martes, 30 de junio de 2020

Chile gourmet.

"Así que, si ustedes comen o beben, 
o hacen alguna otra cosa, 
háganlo todo para la gloria de Dios."
1 Corintios 10:31

Es una tarde fría de invierno; la lluvia es tenue, una perfecta invitación para preparar sopaipillas con pebre.
Dicen –no me consta que sea así- que Chile tiene poca cultura culinaria. Que son superiores a nosotros los peruanos, los mexicanos o los brasileños. Hay un afán de comparación un poco insano en algunos críticos culinarios.  Cada nación tiene lo suyo, como cada persona tiene una vida, más o menos rica en sabores, en este caso.
¿Quién no ha probado un caldillo de congrio que hasta un poeta escribió la receta en una oda?
¿O una espectacular cazuela de vacuno olorosa a cilantro?
¿Un curanto?
¿Un ajiaco servido en paila de greda?
¿O la maravillosa ensalada de digüeñes con un sencillo aderezo de limón?

Tenemos unos 6.435 kilómetros de costa, regalo de Dios que solo algunos países pueden lucir y en esa costa está nuestra historia de sabores marinos. Cada producto de la tierra o el mar tiene su propio sabor gourmet, no se necesita una sofisticada preparación para degustar una delicia.
¿Quién necesita tanta originalidad cuando la creatividad está en la naturaleza misma?
Confieso que mi abuela no me dejó alguna herencia culinaria con la que podría conmover a comensales expertos; más bien mi abuela era –como decimos los evangélicos- “del espíritu” y de cocina poco, tal vez nada. Mi madre tuvo un acercamiento a los fogones por necesidad; alimentar una niña y un hermano, aparte de sí misma, la obligó a juntar especias en una olla y hervir. Eso sí, le gustaba hervir, no sé si por temor a las enfermedades o alguna manía oculta, todo debía estar bien cocido.
En la cocina de mamá cualquiera era bienvenido.
Con lo poco que le gustaba, me cedió las ollas a temprana edad, asunto que me encantó, claro está, después de varios esperpentos, el arte culinario me gustó tanto como la Biblia.
Creo que alimentar el espíritu y el cuerpo (en ese orden) es un gran oficio humano en el proceso de dar felicidad, tanto como un doctor, un músico o un ingeniero.
Los panaderos y cocineros tienen mi más grande admiración.
Por estos días –tal vez para alegrar un poco la cuarentena- nos regalan un bello libro de recetas, muchas de ellas con sabores de infancia que siempre apreciamos en todo su significado. Les dejo la dirección aquí:
https://www.youtube.com/watch?v=72wnc3RN5HA

Además algo para degustar, receta de sopaipillas:
https://palabrabreve.blogspot.com/2016/04/sopaipillas-en-las-primeras-lluvias.html

La fotografía de aquí:
https://www.traverso.cl/sopaipillas-con-pebre-traverso/

Gourmet:
https://www.significados.com/gourmet/




viernes, 26 de junio de 2020

Misionero.

El tesoro por el cual un hombre compra 
El campo donde fue escondido- 
Éste es el campo donde yace el tesoro 
Anhelo por él no debiera faltar. 
 La perla por la que un hombre 
Entrega todas sus posesiones mundanas: 
Si en la tierra donde yace la buscara, 
Aquí, gratis, la encontraría. 
Giolla Brighde


De rostro anguloso, cabello cortísimo, botas vaqueras con los jeans adentro de ellas y una sonrisa esquiva, el hombre se yergue como un foco de luz en el centro del círculo amistoso,  para contar historias de pueblos lejanos, desconocidos y anónimos a la civilización.

Había soñado tantas veces con aquellos rostros morenos que le pedían una palabra de esperanza; sabía que ese era el camino y se animó a vivir como extranjero toda su vida.
Quería ir a una selva que desconfiaba del forastero, abrir senderos donde no había siquiera una traducción del archiconocido Juan 3:16.

Coincidimos en aquel seminario; lo observo desde lejos. Sus jóvenes oyentes parecen deslumbrados por el fuego de sus palabras, la intensidad en la mirada,  ademanes decididos en las manos angulosas,  la sonrisa breve, a modo de un profeta antiguo-testamentario.

Cuando escribo estas líneas recibo noticias de aquellas tierras, el hombre ha sido llevado a un hospital, tendido en una camilla, fiebre alta, dolor, debilidad. La familia en Chile solicita oración.

Aparentemente solo.
No, no está solo, lo rodea una gran multitud de testigos invisibles, miles de fervientes oraciones se elevan  por su salud; yo también estoy ahí, cada uno de nosotros sabemos que el Dios que lo tomó por mensajero puede levantar  aun los muertos.


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Por tanto, todo el que invoque 
el nombre del Señor se salvará.
Ahora bien, 
¿cómo van a invocar a aquel en quien no creen? 
¿Y cómo van a creer en él si no han oído su mensaje? 
¿Y cómo van a oír su mensaje si nadie lo proclama? 
¿Y cómo lo van proclamar si no son enviados? 
Por eso dice la Escritura: 
¡Qué hermosos son los pies 
de los que anuncian buenas noticias!

Romanos 10:13-15

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martes, 23 de junio de 2020

Fantasmas del futuro.

“Res gestae Divi Augusti (latín: Hazañas del Divino Augusto) es una larga inscripción del primer emperador del Imperio romano, César Augusto, que ofrece un relato en primera persona de su vida y, sobre todo, de sus obras. Es copia de uno de sus tres documentos testamentarios, confiados a las vestales, y originalmente su texto fue grabado, siguiendo sus deseos, en las jambas del Mausoleo de Augusto en Roma, todo lo cual conocemos a través de la Vita Augusti de Suetonio.” (*)

De nuevo, como los históricos césares o los antiguos patriotas (eso de vivir con honor o morir con gloria), vuelve una tendencia –incluso entre cristianos- a ese indeterminado deseo de “dejar un legado” sin precisar bien a qué se refiere la frase.
Me preguntan con cierto aire de tristeza: ¿Cuánto tiempo pasará hasta que seamos completamente olvidados?
Tal vez tantos días de encierro nos están llevando a alucinar con fantasmas del futuro o deseos vagos como neblinas de invierno.
Me gustan las respuestas de amigos:
“Creo que nuestra aspiración debería ser justo y de bendición a nuestra generación. Aspirar a que nos recuerden generaciones posteriores a la que nos sigue de forma inmediata es desgastante y de mucha vanidad. En las carreras de atletismo el testimonio se pasa de uno a otro, porque es imposible correr la carrera completa a esa velocidad tan exigente y con la presión del tiempo. Es mi humilde opinión.” (C.S.) 

"Es una pregunta del fondo del corazón humano: ¿cuánto tiempo pasará hasta que seamos completamente olvidados? Pero creo que la pregunta correcta es ¿Pará qué queremos ser recordados? La respuesta normalmente estará cargada de razones vanidosas y egoístas, pero si la razón es la transmision de algo valioso, algo más grande que mi nombre, entonces el legado será de más peso que mi recuerdo personal, y ese es un buen propósito para que se preserve memoria de mí. Dice  Deuteronomio 5:10 NTV  "Pero derramo amor inagotable por mil generaciones sobre los que me aman y obedecen mis mandatos."  (T.V.)

Escribí alguna vez de mi corta –cortísima- familia, mi abuela Juanita, el tío Enrique y mi madre. Ninguno vivió para el futuro ni aspiró a dejar un legado, lo que no está mal si sabes hablar de corrido, Youtube y las redes están llenas de mensajes para la posteridad a modo de un muro tipo Res gestae Divi Augusti.
Como mis ancestros, aspiro a vivir "un día a la vez", sin rubores, remordimientos o temblores de piernas. Quiero hacer mía esa premisa del salmista:
Pero yo confío en ti,
oh Señor; digo: 
«¡Tú eres mi Dios!». 
Mi futuro está en tus manos;
(Salmos 31:15)



Fotografía tomada de la web.
 (*) https://es.wikipedia.org/wiki/Res_gestae_Divi_Augusti




viernes, 19 de junio de 2020

Granadas en invierno.


El pasado verano viajamos a comprar arbustos a un pueblo cerca de Santiago, famoso por la variedad de sus viveros llenos de árboles y plantas.
Adquirimos un boldo, laureles, crisantemos y dos pequeños granados de flor, tan decorativos siempre.
Elegimos buena tierra, un lugar apropiado y con paciencia esperamos los capullos anaranjados característicos de los granados “de flor”.
Vaya sorpresa cuando este pequeño y gracioso arbusto empezó a crear frutas.
Primero unas granadas incipientes que fueron tomando cuerpo hasta convertirse en un inesperado fruto con esos rojos dientes llenos de dulzura.
Tomamos las pequeñas granadas  con delicadeza y -como los antiguos-  dedicamos esos primeros frutos al Señor quien es el Creador y dador de toda gracia.
Cuando la muerte ronda las calles dejando tristeza a su paso, la naturaleza renace explosiva y radiante gritando  que nadie puede detener la fuerza de la vida, sea de flores, frutas o personas.


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Se encontrarán la misericordia y la verdad, 
se besarán la justicia y la paz. 
Desde la tierra brotará la verdad, 
y desde los cielos observará la justicia. 
Además, el Señor nos dará buenas cosas, 
y nuestra tierra producirá buenos frutos. 
Delante de él irá la justicia, 
para abrirle paso y señalarle el camino.

Salmos 85:10-13

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martes, 16 de junio de 2020

Preguntas que nos rondan.

Las palabras que se escriben entre los signos de interrogación muchas veces se responden solas en el tiempo, otras quedan flotando para próximas generaciones.
Mi amiga Vivi  cuenta que algunas la inquietan,  ¿volveré a abrazar a alguien en público? ¿Cómo será la vida después de la pandemia? ¿Tomaré de nuevo un café en Plaza de Armas con mis amigas?
¿Persistirá la desconfianza ante una simple tos en público?
O las que se hace un locutor en la radio,  ¿volverán las protestas violentas a tomarse las calles de Santiago? ¿Seremos más pobres? ¿Seremos más solidarios o más egoístas?

Esta quincena terminé de podar las rosas, trabajo impostergable cada año.
Otras preguntas merodean en mi mente. ¿Este color de rosa es el que vio Borges antes de quedar ciego?
Cuando voy cortando las hojas secas y los tallos viejos pienso en mi vida, cómo el Señor nos va moldeando, sacando  basuritas; año tras año, con paciencia. A veces logra cambiar algún mal hábito, a veces nuestro cambio demora, necesito más tiempo ¿por qué me amas tanto?.

Ha venido el frío a la cita anual, abrigarás  el cuerpo y ¿que hay del alma cuando ese rencor te amarga el sabor de la sopa? ¿Olvidarás la palabra mal dicha y la deuda impaga?

Mis preguntas no alcanzan niveles tan elevados como Cohelet: "¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol. 
¿Hay algo de que se puede decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido. "




 (Fotografía: Una rosa de mi jardín)


viernes, 12 de junio de 2020

La "nueva normalidad" (parte dos)

Cuando era más joven me declaraba adicta a la época victoriana como la vida ideal.
Pasado el tiempo descubrí que esta es una época sin precedentes y tal vez sea la mejor. Hablamos de los últimos 40 años.
Puedo afirmar con certeza que soy una mujer privilegiada.
Soy  ciudadana de un país democrático; mis derechos no han sido vulnerados, fui a un colegio fiscal, mamá hizo de mi educación su prioridad, aun cuando no hubo riqueza tuvimos calor en invierno y paseos al río en verano.
Nunca me sentí disminuida en mi condición de mujer o porque mi madre era soltera.
Trabajamos largos periodos sin vacaciones ni hubo domingos libres con el propósito de comprar un sitio y construir una casa. No existían subsidios del estado, financiamiento compartido o crédito bancario. Éramos lo que hoy se llama clase media baja. Las dos guerras habían dejado sus secuelas en la nación, sucesivos terremotos, maremotos, éramos un país pequeño al fin del mundo.
Reitero,  me siento privilegiada y no considero que eso sea un mérito o un demérito personal, simplemente la Gracia de Dios ha actuado a mi favor sin que logre entender el por qué.

Cuando me preguntan si con esta pandemia “seremos más pobres” o cuando leo de un edil que asegura “seremos más pobres pero más felices” considero que el temor a las  carencias no es el quid del asunto. Sin duda no se es “más feliz” porque sufras estrecheces, eso es una falacia. Ni necesariamente eres “más feliz” porque hay abundancia; prueba de eso es la historia del rey Salomón, archi-super-hiper rico y expresa “Cuanto más tengas, más se te acercará la gente para ayudarte a gastarlo. Por lo tanto, ¿de qué sirven las riquezas? ¡Quizás solo para ver cómo se escapan de las manos! La gente trabajadora siempre duerme bien, coma mucho o coma poco; pero los ricos rara vez tienen una buena noche de descanso.
(Eclesiastés 5:11-12 NTV)
Sin duda existe incertidumbre en la economía mundial. ¿Qué podemos hacer para prevenir un desastre personal?
Tal vez tomar algunas medidas que nos aconsejan los que saben un poco más de economía: no se endeude, guarde algo de alimentos no perecibles, no compre suntuarios, no venda sus activos, etc. Hay buenas páginas financieras en Internet, saca provecho de ellas.
Mi mejor opción es confiar en la Gracia y en la promesa que nos dice el Señor Jesús:
Esas cosas dominan el pensamiento de los incrédulos, pero su Padre celestial ya conoce todas sus necesidades. Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás y lleven una vida justa, y él les dará todo lo que necesiten. (Mateo 6:32-33 NTV)

Y arriba brilla el sol.
Anoche llovió, de mañana a la luz del sol se ve el cielo limpio de smog.


















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Fotografía superior: Una playa de Alemania guarda el distanciamiento social. Mayo 2020


martes, 9 de junio de 2020

La "nueva normalidad" (parte uno)

No sé si es una cualidad o una limitación esa herencia educativa de mi madre; me enseñó a mirar siempre hacia adelante.
Si había un problema en casa ella no se detenía en lamentos o llantos, de inmediato pensaba en la solución. 
No añoraba nada de su pasado, aunque a veces hablaba con cierta melancolía de la segunda guerra y la pobreza que pasó con la abuela. 
Ambas, mujeres de esfuerzo, trabajo  y resistencia. 
Cuando la abuela murió no vi a mamá lamentarse o llorar. Había que trabajar para alimentar la familia.

En estos días muchas personas  suspiran por lo que perdieron y tal vez sea algo que no podrán recuperar o pasará un tiempo largo de espera. Eso los hace sufrir. 
Mi amiga A. se fue a un pueblo del Sur. Nunca pudo encajar en otra comunidad cristiana porque se quedó atada a la nuestra. Tal vez fui cruel cuando le dije, “olvídanos y busca nuevas amigas cerca de tu hogar.” No pudo. Hoy vive confinada, sola, sin redes cercanas de apoyo. Me llama, conversamos. Si tuviera una emergencia estamos a kilómetros de distancia, solo encomendarla a la gracia y cuidado de Dios. 

Añorar el pasado puede ser un excelente ejercicio mental, visualizar el futuro nos da la energía para superar las pérdidas. 
No sé cómo lo has hecho para liberar tu alma. No sé qué tan doloroso será dejar atrás hábitos, costumbres, aun una idiosincrasia nacional para poder entrar en lo que algunos han definido como “nueva normalidad”. 
 Algo perderemos para que pueda crearse algo nuevo que nos afirme en la fragilidad de la vida.


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No digas: 
«todo tiempo pasado fue mejor», 
pues no sabes si en verdad lo fue.

Eclesiastés 7:10

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Fotografía de mi calle, recreación en Power Point.


viernes, 5 de junio de 2020

¿Cuál es el mejor producto para sanitizar?

¿Por qué no funcionaron las cuarentenas dinámicas en Santiago?
¿Cómo mantengo el distanciamiento social?
¿Es útil el uso de mascarilla en la calle?
¿Qué pasará con la economía poscoronavirus?
¿Cuánto afecta a la salud psicológica el confinamiento?
¿Cuál es el mejor producto para sanitizar?
¿Se mantendrá el teletrabajo en el futuro?
En los post anteriores intentamos reflexionar acerca de estas preguntas. Han surgido otras y las iremos desmenuzando de a poco.


Mi abuela lavaba su pelo y ropa con quillay.
Mi madre lo hacía con perlina y radiolina.
Hoy el rey es el cloro que –según mi amiga Isa- no es adecuado manipularlo sin guantes.
Mi amigo F. vende amonio cuaternario para diluir.
Otro me proporciona lysoform a precio módico.
Alcohol gel agotado en mi barrio.
La naturaleza nos regala diversas plantas con las que sobrevivieron los antiguos. Sin duda la inventiva humana y el emprendimiento comercial han contribuido a tomar cada vez más medidas de limpieza, el baño diario, la ventilación de habitaciones, lavado frecuente de manos y todas esas buenas indicaciones que se transforman en hábitos.
Somos frágiles y fuertes a la vez.
Unos amigos contagiados con covid-19 me cuentan que ni siquiera hicieron reposo. Solo la cuarentena obligatoria en familia. El cuerpo se defiende con sus propios recursos.

¿Cómo limpiar o cuál es la mejor forma de sanitizar?
Les dejo varias páginas de expertos; mi conclusión es que mejor tener hábitos de limpieza –qué duda cabe-, pero no nos transformemos en Howard Huges de la noche a la mañana.
La perseverancia en todo tipo de actividad será nuestra mejor arma, se trate de estudios, compras, sanitización u otro.
Te deseo buena salud.

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Y dijo Dios: «¡Miren! 
Les he dado toda planta que da semilla y que está sobre toda la tierra, 
y todo árbol que da fruto y semilla. 
Ellos les servirán de alimento. 
Para toda bestia de la tierra, 
y para todas las aves de los cielos, 
y para todo lo que repta sobre la tierra 
y que tiene vida, toda planta verde les servirá de alimento.» 
Y así fue. 
Y vio Dios todo lo que había hecho, 
y todo ello era bueno en gran manera. 

(Génesis 1:20-31)
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Fotografía flor del quillay tomada de aquí:









martes, 2 de junio de 2020

¿Cuánto afecta a la salud psicológica el confinamiento?

No sé qué tan drásticas sean nuestras cuarentenas si una gran cantidad de personas siguen contagiándose cada día.
Miro mi calle, autos circulando con normalidad, jóvenes caminando por las veredas, filas enormes en los bancos, no sé si están confinados solo los niños y los ancianos. 
Especialmente los jóvenes soportan poco –poquísimo- la falta de movilidad. Más aún si no tienen acceso al tele-trabajo y viven “al día”. 
Los recluidos en su hogar se resisten al deseo de salir (al ver cómo circulan las personas) y por otro lado el temor los paraliza en la puerta. 

Construimos un mundo compartido en la externalidad. Escuelas, parques, estadios, trabajos, iglesias, malls; gran parte del tiempo lo vivimos lejos de casa, tanto que algunas zonas se les designa como “comunas dormitorio”. Y de pronto la ley nos obliga a quedarnos en un lugar de forma permanente, aunque sí, por un determinado tiempo. Unos, dos, tres, cuatro días se transforman en unas pequeñas vacaciones, pero ¿semanas? ¿meses? 
Una amiga me cuenta, “he pintado todas las paredes, todo el orden, mi departamento brilla, he maratoneado Netflix, estoy tejiendo, aprendí a amasar, ya no me quedan ideas."  El aislamiento es una prueba para el carácter, un fortalecimiento a la paciencia (a veces no hay mucha), un análisis profundo a la calidad de nuestras relaciones, un curso de aprendizaje en convivencia. 
La cuarentena podría transformarse en una prisión abominable o un retiro espiritual.

Algunos tips para conservar nuestra salud mental:
1.- Personalmente creo que la Palabra de Dios calma todas las inquietudes si logramos una mínima concentración. He descubierto que oírla es tan bueno como leerla.
2.- Orar y escuchar música, actos sencillos y poderosos.
3.- Conversar, ahora que las compañías han liberado las RRSS, podríamos hablar gratis hasta con los chinos. Animar a los que están solitos es una gran labor.
4.- Hacer algo con las manos. Tender la cama, barrer, ordenar, planificar, podar el jardín, cultivar algo en macetero,  mil verbos por conjugar. 
5.- Mirar una serie, particularmente estoy en  Heartland; no somos misántropos ajenos al mundo que nos rodea.. 
6.- Hacer ejercicio. Definitivamente y en todo tiempo, la vida es movimiento.
7.- Jugar. Solitario, ludo, con el perro, acertijos, sudoku,al emboqueetc.

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Mientras llego, 
ocúpate en la lectura, 
la exhortación
 y la enseñanza. 
No descuides el don que hay en ti, (...)
Ocúpate en estas cosas, 
y permanece en ellas, 
para que tu aprovechamiento sea evidente a todos.
Ten cuidado de ti mismo...

1 Timoteo 4: 13-16

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Fotografía tomada-editada  de la web