miércoles, 19 de noviembre de 2014

Todo pasa.


 (No puedo negarlo, Juan Luis Guerra ha compuesto canciones que han hecho historia en nuestros países, en el corazón de Latinoamérica y tal vez en otros lugares ¿por qué no? 
Doy gracias a Dios por este álbum y deseo que tenga grandes y preciosos frutos para el reino de los cielos..
Un video para que lo disfrutes.)


Tú me preguntas ¿cómo nace el horizonte?
¿Como cabalga un pensamiento por el rio?
¿Cual es el vientre que dio a luz al polo norte
Temblando de frio?
¿Cómo se ordeña la mañana en primavera?
¿Cómo se afinan los bemoles del roció?
Y entre preguntas y preguntas nos llegó la tarde
Y esta respuesta te di...

Todo pasa, la ciruela pasa
El fruto la rama y la mata
Todo pasa, el pobre y el rico
Por más que te afanes te digo
Todo pasa, la harina y la masa
 El pan cotidiano de casa
Todo pasa, todo pasa, todo pasa
¿Cuál es el tono de una hormiga enamorada?
 ¿Cómo se peinan los cabellos de los lirios?
¿Quien pinta el labio de la luna
Cuando está de fiesta bailando contigo?
¿Cual es el diccionario de las aceitunas?
¿Cómo se nace por segunda vez cariño?
Y entre preguntas y preguntas al llegar la noche
Esta respuesta te di...
Todo pasa, la ciruela pasa
La uva, la rama y la mata
Todo pasa, el pobre y el rico 
Con todos sus panes, te digo
Todo pasa, la harina y la masa
El pan cotidiano de casa
Todo pasa, todo pasa, todo pasa
El viento del mar y las nubes de sal y de plata
El tiempo que va circulando en un viejo reloj 
La cuna que duerme el silencio 
 El oro con su resplandor 
El sueño del hielo, la escarcha, la osa mayor 
Yo te digo... 

Todo pasa, la ciruela pasa 
El fruto la rama y la mata 
Todo pasa, el pobre y el rico 
Por más que te afanes te digo 
Todo pasa, la harina y la masa 
El pan cotidiano de casa 
Todo pasa, todo pasa, todo pasa 

Lo único que nunca pasa es el amor 
Lo único que nunca pasa es el amor 
Aunque se muevan los mares 
Y se tambaleen los ríos 
Y la tierra se quebrante bajo el sol 
 Lo único que nunca pasa es el amor 
 Lo único que nunca pasa es el amor 
Aunque pasen las montañas 
Y se muden los caminos 
Nadie podrá separarme de mi Dios 
Lo único que nunca pasa es el amor 
Lo único que nunca pasa es el amor 
Lo único que nunca pasa es el amor 
Yo te digo... 

Lo único que nunca pasa es el amor.


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"El amor jamás dejará de existir. "

1 Corintios 13:8

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Link para escuchar en youtube:







lunes, 17 de noviembre de 2014

Orando por la ciudad.

Pienso en esa ciudad.
La ciudad donde matan cristianos.
La que los expulsa.
Una ciudad intolerante.
Un lugar en guerra, hambre y pobreza.
¿Qué será de ese lugar cuando el último hombre de Dios se extinga?
¿Morirá, Señor, toda esperanza de salvación?

 La incredulidad es como el desierto que acosa permanente las cercanías de nuestras tierras, el agua escasea, el verde que brillaba bajo el sol luce mustio y sin energía. A veces el desierto avanza con rapidez, otras las siembras prevalecen y lo detienen. Los hombres ponen todo su empeño para conservar el verdor de las fronteras y habitualmente lo consiguen. Pero la decadencia, la impunidad, el fanatismo acechan la ciudad.
La ciudad que morirá (no lo permitas).
Ruego para que el Espíritu avive lo que queda de ella, rezo por los niños inocentes, las mujeres maltratadas, tal vez como a la antigua Nínive, Dios envíe otro Jonás.


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Y el Señor (Dios) le dijo:
«Tú sientes lástima por la enredadera, 
por la cual no trabajaste, 
y a la cual no hiciste crecer; 
durante una noche creció, 
y a la noche siguiente dejó de existir. 
¿Y yo no habría de tener piedad de Nínive, 
esa gran ciudad 
con más de ciento veinte mil habitantes que no saben distinguir cuál es su mano derecha 
y cuál su mano izquierda, 
y donde hay muchos animales?»


Jonás 4:10-11
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jueves, 13 de noviembre de 2014

Nadie nos enseña a perder.

Aquella tarde del verano más tórrido que hayamos vivido, me paré a aspirar una pequeña brisa que venía del oeste, suave y perfumada.
Junto con la brisa, casi tangible, vino el recuerdo de mi amiga S. que se fue para el Norte. 
Las piernas y el pensamiento casi me derriban. “No volveré a verla y debo vivir con eso”.

Hace poco leí esta frase de Dietrich Bonhoeffer , “En primer lugar: no hay nada que pueda sustituir la ausencia de una persona querida, ni siquiera hemos de intentarlo; hemos de soportar sencillamente la separación y resistir.”

Exactamente fue eso.
Un pinchazo penetrante y doloroso. Una herida inesperada y alevosa.

Nadie nos enseña a perder. No sabemos enfrentar la ausencia, los avatares económicos, los duelos.
 Tal vez por eso se nos prohibe llorar en público -o no es "bien visto"-, a menos que una sea muy discreta.

Pienso en la madre de aquel muchacho muerto. 
Me invade el mismo pensamiento e idéntico dolor de aquella tarde de verano. Desfallecimiento, un cansancio extraño y permanente.
No lo veremos otra vez. Ella no volverá a verlo y deberá aprender a vivir esas tardes de ausencia.
Perder es el negro luto que no destiñe con el tiempo. 
No oirá otra vez la voz llamándola ni el beso en cada despedida cuando salía al trabajo.
Ni los miles de momentos inigualables que comparten madre e hijo.

¿Cómo, mi Dios, aprendemos a vivir con las pérdidas, los fracasos, los duelos?
Me inclino y ruego por ella.
Solo la gracia y el poder de Dios pueden sostener un corazón desgarrado por la ausencia de una persona amada.
Y por el mío que jamás se resigna.
Cada tarde es como la primera. Todas las alegrías son traslapadas por los que no están.

No hay tiempo ni paliativo, solo resistir.


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Todo tiene un tiempo...

Tiempo de buscar
Tiempo de perder

Eclesiastés 3:6

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lunes, 10 de noviembre de 2014

Los buenos modales


¿Están arcaicos o pasados de moda la cortesía y los buenos modales?
 Habitualmente escribo correos corporativos, avisos de eventos o invitaciones a reuniones importantes.
Solo un 10 o 15 % los responde.
Quedo con una gran interrogante: ¿llegaron a su destino aquellos mensajes? ¿Los destinatarios los leyeron? ¿Alguno asistirá? ¿Sobre qué cifra de concurrentes planificamos?...
Y así, una interrogante lleva a otra.
Más aún puede llegar a complicarse si el asunto en cuestión es con desayuno, un “coffee break” a media mañana o unos bocadillos en la despedida.

¡Ah!, el protocolo. Tan bien catalogado y tan mal en la práctica.
Una ostensible pérdida de recursos por un correo que no llegó o no se respondió, un mensaje ignorado por pereza o sencillamente mala educación cibernética.
Porque si ampliamos el espectro a los buenos modales en el comedor, en la locomoción colectiva o la puntualidad a una cita, tendríamos más historias y anécdotas que “Pedro Urdemales” perdido en el Paseo Ahumada.

 Para mejorar un poco nuestras deterioradas buenas costumbres he estado tomando uno que otro cursillo de etiqueta por internet, leyendo de aquí y de allá la buena educación que nos ayuda a convivir y a respetar el tiempo y los recursos ajenos.
Les comparto (por si se interesan, digo):

 http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/11/141031_

http://www.aulafacil.com/cursos/t616/autoayuda/autoayuda/protocolo 

http://www.protocolo.org/


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"Vuestra gentileza sea conocida por todos los hombres"

Filipenses 4:5

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martes, 4 de noviembre de 2014

Vida sana.


El tema se ha vuelto obsesivo.
Al borde de transformarse en filosofía, ideología o dogma. 
Y yo, indecisa.
¿Vegetariana, vegana, macrobiótica, naturista, crudivegetariana, omnívora, chatarrera o carnívora?

El doc dice que para vivir más sana debo abandonar las grasas, las frituras, no mucha carne, el café  y adoptar las verduras verdes, unas frutas por la mañana y bastante agua.
Ahí le vamos con el experimento, aunque mis compañeros de clases dicen que “hay que comer de todo con acción de gracias”, como lo recomienda el apóstol Pablo que no creo –ni de lejos- que tuviera en mente un grosso costillar de cerdo asado con papas fritas o un lomo a lo pobre como se estila para cualquier celebración.

Es que esto del beber y del comer se ha transformado en un tema recurrente.
Algunas amigas dan sus recetas favoritas, su forma de cocinar, un estilo de vida ecléctico y sibarita, tal vez para resarcirse de carencias pasadas o por la bonanza económica.

No sería drama si fuera personal, pero es casi un fanatismo, “tienes que hacerlo así”, “no comas esto, lo otro es mejor”, “mira, yo te voy a prestar un libro…” y otras más desinhibidas  “¿qué te va a hacer un trocito de torta?, ¡come, nomás!”

El “Dios te bendiga o muchas bendiciones” se ha transformado en “cuídate” a la hora de la despedida, como una oración o una cábala infalible.
 Abogo por la vida sana, lo más frugal posible, claro está. De ahí a andar contando calorías, proteínas o carbohidratos hay un abismo de distancia. ¿A qué recurrirían si estuviera enferma? Como lo dije alguna vez, nunca faltará el aspirante a doctor en práctica”.
Buenas sus intenciones –qué duda cabe-, en honor a la verdad, al galeno titular hay que obedecer ¿o no?


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El que come de todo, come para el Señor, 
y lo demuestra dándole gracias a Dios; 
y el que no come, para el Señor se abstiene, 
y también da gracias a Dios. 
 Porque ninguno de nosotros vive para sí mismo, 
ni tampoco muere para sí. 
Si vivimos, para el Señor vivimos; 
y si morimos, para el Señor morimos. 
Así pues, sea que vivamos o que muramos, 
del Señor somos. 


Romanos 14:6-8
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(La ilustración es de Sarah Wilkins, con mi admiración por su trabajo)