viernes, 5 de septiembre de 2025
Chile en septiembre.
sábado, 16 de agosto de 2025
Fin de semana largo.
La paz de la ciudad da tregua a los oídos
viernes, 31 de enero de 2025
La adicción de escribir.
Tarjetas de cumpleaños
La palabra del día.
Escribo apuntes
Un diario personal
Escribo un blog.
Escribo listas,
Escribo un libro lentamente.
Escribo en hojas, en muros, en madera
en medios digitales.
Nunca he escrito en las puertas de un baño.
viernes, 17 de enero de 2025
Los adioses.
Hay adioses breves
viernes, 17 de noviembre de 2023
Un soneto.
viernes, 7 de octubre de 2022
Cuando bailar es peligroso.
Ella no supo qué hacer con la cabeza
viernes, 19 de marzo de 2021
Caída.
Oh, qué lástima de caída
viernes, 30 de octubre de 2020
Pandemia
(Tomado desde aquí:
Ilustración: Joán Miró, Esperanza)
viernes, 9 de octubre de 2020
Louise Glück, el Nobel y la fiesta de la poesía
Aun en este extraño y dramático tiempo la poesía tiene algo que decir y lo dice en voz alta para que el mundo a través de ella tenga esperanza.
Este año el Nobel ha honrado a Louise Glück; sin embargo creo que nosotros ganamos al tener el privilegio de leer poesía otra vez. Les comparto una muestra y algunas páginas en español.
Amante de las flores
En nuestra familia, todos aman las flores.
Por eso las tumbas nos parecen tan extrañas:
sin flores, sólo herméticas fincas de hierba
con placas de granito en el centro:
las inscripciones suaves, la leve hondura de las letras
llena de mugre algunas veces…
Para limpiarlas, hay que usar el pañuelo.
Pero en mi hermana, la cosa es distinta:
una obsesión. Los domingos se sienta en el porche de mi madre
a leer catálogos. Cada otoño, siembra bulbos junto a los escalones de ladrillo.
Cada primavera, espera las flores.
Nadie discute por los gastos. Se sobreentiende
que es mi madre quien paga; después de todo,
es su jardín y cada flor
es para mi padre. Ambas ven
la casa como su auténtica tumba.
No todo prospera en Long Island.
El verano es, a veces, muy caluroso,
y a veces, un aguacero echa por tierra las flores.
Así murieron las amapolas, en un día tan sólo,
eran tan frágiles…
(del libro ‘Ararat’)
https://www.lavanguardia.com/libros/20201008/483938219900/louise-gluck-poemas-nobel.html
(La fotografía, campos de arroz, agencia AP)
viernes, 28 de agosto de 2020
Digresiones de invierno.
De la cámara que las inmortaliza.
Ellas danzan en su mejor movimiento
Tal vez un día logren
Los mismos diseños de hoy
Nunca el mismo cielo
Ni la misma tierra
***
Todavía llueve sobre la ciudad
Las últimas luces
Se reflejan
En el pavimento mojado.
Cruzan rápido rumbo a su hogar
Ansiosas pensando en la cena caliente
Que les espera
O en los brazos que se abren
Cuando la madre llega
***
El sonido del reloj
Inexorable me recuerda
Qué frágil soy
No me resisto
Dejo que siga su curso
¿Hay algo que pueda hacer?
***
Ni el más mínimo aviso
Ni la más leve sospecha.
***
Paradoja:
A mayor información
Mayor incertidumbre.
Mi amiga P. es un retrato
apenas duerme
y casi no tiene uñas.
***
El libro quemado
"Era el mes de Quislev,
y hacía frío,
así que el rey estaba en su casa de invierno,
sentado junto a un calentador.
A medida que Jehudí leía tres o cuatro columnas,
el rey las cortaba con una navaja
y las arrojaba al fuego.
Así lo hizo,
hasta quemar todo el libro."
Jeremías 36:22-23
***
martes, 30 de junio de 2020
Chile gourmet.
Es una tarde fría de invierno; la lluvia es tenue, una perfecta invitación para preparar sopaipillas con pebre.
Dicen –no me consta que sea así- que Chile tiene poca cultura culinaria. Que son superiores a nosotros los peruanos, los mexicanos o los brasileños. Hay un afán de comparación un poco insano en algunos críticos culinarios. Cada nación tiene lo suyo, como cada persona tiene una vida, más o menos rica en sabores, en este caso.
¿Quién no ha probado un caldillo de congrio que hasta un poeta escribió la receta en una oda?
¿O una espectacular cazuela de vacuno olorosa a cilantro?
¿Un curanto?
¿Un ajiaco servido en paila de greda?
¿O la maravillosa ensalada de digüeñes con un sencillo aderezo de limón?
Tenemos unos 6.435 kilómetros de costa, regalo de Dios que solo algunos países pueden lucir y en esa costa está nuestra historia de sabores marinos. Cada producto de la tierra o el mar tiene su propio sabor gourmet, no se necesita una sofisticada preparación para degustar una delicia.
¿Quién necesita tanta originalidad cuando la creatividad está en la naturaleza misma?
Confieso que mi abuela no me dejó alguna herencia culinaria con la que podría conmover a comensales expertos; más bien mi abuela era –como decimos los evangélicos- “del espíritu” y de cocina poco, tal vez nada. Mi madre tuvo un acercamiento a los fogones por necesidad; alimentar una niña y un hermano, aparte de sí misma, la obligó a juntar especias en una olla y hervir. Eso sí, le gustaba hervir, no sé si por temor a las enfermedades o alguna manía oculta, todo debía estar bien cocido.
En la cocina de mamá cualquiera era bienvenido.
Con lo poco que le gustaba, me cedió las ollas a temprana edad, asunto que me encantó, claro está, después de varios esperpentos, el arte culinario me gustó tanto como la Biblia.
Creo que alimentar el espíritu y el cuerpo (en ese orden) es un gran oficio humano en el proceso de dar felicidad, tanto como un doctor, un músico o un ingeniero.
Los panaderos y cocineros tienen mi más grande admiración.
Por estos días –tal vez para alegrar un poco la cuarentena- nos regalan un bello libro de recetas, muchas de ellas con sabores de infancia que siempre apreciamos en todo su significado. Les dejo la dirección aquí:
https://www.youtube.com/watch?v=72wnc3RN5HA
Además algo para degustar, receta de sopaipillas:
https://palabrabreve.blogspot.com/2016/04/sopaipillas-en-las-primeras-lluvias.html
La fotografía de aquí:
https://www.traverso.cl/sopaipillas-con-pebre-traverso/
Gourmet:
https://www.significados.com/gourmet/
viernes, 3 de abril de 2020
Transforma tu cuarentena: lee poesía.
Unos motivando a la oración 24/7, otros con las mejores recetas de cocina, un curso online de una prestigiosa universidad, en fin, la cuarentena me ha hecho objeto de toda clase de intereses.
Nuestra agenda espiritual no está sujeta a los vaivenes de un virus -creo-, o a la caída o subida de las bolsas; nuestra agenda es sostenida por la fe, la amistad, el cariño; cambian ciertas condiciones de la cotidianidad, prescripciones sanitarias o cuidados de limpieza más acotados.
Algunos llaman a la urgente oración.
Orar sí como una parte del todo. Leer, cantar, estudiar, conversar, escribir está todavía vigente.
Y entre las lecturas siempre hay un espacio para la poesía ¿por qué no podemos descubrir el poder de las palabras aun en las álgidas circunstancias presentes?
¿Está reñida la alegría de leer con el encierro?
El rey David escribió poemas en medio de la guerra, en días de valles oscuros, en persecuciones dolorosas aun de sus propios hijos.
Un rudo guerrero escritor de poesía, vaya, qué singular.
Sí, ya sé que no está de moda; dicen "una imagen habla más que mil palabras"; que Netflix, Youtube, Facebook son un dura competencia. Leer siempre será una alternativa distinta, tan enriquecedora como el buen cine, la música u otro arte, esté o no de moda.
Te regalo un par de versos y algunas buenas direcciones.
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La hora más notable
No es el atardecer con su horizonte de fuego
Y su sagrada nostalgia;
Ni el mediodía
Con su calor benéfico sobre tu cabeza.
La hora más notable
Es el amanecer
Cuando abres los ojos, estiras el cuerpo
Y das gracias porque estás vivo.
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Lo único realmente propio
Es el último segundo.
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La muerte
una verdadera demócrata.
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De pie en el borde del pozo
Miro
Y me pregunto
Si el vértigo vencerá
la fuerza de gravedad.
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Menos noticias
más poesía.
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Buenas páginas para leer un poco cada día.
https://www.zendalibros.com/libros/poesia/
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http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-9421.html
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https://blogs.20minutos.es/poesia/
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http://www.los-poetas.com/
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http://amediavoz.com/
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http://kingdompoets.blogspot.com/
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Y un regalo extra, el emblemático poema Salmo 23 en traducción moderna:
*Que tengas paz en el alma.
viernes, 7 de febrero de 2020
Enamórate, un poema para el verano.
Ninguna noche es igual a otra.
Mientras levanto la cabeza recuerdo un poema y lo voy diciendo a medida que lo recuerdo.
Sí, es mejor estar enamorada que no estarlo.
El amor es el desafío del cielo, sea de día o de noche; el " amor inalterable", nos recomienda el apóstol Pablo.
"Enamórate
No hay nada más práctico que encontrar a Dios.
Es decir, enamorarse rotundamente y sin ver atrás.
Aquello de lo que te enamores,
lo que arrebate tu imaginación, afectará todo.
Determinará lo que te haga levantar por la mañana,
lo que harás con tus atardeceres,
cómo pases tus fines de semana,
lo que leas, a quién conozcas,
lo que te rompa el corazón y
lo que te llene de asombro con alegría y agradecimiento.
Enamórate,
permanece enamorado,
y esto lo decidirá todo".
(Pedro Arrupe)
La ilustración de aquí:
https://100braidststudios.com/
viernes, 4 de octubre de 2019
Batir de alas
en movimientos silenciosos
copia idéntica al batir de alas
de ángeles en adoración.
viernes, 8 de marzo de 2019
Sicómoro
jueves, 4 de octubre de 2018
Renuevos
Lavo mi corazón
en perfumes de primavera
huele a infancia
al remoto paraíso que se fue
entre los dobladillos del tiempo.
(Diente de león, fotografía tomada del patio de mi casa)
viernes, 8 de junio de 2018
Lee poesía, hace bien para la salud.
Ante la incredulidad que se extiende, leo poesía.
Descubro el corazón de David en los Salmos, de Salomón en los Proverbios, a Sor Teresa, a los poetas de la lluvia y del sol, antiguos y modernos, asiáticos, americanos, europeos.
El mundo se desconcierta con petitorios banales (tal vez no tan banales, todavía no está muy claro).
Leo poesía para resistir el precipicio.
Quiero estar en el centro, las orillas me aterran.
Los cambios llegarán, sin duda. Todo cambia, dice una canción y nuestro sentido común lo sabe por experiencia.
El mundo ha tenido transformaciones desde que es mundo, toda generación tiene derecho a tropezar con sus propias piedras y sacarse la mugre.
Llorar y vociferar está en nuestro ADN.
Esta vez nos toca a nosotros, la vorágine amenaza la seguridad, una incertidumbre se instala en la mente global y se esparce a todos los rincones.
Leer poesía para soportar y salvarse de la locura colectiva.
viernes, 25 de mayo de 2018
Pertenecer.
(Jorge Luis Borges, fragmento)
La mujer me extiende -amistosa- su oscura mano con un vaso de agua.
Hay en su gesto una bienvenida a la colectividad, la confianza ancestral que te da derecho para hablar, opinar, participar y –tal vez- hacer alguna tarea designada por los jefes de la tribu.
Yo, que he sido un pájaro –amiga de cuanta ave cruce el cielo-, me siento cohibida, la perspectiva de pertenecer me da escalofríos.
Pertenecer (un verbo que me cuesta conjugar), adquirir un lenguaje críptico, común a los de ese signo, vestir para no desentonar, obedecer leyes tácitas o escritas, de ningún modo traspasar los límites.
A cambio, pertenecer.
Una seguridad que el lugar dónde estás sentada no se moverá fácilmente, la certeza de compañía, consejo, confianza, palabras importantes en el “día malo” que a todos nos espera.
La soledad –dicen- no es una agradable compañía. Por cierto, esa es una verdad a medias.
Cuando estas solo no corres el riesgo de traiciones y la libertad es menos mítica, se disfruta el tiempo vagabundo, aunque siempre está la tentación de observar desde una orilla a la cofradía.
Aun así, aunque se demore, la pertenencia es ineludible, aun cuando te defiendas, llega el día que alguien o algo te pilla volando bajo y ¡hete ahí!, quedaste atrapado en la red.
viernes, 16 de marzo de 2018
Cuando lleguemos a ese río.
¿Piensa usted en la muerte?, pregunta la mujer.
Así, me lanza el tema sin anestesia.
Dicen que es de mala educación interrogar de vuelta, pero me amostacé un poco, ni siquiera un saludo de entrada.
¿La muerte suya o la mía?, le dije.
No debí dar pie a la plática, hube de escucharla con paciencia y además comprarle una revista.
Eso me pasa porque tengo reacciones lentas.
¿Por qué pensar en la muerte?
Cada día vive en nosotros y llegado el momento –como los virus invisibles- se revelará con naturalidad. La esperes o no, ella vendrá ¿por qué desesperar ante lo inevitable?
Se suele llorar, reír nerviosamente, cuestionar ¿por qué a mí? (una pregunta inoficiosa), pelear o rendirse. Cada persona soportará el instante dependiendo de cuán preparada esté, aunque debemos temer que algunos no tienen la mitológica “última oportunidad”, o esa ficción latinoamericana del “arrepentimiento de la hora postrera” (¿se creerá que Dios tiene la obligación de perdonar como al ladrón en la cruz?)
¿Por qué pensar en la muerte? El poeta lo describe claramente:
Los días del hombre ya están determinados;
tú has decretado los meses de su vida;
le has puesto límites que no puede rebasar.
Aparta de él la mirada;
déjalo en paz,
hasta que haya gozado de su día de asalariado.
Si a un árbol se le derriba,
queda al menos la esperanza de que retoñe
y de que no se marchiten sus renuevos.
Tal vez sus raíces envejezcan en la tierra
y su tronco muera en su terreno,
pero al sentir el agua, florecerá;
echará ramas como árbol recién plantado.
(Job 14:6-9)
Mi abuela era muy sabia, pensó en morir 10 días antes de su muerte.
Hizo su testamento verbal, porque de bienes nada, mi madre se haría cargo de su hermano menor (ese era mi tío Enrique), su funeral sería con cánticos, evangélicos obviamente y su Biblia la podían compartir.
Se tendió en su cama y esperó.
Con una sonrisa y una oración se durmió para siempre.
Había llegado al borde de ese río y lo cruzó sin problemas.
***
(Fotografía del Río Maipo, Región Metropolitana, Chile.)
viernes, 19 de enero de 2018
Vegetarianos, cetogénicos, higienistas, crudívoros, carnívoros, etc, etc.
El verano despierta toda clase de desafíos para el cuerpo.
Queremos estar sanas, delgadas y bellas para ingresar al baño de mar, ¡cómo si al mar le importara un pepino!; queremos cambiar ese viejo hábito de “matear” después del almuerzo con algo dulce; queremos cambiar…¿te has fijado que el inicio de año siempre nos pilla tomando decisiones que a poco se desvanecerán? Más aún si lo iniciamos con unos pícaros kilos extra, regalo de las fiestas navideñas y demases, cada temporada tiene sus riesgos.
Ahí es cuando aparecen los amigos con toda clase de consejos.
Unos rayan casi en lo religioso, que no debes comer carne, que DEBES tomar mucha agua, que deja los carbohidratos, deja el azúcar, deja las frituras y un amplio DEBES y un largo DEJA.
Confusa yo.
Entre tantas voces perentorias, han pasado 18 preciosos y vagabundeados días, vividos sin prisa y sin culpas (somos bien culposas las mujeres ¿no?) y bien lectureados.
Dejé las frituras.
Me duró la abstinencia una semana. Había comprado demasiado zapallo, ¿qué mejor usarlo en sopaipillas?
Adopté las frutas, por ahí voy bien.
Poca leche (mi amigo Fe dice que la leche es para los terneros), hasta ahora.
Adopté las lechugas como mejores amigas y el apio es mi yunta.
La palta y yo somos “uña y mugre”.
Pero ay, la producción de choclos está en su peack ¿podré comer humitas?
Mi amigo higienista dice que debo tomar frutas ácidas antes de almuerzo.
Y algo de semi-dulce y dulce por la tarde, la fruta ANTES de las comidas y nada después de las 20.00.
¡Vaya!
Por otro lado está el apóstol Pablo propone: “Dios creó todos los alimentos para que nosotros los comamos y le demos las gracias por ellos. Los creó para todos los que confiamos en él y conocemos la verdad. Porque todo lo que Dios ha creado es bueno…” (1 Timoteo 4:3-4 )
De todos los consejos algo bueno se logra.
Paso a paso vamos viviendo, hay una felicidad implícita en los hábitos que conservamos, hay una felicidad nueva en la asombrosa forma que adquirimos algunos nuevos.
La gracia de Dios siempre es una caja de sorpresas, y casi todas gozosas.
Proposición para practicar: No "hacerme atados" por lo que no puedo cambiar.
(Ilustración de Sarah Wilkins)