viernes, 22 de junio de 2018

Fumar o no fumar, una cuestión costosa.

Mirando estas estadísticas recordé una viejísima canción que se usó hace un par de años en algún folleto,  justamente contra el tabaquismo,  "Fumar es un placer, genial..."

Para los evangélicos en Chile nunca hubo duda, fumar es malo para la salud y para el bolsillo.
Aun así, nuestro país no puede esconder su alta tasa de fumadores.
Alcohol y cigarrillo, non grata compañía.
Mi duda es ¿por qué somos adictos a eso que sabemos nos hará daño al organismo?

Estoy en la fila del súper. Una linda muchachita compra un paquete de cigarros, casi 10 dólares.
Me espanta el alto precio.
Y me apena percibir en su futuro esa piel lozana  opacada por el humo.

Supongo que cada persona sabe cómo quiere gastar su dinero.



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Porque la protección de la sabiduría 
es como la protección del dinero, 
pero la ventaja de conocer la sabiduría 
es que da vida a los que la poseen. 

Eclesiastés 7:12  

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6 comentarios:

Susana dijo...

Es un vicio. Un beso

Fernando dijo...

Doy gracias a Dios porque mis padres odiaban el tabaco y el alcohol y nos educaron a sus hijos en ese odio. En España, en general, siempre se los ha visto como vicios simpáticos, propios de gente que sabía vivir. Pero ambos son muy malos -como tú dices- para la salud y para el bolsillo.

Y sí, quien esté libre de pecado que tire la primera piedra: es tremendo que la chica gastara 10 $ en fumar, pero quizá ella pudiera pensar lo mismo de otros gastos que tenemos los demás.

ojo humano dijo...

Susana, un vicio de alto costo. Lástima ¿verdad?

ojo humano dijo...

Así es, Fernando.
Mi lucha es con el pan. El doc dice que debo bajar la ingesta, ay, cada día los hacen más sabrosos.
Cada uno tiene sus luchas, más o menos peligrosas.
¡¡¡ Que disfrutes tu buen verano!!!

Silvia Parque dijo...

Tengo una amiga oncóloga que dice que prácticamente todo es peligroso, que no vale la pena estar fijándonos en lo cancerígeno que puede ser esto o aquello, excepto fumar: que de eso sí hay que cuidarse.
Yo creo que está claro que hacemos cosas que nos hacen daño porque algún beneficio recibimos: se siente bien o alivia el estrés momentáneamente, por ejemplo. Si fuéramos pura racionalidad, el hecho de saber que un hábito nos sale muy caro o es altamente perjudicial nos haría dejarlo; pero somos también emoción, inconsciente (mucho inconsciente), impulso.
Me gusta como lo expones, desde el respeto; poniendo por delante la libertad del otro y admitiendo que también tienes tus luchas. En todos tus textos se encuentra esa posición de compartir sin santurronería ni afán aleccionador; yo lo aprecio.
La verdad es que también me escandaliza lo que puede costar una cajetilla de cigarros; pero he llegado a comprender la necesidad que tienen de ellos algunas personas. El papá de mi hija trató de dejar el hábito varias veces; pero desde que ella nació, su "tiempo sin fumar" se ha extendido en cada intento. Creo que tiene más de un año sin hacerlo. Lo hace para durarle más (a la niña). A veces se necesita la motivación adecuada. Cada caso es singular.

ojo humano dijo...

Gracias, Silvia, a mí también me gustan tus historias y aventuras.
Un saludo cordial