lunes, 17 de marzo de 2014

Hoy tembló.

Si no somos el país más sísmico del mundo, andamos re’ cerca. 
Todos los días se nos mueve el piso en cualquier lugar, Norte, Sur, Centro, la tierra no discrimina. 
Como lo expresa un dicho común “a todo se acostumbra el ser humano”, los movimientos grado 6 ya ni nos sorprenden. Más aún, seguimos la rutina sin señales de correr hacia donde sea. 
Cada chileno (a) tiene incorporado en su ADN este “temblequeo” como parte de la idiosincrasia. 
Pobres extranjeros, la pasan negra…bueno, hasta que se acostumbran. 

Las inmobiliarias siguen construyendo en altura con una fe envidiable. La gente compra departamentos sin reservas preocupados del  “¿ cómo lo vamos a financiar ?”  y, dispuestos a soportar el vaivén de cada día. 

¿Será como Jesús dijo que sucederá antes que regrese: y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares? (Mateo 24:7) 



3 comentarios:

AleMamá dijo...

Toyita mi amiga querida, acá estoy regresando de a poco.
Esta muy buena tu entrada de hoy porque ¡vaya que se nos ha movido el piso!
¿No te pasa de que basta que te digan que conserves la calma para perderla? Ayer al ver las noticias de Iquique y su temblorón de 6,7 Richter y oir las sirenas se me paraban los pelos de nervios. Cada chileno tiene en su genoma -como bien dices- la consideración por los sismos, tanto, que creo que solo acá se le dice "de mediana intensidad" a temblores de mas de 5 Richter.

Fernando dijo...

Una conocida mía, española, estuvo en Santiago cuando el gran terremoto de hace 2 o 3 años. Fue de las peores experiencias de su vida, estaba durmiendo en el hotel.

En España, gracias a Dios, apenas hay movimientos. Pero recuerdo con horror lo ocurrido hace algunos años, cuando la manilla de la puerta empezó a vibrar sola, como si hubiera un fantasma. Fue un susto terrible, pese a que apenas se notó el seísmo.

ojo humano dijo...

Querida Ale, es una alegría leerte de nuevo. Ruego a Dios que seas sanada completamente...y vuelvas a tus sabrosas historias.

Fernando, debe ser un placer enorme vivir donde no tiembla. Aunque a veces nosotros hemos tenido tiempos más tranquilos. Y aunque no se tiene miedo, igual es incómodo.
Un abrazo.