo el primer Concilio de Jerusalén acordó:
Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien. (Hechos 15)

Y tú ¿has comido sangre?
¿Es saludable?
¿Es necesaria para nuestra salud?





martes, 4 de octubre de 2016

Aporofobia.

Han llegado a mi vereda dos muchachos y una chica.
Piden monedas a los transeúntes, ofrecen un lavado al auto que se estacione en la calzada o en los negocios cercanos mendigan un poco de pan.
Gritan de noche.
Beben cerveza apoyados en los árboles, ríen sin prejuicios.
Como las aves migratorias, estarán unos pocos días, buscarán otros barrios más  liberales o los llevarán detenidos cuando pase la ronda policial.
Son pobres, diferentes a los que han pasado con anterioridad por estas calles.
Estos exhiben su ebriedad de mediodía.
Algunas personas los evitan con temor, otros los miran con desprecio y un poco de asco. Aporofobia es el neologismo que algunos usan para referirse a esa mezcla de sentimientos que percibo en la cara de los peatones.

Los miro desde mi ventana, ella es jovencísima, juega con su pelo (que a todas luces necesita un lavado), o corre detrás de una pelota de papel que han improvisado para pasar el tiempo.
Siento una gran tristeza, tan jóvenes, tan vulnerables, tanta vida les espera en un estado desafortunado.



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 Si ayudas al pobre, le prestas al Señor
¡y él te lo pagará!

Proverbios 19:17 (NTV)
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