viernes, 4 de enero de 2013

Leer, primer propósito.


¡Ah!, qué buenos propósitos cuando iniciamos un año. Hay en el aire un sentimiento de esperanza-decisión-aventura.
Creemos que los libros nos salvan (en especial El Libro).
Con esa fe nos proponemos cada año al proyecto de leer la Biblia en un año, plan aquí y aquí.
Lograrlo es una aventura y un desafío.
Pero la Biblia no solo nos abre el intelecto para la revelación del Espíritu sino que en algunos casos ha salvado la vida de alguna persona concretamente.
Es lo que nos cuenta la familia de Kurt Geiler, la historia en el interesante sitio de:
nos cuentan que por allá del año 1917 en Francia, Kurt Geiler, soldado alemán, dormía plácidamente con su biblia bajo la almohada —eso de “dormía plácidamente” es un decir, supongo que en plena Primera Guerra Mundial nadie dormía placidamente y menos un soldado—, cuando una bomba explotó. Aunque la bomba dañó parte de su Biblia, ésta sirvió como escudo protector de Geiler, quien además fue uno de los pocos sobrevivientes de la explosión."



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Bienaventurado el que lee

Apocalipsis 1:3
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