Un libro es un sueño con los ojos abiertos.
Un libro es una aventura con asiento en primera fila.
Los habitantes de espacios urbanos tienen la posibilidad, algunos la toman, otros prefieren dormir (que no está mal) o escuchar música (que tampoco está mal, claro que no).
Cuando viajo observo los rostros de los que leen.
Tienen un brillo intenso en los ojos, una ansiedad en el labio inferior, se me figura que las manos van a volar, cuando nos miran pareciera que están perdidos, como si volver al espacio pegado a la tierra fuese un desencanto insuperable.
Me siento confiada cuando voy al lado de alguien que lee. A veces espío de reojo, habitualmente es alguna novela, habitualmente es alguien joven.
Eso me alegra, me da esperanza en el futuro de la ciudad, mientras haya lectores habrá cordura (creo).
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Ninguno tenga en poco tu juventud,
sino sé ejemplo de los creyentes en palabra,
conducta, amor, espíritu, fe y pureza.
Mientras llego,
ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza.
1 Timoteo 4:13
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(Fotografía de Su Blackwell)