martes, 21 de abril de 2015

Menú evangélico.

Hay una época donde la mayoría de las comunidades evangélicas hacen eventos, seminarios o congresos.
En el programa para matrimonios hay un amplio currículum de temas, cómo criar a los hijos, los problemas que se enfrentan con los adolescentes, cómo ser buenos padres, la relación óptima en el hogar, las drogas que circulan entre los estudiantes,  y un largo etc.
Y pollo con arroz de almuerzo.

Por su lado los jóvenes - ellos ni sospechan que debajo de la olla hay que encender una llama-, a la hora de servir refrigerio no puede faltar, adivinaaaa, pollo con arroz, obviamente cocinado por alguna madre que pillaron “volando bajo” y le endilgaron la tarea de alimentarlos.

Se juntan en una reunión los varones, sueñan con un grosso asado, sin las susodichas ensaladas que matan la carne en su primigenio sabor. Por extraño que parezca a la hora de sentarse a la mesa aparece –como por arte de un prestidigitador- un suculento plato de pollo con arroz.

Lo he investigado.
Lo he pensado.
Lo he conversado.
Nadie tiene una explicación aceptable.
Sencillamente la tradición se impone.

No creáis que es por desagradecida que escribo esta nota.
Soy absolutamente consciente de la gracia que se nos otorga al tener un plato de comida cada día, más aún, una comida ampliamente recomendada por los nutricionistas.
Pero en defensa de la cantidad de veces que he debido comer este menú, por favor,  ¿podrías colocarle unas rodajas de tomate siquiera? ¿O una hojita de lechuga? ¿Tal vez un ramito de perejil?
O derechamente ¿por qué no cocinamos otra cosa?




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 Pero él ordenó que se abrieran los cielos;
    abrió las puertas del cielo.
Hizo que lloviera maná para que comieran;
    les dio pan del cielo. 
 ¡Se alimentaron con comida de ángeles!
    Dios les dio todo lo que podían consumir.


Salmos 78: 23-25


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2 comentarios:

Fernando dijo...

Me gusta el pollo con arroz, el pollo solo y el arroz solo.

Tiene el encanto de que es un plato barato, Ojo Humano, quizá se puedan dedicar los pesos que sobran a ayudar a los pobres. Y también es importante: el pollo es fácil de cocinar, el arroz es fácil de cocinar, pero hay que tener cuidado con el tiempo, el pollo puede quedar duro, puede quedar deshecho, el arroz puede pasarse, el arroz puede no llegar, es fácil pero hay que tener cuidado, igual que con la propia vida cristiana.

ojo humano dijo...

En el caso de los evangélicos eso nunca sucede. El pollo es perfecto en su cocción y también el arroz. Como aquel refrán "la práctica hace al maestro" se cumple totalmente entre nosotros. De tanto cocinarlo hasta yo aprendí a hacer un arroz ideal. Solo que a veces me aburre.
Un abrazo, Fernando, me parece que eres bien buen cocinero.