“Para los puros todas las cosas son puras”…(Apóstol Pablo a Tito)
Me propuse mantener la limpieza de mis pensamientos por sobre otros propósitos.
Ni dinero ni cosas fueron la prioridad.
Objetivo diario: la pureza de manos y alma.
Aun así, las cosas no han resultado como estaban
planificadas.
A veces pienso desastres.
A veces quiero pegarle a alguien.
A veces la ira me ofusca.
A veces soy tacaña.
A veces me amargo.
Detesto que me involucren.
A veces refunfuño y me quejo.
A veces me siento un desastre de persona.
La mayor parte de lo que miro en TV es para destruir la
pureza del espíritu humano, violencia, obscenidades, inmoralidad, burlas
crueles, muerte.
Muchas de las conversaciones derivan a las quejas contra
de… (coloque el nombre que quiera)
La mayor parte del humor ha dejado de ser eso.
Y sin embargo sigo intentando la pureza de mis primeros
años.
Lucho para que las “basuritas” no se peguen al
corazón, que las decepciones no me quiten la gratitud, que los fracasos no opaquen la alegría de ser hija de Dios.
Leo, cada vez me he puesto más regodeona.
Escucho música.
A veces busco la soledad con los pájaros, el silencio de las flores, huyo cuando tengo que abrazar y sentir compasión.
Me demuele la mirada de un niño que apenas puedo ayudar. Es tan poco lo que hago.
Aún así, lo sé, a menudo lo sé, mi Padre me ama y guardará mi
depósito hasta el fin.
Espero no volver a olvidarlo.
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