lunes, 10 de marzo de 2014

Impuntual.

Nunca llegó a tiempo a ninguna parte. 
El día de su funeral esperamos más de dos horas, según explicó su familia, había ordenado que nadie la viera sin acicalarse como es debido, causa primaria de la impuntualidad.
- ¡ Jamás saldré a la calle sin maquillaje !, me dijo un día. 
Cuando se dignó a aparecer hasta el clérigo se había dormido en un asiento, el cementerio había cerrado y las plañideras ya no tenían lágrimas.



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Hay una temporada para todo, 
un tiempo para cada actividad bajo el cielo. 
Un tiempo para nacer y un tiempo para morir. 
Un tiempo para sembrar y un tiempo para cosechar. 


 Eclesiastés 3:1-2 


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3 comentarios:

Fernando dijo...

Jejejeje.

¿Creerás creer, Ojo Humano, que el empleo va tan mal en España que ahora hay chicos que estudian la profesión de arreglar y maquillar los cadáveres? El hijo de una amiga mía lo está estudiando, para horror de la familia.

Luisa dijo...

jajajaja mujer tenía que ser :)
Un beso

ojo humano dijo...

De todo se puede dar en el mundo, Fernando, nos han quitado el asombro.

Luisa, gracias por la visita y el comentario. Quise entrar a tu blog y el sistema no me deja. Por cierto, feliz cumpleaños.