viernes, 12 de marzo de 2021

El canto de los zorzales.

 

En la madrugada me despiertan los pájaros que cantan con ánimo, como si no hubiera ningún problema en la tierra. 
Escucho sus trinos y alabo a Dios por la esperanza de vida. 
Yo también canto, aunque hay días inciertos, aunque estamos en modo de espera, aunque no todas mis oraciones han tenido una respuesta, todavía; aunque mis lágrimas no están del todo secas, sé que mi Redentor vive y volverá a caminar esta tierra.


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 "Porque ustedes mismos saben 
perfectamente bien 
que el día del Señor vendrá..."

1 Tesalonicenses 5:2

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Fotografía tomada de aquÍ:



viernes, 5 de marzo de 2021

La vida en el "paso a paso" (*)

Todas las ganas de juntarnos. En el "paso a paso", en fase 3, apertura a reuniones con más de 50 personas, la distancia prudente, la mascarilla ad doc, el alcohol, etc. 
Ya estábamos sacando los cuchillos para el asado y buscando en el closet un lindo vestido de verano; no han pasado dos semanas, retrocedemos a fase 2, cuarentena fines de semana, aforo 10, nada de condumio, ay. 
¿Será así nuestra vida? 
Porque eso de bajar los contagios está en la nebulosa. 
Veo a los trabajadores en la calle, ningún protocolo, como si fueran invulnerables, la juventud se cree Highlander, ¡vaya! 
Y nosotros soportamos las consecuencias. 
Después del mal trago, me animo. Llamo por teléfono a las amigas, una buena conversa con harta risa entremedio nos vuelve a la esperanza. Con vacuna o sin ella, con cuarentena o en libertad, estamos vivas, sanas, y Dios está en su trono.



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 Esto dice el Señor, el Santo de Israel, tu Creador: 
«¿Pones en tela de juicio lo que hago por mis hijos? 
 ¿Acaso me das órdenes acerca de la obra de mis manos?  
Yo soy el que hizo la tierra y creó a la gente para que viviera en ella. 
Con mis manos extendí los cielos; 
 todas las estrellas están a mis órdenes. 

Isaías 45:11-12 

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Fotografía:  mi barrio en cuarentena



viernes, 26 de febrero de 2021

Mermelada de pimentones.

La curiosidad no me deja tranquila. 
Un amigo llega a casa con dos bolsas de pimentones (pimientos). Este año la temporada de verduras ha sido especialmente abundante, gracias a Dios. 
¿Qué hacer? 
Congelarlos. 
Pierden un poco su textura con el hielo. 
Probemos con algo dulce. 
 Así con bastante paciencia los piqué finitos, sin pepas, un poco de azúcar (al ojo, nada preciso), una pizca de sal y fuego. Media hora de calor suave y a disfrutar una rica mermelada, distinta; acompañada de queso crema, un manjar. 



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A los que tienen riquezas de esta vida, 
mándales que no sean orgullosos
 ni pongan su esperanza en sus riquezas, 
porque las riquezas no son seguras. 
Antes bien, 
que pongan su esperanza en Dios,
el cual nos da todas las cosas con abundancia 
y para nuestro provecho.


1 Timoteo 6:17 (DHH)


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viernes, 19 de febrero de 2021

Volver o no volver.


La delicada epidermis nacional está que arde. 
Volver a clases porque “los niños están primero”. 
No volver a clases “porque no están dadas las condiciones”. 

Es posible que la mayoría de los países deban solucionar la disyuntiva de cuándo reiniciar lo que lindamente se ha dado por llamar “nueva normalidad”
Mi amiga D. asegura que pasarán años para que volvamos a la vida “de antes”. 
Así las cosas, los niños y las niñas deberán seguir con el Zoom, una madre decía que hay un celular en casa para tres alumnos de diferentes edades, no sé cómo lo hace. 
Algunos felices de regresar a sus aulas, a los amigos, al mundo social; otros con ciertas aprensiones. 
Sin duda los cambios nos incomodan, pero con buen ánimo, cuidado sanitario y perseverancia podremos superar nuestras divergencias. 
Creo. 
Hasta yo –que pasé la edad escolar- estoy ansiosa por reiniciar mis clases en marzo.


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 Escribe esto que has visto, 
 y lo que ahora sucede, 
 y lo que va a suceder después de esto.

 Apocalipsis 1:19 (RVC)


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Fotografía: Regreso a clases en Argentina.



viernes, 12 de febrero de 2021

Decisiones.

 

Antes de irme para siempre quiero leer todos los poemas del mundo,  en todas las lenguas,  los más extraños,  maravillosos y extravagantes.
Quiero leer la Biblia en todas las versiones 
Quiero escucharla en todas las voces humanas;  quiero que las palabras me eleven como alas de ángeles que flotan y un día -sin darme cuenta- estaré en el lugar de la eternidad.
Calculo que eso me llevará algunos años, no tengo prisa, las palabras son el mejor regalo que he recibido y pretendo disfrutarlas una a una hasta que se terminen en mis ojos y oídos. 




viernes, 5 de febrero de 2021

Humitas, alimento versátil, económico y delicioso

Las humitas son al verano como las sopaipillas al invierno.
Enero no puede existir (o sería muy fome) sin este genial invento. Las recetas se multiplican de generación en generación, básicamente es choclo, cebolla y albahaca, un poco de sal y aceite o grasa de algún tipo. 
Cuando el choclo está en su peak, se pueden cocinar y congelar, su precio no excede el medio dólar cada una. Más barato, imposible.
Laboriosa sí, lo reconozco, ¿qué comida rica no lo es?

Aquí va una receta sencilla:
12 choclos
1 cebolla
3 cucharadas de aceite  o manteca.
Albahaca al gusto.
Sal. 
Hilo de pitilla (o plástico) para amarrar.

Manos a la obra:

Lavar los choclos, córtalos  para separar las hojas más grandes, reservarlas.
Cortar los granos y moler en licuadora o rayar.
Sofreír la cebolla, poer sal y albahaca. Unir con el choclo licuado.
Hervir agua con sal en una olla grande.
Colocar dos hojas encontradas a modo de envase y poner la masa, plegar, atar bien y cocer una media hora a fuego medio. 
Sacar, reposar unos 5 minutos y disfrutar con ensalada de tomates.
(Particularmente las consumo espolvoreando un poco de azúcar, cuestión de gustos.)
Es una comida natural, sencilla, deliciosa  y económica.
Ruego a Dios que nunca falte pan y paz en tu mesa.


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El Señor sacia la sed del sediento
y colma con buena comida al hambriento


Salmos 107:9
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Te dejo un vídeo si te interesa:




viernes, 29 de enero de 2021

La Moda en París con o sin pandemia.

La moda tiene mucho de fantasía, ensueño y una realidad de trabajo en equipo. 
Admiro el  esfuerzo y la creatividad para entregarnos un bello espectáculo, entiendo que -en tiempos de pandemia- con restricciones y riesgos.
Tal vez no podamos vestir (o sí, no lo sé) el último modelo de alta costura pero solo mirar y admirar la belleza me pone contenta. 



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Esta es la felicidad que yo he encontrado: 
que conviene comer, beber y disfrutar 
de todos los afanes y fatigas bajo el sol,
 durante los contados días de vida que Dios da al ser humano, 
porque esa es su recompensa; 
 y si Dios concede a cada cual bienes y riquezas 
y le permite comer de ellas, 
recibir su recompensa y disfrutar de sus fatigas, 
eso es un don de Dios. 
 Porque no se preocupará demasiado de los días de su vida, 
si Dios le llena de alegría el corazón.

Eclesiastés 5:17-19 

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viernes, 22 de enero de 2021

Ausencia.


Había esa incertidumbre que calaba el hueso, la piel, las alturas de los Andes, la contaminación,  la ira, la decepción,  el embate de las olas, en los cerros la tierra moviéndose al son de su música interna,  las placas nazca bailando en 7.9, los años perdidos en elucubraciones, los libros amarillos, polvorosos, los rostros que partieron,  los que se fueron sin decir adiós y pareciera que pronto entrarán por la puerta, la angustia de lo imposible, ya no es, ya no es, ya no has venido, las manos  tiesas han olvidado hasta las limosnas, duras, inertes,  no tocan,  no abrazan, todo se ha ido en unos días y las palabras se atragantan, desean ahogar el aliento porque no estas. 
No estás. 
No estarás.



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La gente honesta muere y a nadie le importa. 
Los fieles a Dios desaparecen 
sin que nadie entienda 
que ellos son llevados 
para evitar que sean víctimas de la maldad.

Isaías 57:1
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Fotografía de:
Chiharu Shiota 
State of Being (Children's Chair) Berlin-based Japanese artist Chiharu Shiota is known for her large scale black thread site specific installations.



viernes, 15 de enero de 2021

Las palabras que unieron al mundo 2020.


Las palabras   unen,   hacen vivir...o condenan.
Este año 2020, particular, raro, sufrido nos ha dejado  palabras con las que podemos explicar nuestras vivencias y quedarán en el futuro; ellas mostrarán nuestra historia.
Para nuestro idioma, confinamiento ha sido la más relevante.
Otras le han acompañado para explicarnos la realidad:

*
Pandemia, enfermedad infecciosa que se propaga por todo el planeta y amenaza con dejarnos sin  abuelos y sin vacaciones, Chile, verano 2021.

*
Cuarentena, se creía que con 40 días bastaba. Ya vamos para el año con un ínfimo virus amenazando. 
  
*
Paso a paso, modalidad que se da como en los bailes, un paso pa,lante y dos pa,trás. 
Como una antigua canción "porque subiendo y bajando, nunca llegaremos".

*
Transición, algo intermedio, o sea, ni chicha ni limoná, algo híbrido, dudoso, ni frío ni caliente. 
Los lunes o los jueves cambia como las nebulosas, avanza o retrocede, un estado de espera permanente que a veces cansa. Chile en espera. El mundo. 

*
Mascarilla, esa, la denostada, la sujeta pera, la que proteje el cuello o sirve de collar, nunca donde debe estar...cuando está. Ese adminiculo de papel, tela, plástico o hasta de polera vieja,  puesto sobre el rostro para disimular que no nos maquillamos y que -antiguamente- la usaban los asalta bancos (bueno, ahora no necesitan mascarilla, basta un par de clics).

*
covid-19, un locutor radial le llama "bicho maldito". Invento científico, castigo de la naturaleza o invasión china, como sea  le ha dado al Minsal (Ministerio de salud) la omnipotencia de un dios. 
 
Enfermedad que  nos recuerda lo que dijo el salmista “Señor, hazme saber qué fin tendré, y cuánto tiempo me queda de vida. ¡Quiero saber cuán frágil soy!” (Salmos 39:4) Vulnerables personal y socialmente ¿cómo no podemos vencer un virus invisible sin pelearnos todos contra todos?

Un vecino alega, "ahora todos mueren de covid, nadie de enfermedades naturales".

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Coronavirus,  familia de varios hermanitos invisibles al ojo lego que se han confabulado para reírse en nuestras narices. 

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PCR, examen de sí, pero no. Un amigo salió negativo en la mañana, luego por teléfono le dicen que está positivo, toda la casa aislada, luego resultó que  era apenas un resfrío de verano.

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Distancia social, una excusa para no ir a ver  la suegra. 

*
Cepa británica, la moda 2021, una ordinariez que te contagies con cepa china, tenía que salir otra con más pedigrí.

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Nueva normalidad, 


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Cuídate, recomendación que ha reemplazado al "Dios te bendiga", adiós  o el simple chao.
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viernes, 8 de enero de 2021

Mermelada de cáscara de sandía.

 La cáscara de esta exquisita fruta me inspira a cocinarla. No puedo tirarla al compost, decido colocarle azúcar y macerarla hasta el día siguiente. Después de un par de horas de cocción, ah, un manjar. 

Si te animas, esta es mi receta.

Una sandía grande, solo la cáscara cortada en trozos muy pequeños.
Azúcar.
1 Limón.
Una manzana para darle espesor. .
Una olla de acero inoxidable o enlozada; nunca aluminio. 
2 o 3 frascos de vidrio de 1/2 kg..
10 nueces troceadas, totalmente opcional.

Preparación.
En la noche (especialmente estas de cuarentenas "dinámicas", todo está en silencio y calma),  una buena música y a pelar dejando la parte blanca y un poco de la rosada, cortar trozitos con santa paciencia, tú sabes, cocinar es eso, sentido de utilidad, conservación de la especie y un poquito de gourmet.
Mido en tazones: 10 de sandía, 4 de azúcar (si eres dulcera, 5)
La dejó macerar hasta el día siguiente en el refri, con 35 grados es mejor asegurarse.
Por la mañana coloco la olla a fuego fuerte hasta que hierve. Le bajo el calor al mínimo y le coloco el zumo del limón y la manzana rallada hecha puré. Cada cierto tiempo se revuelve, hago otras cosas, el ambiente se va perfumando. Hiervo dos frascos de vidrio recubiertos con papel de cocina por precaución. 
El tiempo de espesor dependerá de tu cocina, del ambiente invierno-verano, tu paciencia.
Tengo dos frascos para guardar y un pocillo que degustamos "al tiro".
Le coloco algunas nueces al momento de servir.
¿Mucho trabajo?
Mmmmm, sí. 
Pero te garantizo que es inigualable. Como para sorprender en un día especial.



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El que piensa bien las cosas se le llama inteligente; 
quien habla con dulzura convence mejor.


Proverbios 16:21

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viernes, 1 de enero de 2021

Confinamiento, la palabra del año.

 

"Confinamiento es la palabra del año 2020 para la Fundación del Español Urgente (FundéuRAE), promovida por la Agencia EFE y la Real Academia Española. Definido como ‘aislamiento temporal y generalmente impuesto de una población, una persona o un grupo por razones de salud o de seguridad’, este término ha marcado buena parte de los meses del año que ahora acaba. 
La crisis sanitaria derivada de la pandemia de la COVID-19 es, sin duda, la protagonista del 2020 y las medidas implementadas para frenarla han cambiado radicalmente nuestra forma de vivir y de hablar."(*)

Cada año una palabra brilla entre las muchas que se usan en nuestro idioma. 
Particularmente en nuestro país "pandemia"  y "cuarentena" han sido las más populares. Casi todas apuntan a describir lo insólito de este año y cómo lo hemos vivido. Algunos aprendieron mucho, otros lo sufrieron y algunos ya entraron al confinamiento eterno, en espera de otras realidades, más placenteras, espero.

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«¡Alabado sea por siempre el nombre de Dios!
    Suyos son la sabiduría y el poder.
21 
Él cambia los tiempos y las épocas,
    pone y depone reyes.
A los sabios da sabiduría,
    y a los inteligentes, discernimiento.
22 
Él revela lo profundo y lo escondido,
    y sabe lo que se oculta en las sombras.
    ¡En él habita la luz!

Daniel 2:20-22

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(*)  Tomado de: https://www.fundeu.es/recomendacion/confinamiento-palabra-del-ano-2020-para-la-fundeurae/
 

viernes, 18 de diciembre de 2020

Nacimiento en pandemia 2020.

Cientos de figuras del pesebre iluminan los montes rocosos de Manarola, un pintoresco pueblo de la costa italiana de Cinque Terre, que este año rinde homenaje a los trabajadores de la salud por su lucha contra el covid-19. (Foto de Marco Bertorello / AFP)

Este año han nacido niños y niñas en nuestra Comunidad cristiana. Todos crecen como lo hacía el niño Jesús después de nacer en condiciones inusuales: "Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres."
Lucas 2:52
Por los siglos de los siglos, en tiempos de guerra, en tiempos de paz, con  vientos adversos o propicios, la vida nace, se expande y nadie puede detenerla, excepto el hombre mismo. 
Celebramos la vida.








viernes, 11 de diciembre de 2020

Chocolate caliente, para entibiar los recuerdos.


Viajamos ingresando por la Cordillera de los Andes hacia los pequeños pueblos  que están a las orillas del Río Maipo.
¿Qué hacer en un  pueblo rural, alejados de la civilización?
Comer algo rico, obvio. 
Pasear por la Plaza con árboles prehistóricos.
Me invitan a beber algo dulce después del almuerzo, las alternativas, café helado, té con especias y chocolate caliente.
Con 32 grados y casi "cayendo patos asados", me inclino por el chocolate sin prever que será un hallazgo. Una singular delicia,  tal vez el mejor chocolate que he gustado, lo digo con conocimiento porque no me agrada tanto -puedo ser objetiva- como mis amigas que son adictas. Aunque disfruto uno con alto porcentaje de cacao, el mate y  un tibio  té chai son mis incondicionales. 

Han pasado los días y he querido revivir ese instante en  el sabor, pero como tú bien sabes, los recuerdos están traslapados por todo el conjunto,  el sol brillante del atardecer, el paisaje, la brisa limpia, un lugar sin covid-19,  y el afecto de la compañía, así  que es una tarea casi imposible.
Pero lo intento.
Tomo 4 cucharadas de buen cacao, dos de crema, una taza de leche y manos a la obra. Lo entibio a gusto y voy catando la cremosidad, el sabor y la dulzura. 
Luego le coloco unos malvaviscos, no puedo decir que es idéntico porque -como escribió el poeta "nunca el mismo río", pero que es una delicia, lo es, aun con 30 grados a la sombra y ausentes los amados. 
A los amigos del hemisferio Norte, pronto vendrá su invierno, tal vez compartan esta receta y sientan como yo,  que los hijos están cerca, que oyes sus risas y el susurro de sus conversaciones en una taza de chocolate que entibia los recuerdos. 
Y en eso hay felicidad también.
Disfruta.




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Cuando te llegue un buen día,
disfruta de él; 
y cuando te llegue un mal día, 
piensa que Dios es el autor de uno y de otro, 
y que los mortales 
nunca sabremos lo que vendrá después.

Eclesiastés 7:14


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La foto es de aquí:





viernes, 4 de diciembre de 2020

5 formas sencillas de desestresarse.


Estoy tentado, dijo, de ingresar a un convento. 
¿Será para tanto? 
Me tiene chato la actualidad, las noticias, la política, la pandemia, estoy sobrepasado. 
Definitivamente nuestro amigo necesita urgente unas vacaciones. 
Eso del estrés acumulado es idéntico a llenar algo, cuando se rebalsa no hay quién lo detenga. 
He sido testigo ocular del desborde del río Maipo y el mar en El Quisco, fuerzas que arrasan con lo que pillan.
Una persona con estrés puede morir o matar si llega  más allá de su límite.
Así es que me propuse ayudar a mi propio corazón con algunas sencillas prácticas que tal vez sirvan para que el elástico no se corte y deje el  derrumbe.

1.- Cuando estoy angustiada caliento agua, respiro hondo y preparo un té negro con limón y unas gotas de algo dulce ( uso stevia), azúcar, melaza, miel, lo que te guste. Ni tan caliente ni tan frío. Cuando la tibieza te recorre, bienestar puro.
2.- Oro y lloro. Sí, las mujeres tenemos ese privilegio, no hay vergüenza en confesar el llanto bien "mocoso", tirada en el suelo o en la cama. Llanto hasta que no haya lágrimas. Luego le digo a Dios toda la molestia y el dolor. Siempre salgo renovada.
3.- Escribo. Me siento en el ordenador y boto palabras sin conexión, rabia, rencor, sentimientos verdes,  pena; al final del párrafo me doy cuenta que hay un hilo interior. A veces me sirve de material o un clic y está borrado. 
4.- Escucho música con audífonos. Pareciera que la invasión de la música llena todo el mundo y va tomando los espacios internos liberándolos.
5.- Leo viñetas, chistes, monitos, diseños, historietas o tipografías. Nada muy serio.  
Bonus:
Algunas personas duermen con los ojos tapados con algo oscuro, otros andan en bici, pintan, dibujan, pegan papelitos, reciclan botellas, jardinean, comen papas fritas (no tan recomendable pero ricas), trotan, nadan, se dan una tina,salen a gritar al campo, en fin, hacer algo por una misma y olvidar por un rato la urgencia. 



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Cuando alguna vez dije: 
«Mis pies resbalan», 
tu amor, Señor, vino en mi ayuda. 
En medio de las preocupaciones que se agolpan en mi mente, 
tú me das consuelo y alegría.

Salmos 94:18-19


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viernes, 27 de noviembre de 2020

Maradona, Zurita, covid-19


La muerte es -casi siempre- un acto involuntario.
A veces con una dolorosa espera o sorpresiva; conmovedora y siempre triste. 
Cuando Diego Maradona salía a la cancha de fútbol el mundo parecía detenerse en sus pies, como si hubiera entre él y el balón un romance íntimo que apenas podíamos vislumbrar. 
Nos golpea la noticia de su partida, nos consterna, mis amigas exclaman “tan joven, qué lamentable.” Agradezco esa vida donada a nuestra generación; la emoción del gol que hace vibrar las multitudes; el júbilo que levanta los ánimos, el alborozo de un pueblo. 
Toda vida es un regalo de Dios para el mundo.

*

El pasado martes,  Raúl Zurita, poeta chileno,  recibió en España el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, otorgado por el Patronato Nacional de España y la Universidad de Salamanca, en una ceremonia presencial, guardando los protocolos covid-19. 
A sus setenta años, el poeta continúa con proyectos. Te comparto un fragmento de su discurso: 
“En un mundo de víctimas y victimarios, la poesía es siempre la primera víctima, pero es también la primera que se levanta desde su propia muerte para decirnos a los sobrevivientes que, no obstante todo, vendrán nuevos días. He intentado describir esos nuevos días y esa es quizás la única razón por la que estoy aquí. He imaginado largas sagas alucinantes, poemas interminables que se me borraban como polvo en los dedos en el momento de escribirlos; he visto el Pacífico suspendido sobre las cumbres de Los Andes y cuadrillas de aviones dibujando con líneas de humo en el cielo el rostro mi madre Ana Canessa… “ 
Para entender un escritor (y a  cualquier persona) es un acto de respeto leer su obra. 
Te dejo un par de direcciones de interés. 



 * 

"El covid-19 ha venido para quedarse -me comenta un amigo-. Les estoy enseñando a mis hijos solidaridad en el uso de la mascarilla y la distancia social."

La pandemia se mueve como la marea del Pacífico, ciertas regiones se contagian, otras decrecen para luego volver a re-infectarse. Las medidas cambiantes, en algunos lugares los protocolos exagerados, en otros ninguno. 
Muchos tienen esperanza en una vacuna que los inmunice. 
Por ahora, adoptar ciertas diligencias en el aseo, el auto-cuidado  y el respeto por el otro serán nuestra vacuna natural.

*

"Todo tiene su tiempo. 
Hay un momento bajo el cielo para toda actividad: 
El momento en que se nace, y el momento en que se muere; 
el momento en que se planta, y el momento en que se cosecha; 
el momento en que se hiere, y el momento en que se sana; 
el momento en que se construye, y el momento en que se destruye; 
el momento en que se llora, y el momento en que se ríe; 
el momento en que se sufre, y el momento en que se goza;"

Eclesiastés 3:1-4



viernes, 13 de noviembre de 2020

Convivencia vial


Viajamos 

por diversos medios.
Nuestras piernas son el vehículo básico, otros han  ayudado y agradecemos a los inventores que han venido a  acercarnos los paisajes. 
Tengo un pequeño auto (city car) donde cuatro personas pueden ir cómodamente sentadas. 
Me gustan las bicicletas, los caballos, viajaría hasta en camello, en moto, jamás. De solo pensarlo me da vértigo.
Las motos y yo hemos sido enemigas a morir. Ellas   han  quitado  la vida de jóvenes amigos en accidentes extraños (por decirlo de alguna forma) , una piedra en el camino, un viraje brusco, una frenada del que te antecede, la velocidad y un bache provocan lo fatal e irreversible.   

Pero qué duda cabe, podemos convivir pacíficamente en las rutas. No necesitamos tomar las calles como pistas de carrera, actitud  generalizada en los motoqueros o, los vehículos mayores ignorando a los pequeños como si el espacio fuese propio. 




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 Si es posible, 
y en cuanto dependa de ustedes,
 vivan en paz con todos.


Romanos 12:18 NVI

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viernes, 6 de noviembre de 2020

Cuando un amigo se va


Voy al funeral de un amigo. 
El sentimiento de ausencia es aún más intenso por los protocolos sanitarios, nada de abrazos (que sí los hubo), distancia entre los asientos, nada de refrigerio, limitada cantidad de personas, solo unos minutos en el interior, la autoridad ha sido rigurosa, aun cuando su partida fue por otras causas. 

Es interesante ver cómo la familia cristiana tiene esa reacción noble ante un desenlace inesperado, esperanza y tranquilidad. Fuimos de la misma generación así que es invariable pensar que estoy acercándome ligeramente a lo invisible. 

 Esta tarde, regresando a casa todo me parece único, esencial, nada cotidiano. Hasta el sonido destemplado de la ciudad me provoca un agrado desconocido, un zorzal canta en el jardín y no puedo dejar de pensar que por generaciones seguirá aquí, con la misma canción para los que habitarán esta casa. Todo es precario y maravilloso cuando el halo de la muerte pasa cerca; los minutos se vuelven preciosos.


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Pues sabemos que, 
cuando se desarme esta carpa terrenal en la cual vivimos 
(es decir, cuando muramos y dejemos este cuerpo terrenal), 
tendremos una casa en el cielo, 
un cuerpo eterno hecho para nosotros 
por Dios mismo y no por manos humanas. 

 2 Corintios 5:1 NTV 

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viernes, 30 de octubre de 2020

Pandemia

 

¿Y si lo considerara
como los judíos consideran el sábado,
el más sagrado de los tiempos?

Deja de viajar.
Deja de comprar y vender.
Renuncia, solo por ahora,
a intentar hacer el mundo
diferente de lo que es.
Canta. Ora. Toque solo a aquellos
a quienes encomienda su vida.
Centro hacia abajo.
 
Y cuando su cuerpo se haya quedado quieto,
extienda la mano con su corazón.
Sepa que estamos conectados
de formas aterradoras y hermosas.
(Difícilmente podría negarlo ahora).
Sepa que nuestras vidas
están en manos de los demás.
(Seguramente, eso ha quedado claro)
No extiende las manos
Extiende tu corazón.
Extiende tus palabras.
Extiende todos los zarcillos
de compasión que se mueven, invisiblemente,
donde no podemos tocar.
 
Promete a este mundo tu amor,
para bien o para mal,
en la enfermedad y en la salud,
mientras todos vivamos.
 
–Lynn Ungar 11/03/20




(Tomado desde aquí: 

http://www.lynnungar.com/

Ilustración: Joán Miró, Esperanza)





viernes, 23 de octubre de 2020

Incertidumbre “non grata”.

No estamos hechos para vivir como “loros en el alambre”, en otras palabras “caminando por la cuerda floja”. Podemos resistir por un tiempo pero la vida humana necesita la paz interior y exterior. 
Los sociólogos buscan la estabilidad en las estadísticas, las encuestas, las matemáticas predictivas. 
Los augures en las hojas de árboles sagrados, las estrellas, los ancestros o los espíritus. 
Los políticos proponen una nueva constitución, la que votaremos este domingo próximo. 
Los cristianos elevan sus ojos al cielo con fervientes oraciones. 
Diferentes formas, un solo objetivo, aunque podríamos concordar que la vida en sí misma es permanentemente incierta (suena a contradicción, por supuesto) en un mayor o menor grado. 

¿Por qué nos invade la incertidumbre cuando los evangélicos declaramos que “Dios tiene el control”?
¿Por qué se nos vuelven las piernas de lana cuando oímos algún mal pronóstico para el futuro? 
¿Por qué tenemos miedo al cambio? 
Nos eriza el cabello no saber el mañana, en especial en este aire polarizado que nos asedia incluso dentro de los hogares. 
Muchos preguntan cuándo podremos reunirnos en nuestra comunidad, miramos hacia Europa con su regreso a contagios sanitarios; miramos al norte y sus prontas elecciones y cómo afectarán nuestra nación, observamos el ambiente interno con su violencia y algunos susurran “signos de los tiempos”, otras “nada qué hacer”, los más bíblicos “nada nuevo bajo el sol” y los pesimistas “más de lo mismo”.

El futuro impredecible está aquí. Los cambios llegarán con buenas o malas decisiones de otros o nuestras. 
¿Qué podemos hacer? 
¿Esperar que la marea suba y quedarnos tendidos en la playa mirando la luna?  

Es un buen momento  para recordar las palabras de nuestro Señor Jesucristo: 
"Estas cosas les he hablado para que en mí tengan paz. En el mundo tendrán aflicción; pero confíen, yo he vencido al mundo.» (Evangelio de Juan 16:33)
 Que haya paz en tu alma.