Todos esperan regalos.
Esperamos.
Especialmente en este mes que la adrenalina se dispara y
andamos viendo cintas de colores rojo-verde y todo se transforma en un ambiente
enrarecido de ambición, intercambio y fantasías inconclusas.
Como la vez anterior http://palabrabreve.blogspot.com/2012/11/sorpresa.html
alguien toca la puerta y me alarga una bolsa
transparente, “te lo envía Xim”, me dice con formalidad.
Me quedo un poco confusa, los regalos inesperados me
provocan desconcierto, no sé dónde poner
las manos, me dan ganas de llorar, debo ser formal, nada de demostraciones
grandilocuentes, aunque quiero saltar y bailar.
El único problema que tengo Xim, me apena comer unas
galletas tan minuciosamente decoradas.
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Entraron en la casa
y vieron al niño con su madre, María,
y se inclinaron y lo adoraron.
Luego abrieron sus cofres de tesoro
y le dieron regalos de
oro,
incienso
y mirra.
Evangelio de Mateo 2:11
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(La foto es de mi autoría, por cierto, aprendiendo)
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