miércoles, 30 de enero de 2013

¿Cuánto es suficiente?

Hace algunos años los evangélicos eran de clase baja o media.
Nada de joyas costosas, ternos de diseñadores o camionetas de lujo.
 Hoy él llega con su 4x4 rojo, se estaciona con prudencia, cuida su “joyita”, tanto o más que a su esposa, no se avergüenza de su éxito financiero.
Eso sí, diezma, ofrenda para misiones y de vez en cuando (sólo de vez en cuando) da vueltas la cabeza para mirar unas bonitas piernas.
 El éxito que ha tocado –como Midas- al ciudadano medio chileno, paulatinamente se ha instalado en la iglesia.

Aparte de buenos vehículos, ropa estilosa, una segunda casa propia en la playa, educación universitaria (eso de “la letra mata” es historia), los evangélicos hemos aprendido a disfrutar.
 En el pasado quedaron los “porotos con rienda” o “tallarines con salsa” cuando se invitaba a la mentada “koinonía”. Hoy es un buen asado, ensaladas a discreción, torta de postre y alguna bebida de moda.

 No, nunca osaría aguar una fiesta, ni estoy en contra de los placeres sibaríticos, conducir un buen auto, leer una interesante novela, ir al cine o de Mall.

Solo una pregunta me asalta: ¿cuánto es suficiente?
Porque al fin de cuentas el día de “ayuno y oración” pasó a mejor vida.
 Las “vigilias de jóvenes” muy a lo lejos.
 Ni hablar de repartir folletos en la calle o esos maratónicos seminarios o retiros de 3 días o más.
 La iglesia va cambiando con los cambios del país y me queda la duda si vamos por el camino adecuado.






lunes, 28 de enero de 2013

Frágil.


Digo,   la vida es una rosa
 un color que resplandece
que enceguece
brillante,  asombrosa.

Lo digo, 
más vale la opacidad de las sombras
 la sensatez ignorada
aleatoria
todos nos marchitaremos.

 

(Rosa de mi jardín, 
tanto te he cuidado
cada día cuento tus pétalos
ningún amor te retiene.)

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Plantados en la casa del SEÑOR,
florecerán en los atrios de nuestro Dios.
Aun en la vejez darán fruto;
estarán vigorosos y muy verdes,
 para anunciar cuán recto es el SEÑOR,
mi roca, y que no hay injusticia en El.

Salmos 92:13-15

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jueves, 24 de enero de 2013

Mundos de papel.


Nos sentamos a recortar papeles, revistas y periódicos.
Ellos y yo.
Ellos, niños pequeños con diversidad de intereses.
Uno juega con su avión.
Otro quiere jugo.
La de más allá solo mira.
Niños distintos, ajenos, desordenados, vitales, divertidos, modernos, con celular (y Tach), e-mail, facebook y todas esas lindezas.
Son los de nuestra Comunidad cristiana evangélica. ¿Quién lo hubiera pensado cuando los vimos nacer?
Trabajamos en un collage de papel (aunque son modernos les encanta embetunarse con cola fría), todos ensimismados pegando, escuchando la música de las hojas que alborotan cuando las recortamos.
Una casa a este lado, un árbol, un arroyo, poco a poco va emergiendo de  los dedos diminutos el paisaje que está en cada cabeza. Todos  distintos, todos alegres, un poco torpes, un poco irreales.
Un mundo interior repleto de matices, formas, detalles.
Tal vez, digo, solo tal vez, podríamos sentarnos una tarde y volver a la infancia, llenarnos las manos de pegamento, sentir la textura del papel, olerlo, rasgarlo, transformarlo en mundos de colores con formas extrañas y ficticias.
Es  posible que las manos puedan volar.


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Enseña al niño

a seguir fielmente su camino,  
y aunque llegue a anciano

no se apartará de él.


Proverbios 22:6
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martes, 22 de enero de 2013

Divago, debe ser el calor del verano.


Hace algún tiempo un amigo me dijo: “yo quiero vivir la vida  sin privarme de nada, quiero experimentarlo todo”.
Vaya, qué ambición.
La juventud exclama como el antiguo proverbio del profeta: “comamos y bebamos que mañana moriremos”, o como algunos filósofos de de la simpleza aseguran “después de esta vida no hay otra”.
Hay muchas formas de vivir.
Cada uno puede elegir la suya (si le es posible), y me parece increíble que tengamos esa posibilidad dada las circunstancias a las que fuimos sometidos.
O tal vez lo que llaman los teólogos “libre albedrío” sea una ilusión del sistema occidental que desea asegurar la idea de la libertad humana.
No lo sé.
Ni me preocupa demasiado cuando algunas de mis amigas –pensantes ellas- se intranquilizan con aquello de la “predestinación” y la “elección” de Dios sin que medie la intervención del hombre.
En realidad, Susana, no me preocupa que Dios elija o que el hombre elija su vida (o destino, como quieras llamarlo). Creo que Dios es bueno, santo, sabio y su intención no es condenarnos a vivir en la miseria o desesperación.
Tal vez sería más sabio confiar en Su Providencia antes que en  nuestro conocimiento limitado.
Basta mirar la profusa producción de mi jardín para comprender la magnífica bondad del Altísimo, su ley de siembra y cosecha inalterable a través de los siglos…
Auch…, esto parece un sermón, mejor lo dejo hasta aquí.
Déjate caer en los brazos de Dios y abandona el temor.
Su Gracia te ayudará.


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Si vivimos,

es para honrar al Señor,

y si morimos,

es para honrar al Señor.

Entonces, tanto si vivimos como si morimos,

pertenecemos al Señor.

Cristo murió y resucitó con este propósito:

ser Señor de los vivos y de los muertos.

Carta del apóstol Pablo a los Romanos 14:8-9

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(Fotografía del hibisco de mi jardín)





viernes, 18 de enero de 2013

Leer salva.

Sí, lo confieso, me gustan las listas.

Son ideas concentradas y cada una puede hacernos reflexionar largamente.
Los 10 mandamientos.
Las bienaventuranzas.
La declaración de derechos humanos
Ciertos Salmos (118 y 136)
Mi cuaderno de oración.
La lista del supermercado (guardando la distancia).

En fin, cada uno tendrá sus propios intereses y anotaciones. 

Sin embargo el documento escrito por Carlos A. Sánchez me ha parecido genial: 100 beneficios de la lectura.
Beneficio 44: Leer cambia vidas.
Beneficio 45: Leer salva.
Si quieres mirar todo el texto aquí:


Jesús practicaba la lectura.

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Jesús, cuando llegó a Nazaret,

la aldea donde creció,

fue como de costumbre a la sinagoga el día de descanso

y se puso de pie para leer las Escrituras.

 Le dieron el rollo del profeta Isaías.

Jesús lo desenrolló

y encontró el lugar donde está escrito lo siguiente:

 «El Espíritu del Señor está sobre mí,
porque me ha ungido para llevar la Buena Noticia a los pobres.
Me ha enviado a proclamar que los cautivos serán liberados,
que los ciegos verán,
que los oprimidos serán puestos en libertad,
 y que ha llegado el tiempo del favor del Señor»


miércoles, 16 de enero de 2013

A leer poesía.

¡Aleluya!, un descubrimiento genial, aunque  en la práctica ya lo habíamos comprobado, la poesía no solo es un placer, además una buena terapia para activar el cerebro.

“Los expertos descubrieron que la poesía "es más útil que los libros de autoayuda", ya que afecta al hemisferio derecho del cerebro, donde se almacenan los recuerdos autobiográficos, y ayuda a reflexionar sobre ellos y entenderlos desde otra perspectiva. "La poesía no es sólo una cuestión de…”

Para muestra, leed unos versos preciosos:

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Bendice, alma mía, a Jehová,
Y bendiga todo mi ser su santo nombre.

Bendice, alma mía, a Jehová,
Y no olvides ninguno de sus beneficios.

El es quien perdona todas tus iniquidades,
El que sana todas tus dolencias;

El que rescata del hoyo tu vida,
El que te corona de favores y misericordias;

El que sacia de bien tu boca
De modo que te rejuvenezcas como el águila.

Jehová es el que hace justicia
Y derecho a todos los que padecen violencia.

Sus caminos notificó a Moisés,
Y a los hijos de Israel sus obras.

Misericordioso y clemente es Jehová;
Lento para la ira, y grande en misericordia.

No contenderá para siempre,
Ni para siempre guardará el enojo.

No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades,
Ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados.

Porque como la altura de los cielos sobre la tierra,
Engrandeció su misericordia sobre los que le temen.

Cuanto está lejos el oriente del occidente,
Hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones.

Como el padre se compadece de los hijos,
Se compadece Jehová de los que le temen.

Porque él conoce nuestra condición;
Se acuerda de que somos polvo.

El hombre, como la hierba son sus días;
  Que pasó el viento por ella, y pereció,
Y su lugar no la conocerá más.




Salmos 103:1-16
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La noticia aquí:






viernes, 11 de enero de 2013

Si el Señor no...



Después de los trámites me detengo a mirar los titulares en el kiosco de diarios, vitrineo las revistas y converso con la diarera.
Llega una mujer preguntando algo, no le pongo mucha atención entretenida en la lectura de las noticias. De pronto alza la voz y empieza a sollozar,  la miro y me impresiona la angustia de su voz.
La escuchamos –la señora de los diarios y yo-, nos cuenta su calvario con el hijo adolescente que ha caído en las drogas, que se ha ido de la casa, que lo quiere internar, que el muchacho hasta ha llegado a robar, está flaco como cadáver, que…
Desesperada, inconsolable, demacrada, tal vez lleva noches sin dormir.
Las revistas con sus títulos frívolos parecen reírse  del dolor.
Le tomo un brazo, le ofrezco oración, “Dios no escucha”, me dice con desaliento “por todos lados han rezado tanto”, termina.
Ay, Dios ¿de dónde sacar una palabra poderosa que dé esperanza al corazón de una madre? ¿Dónde hallar la solución para los tantos hogares que sufren el flagelo de vivir con padres, hijos, madres alcohólicas, toxicómanos o adictos al juego?

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Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte
cuando todo el mundo se levantó contra nosotros,
 nos habrían tragado vivos...

 Como las aves, hemos escapado
de la trampa del cazador;
¡la trampa se rompió,
y nosotros escapamos!
Nuestra ayuda está en el nombre del Señor,
creador del cielo y de la tierra
.


Salmos 124 (NVI)
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viernes, 4 de enero de 2013

Leer, primer propósito.


¡Ah!, qué buenos propósitos cuando iniciamos un año. Hay en el aire un sentimiento de esperanza-decisión-aventura.
Creemos que los libros nos salvan (en especial El Libro).
Con esa fe nos proponemos cada año al proyecto de leer la Biblia en un año, plan aquí y aquí.
Lograrlo es una aventura y un desafío.
Pero la Biblia no solo nos abre el intelecto para la revelación del Espíritu sino que en algunos casos ha salvado la vida de alguna persona concretamente.
Es lo que nos cuenta la familia de Kurt Geiler, la historia en el interesante sitio de:
nos cuentan que por allá del año 1917 en Francia, Kurt Geiler, soldado alemán, dormía plácidamente con su biblia bajo la almohada —eso de “dormía plácidamente” es un decir, supongo que en plena Primera Guerra Mundial nadie dormía placidamente y menos un soldado—, cuando una bomba explotó. Aunque la bomba dañó parte de su Biblia, ésta sirvió como escudo protector de Geiler, quien además fue uno de los pocos sobrevivientes de la explosión."



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Bienaventurado el que lee

Apocalipsis 1:3
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