miércoles, 6 de noviembre de 2013

El trabajo de escribir.

"¿Qué será de mis versos? ¿Quién los leerá?", se pregunta un poeta.
Detrás de las interrogantes surgen otras. ¿Importa que alguien lea lo que escribimos?
Vaya que sí importa, el leitmotiv (*) de la vida es nuestro reflejo en los otros.

A veces nos persigue una idea, otras estamos vacíos y secos.
Nada de pensamientos brillantes, apenas imágenes y destellos que quieren hacerse palabras y no lo logran.
La mayor parte de los días luchamos con la cotidianeidad de las cosas, acostumbrados al color y  sabor de la costumbre.
Mi amigo F. siempre dice que el trabajo de crear es un 5 % de inspiración y 95% de transpiración. 
Cuando pareciera que no tenemos a qué echar mano dentro de esa rutina abrumadora,  surge una frase, unas líneas que se abren paso entre la selva y el cemento como las raíces del chamico que alucinan y purifican.
La revelación nos toca y vislumbramos la plenitud.
En ese instante solo quiero que Su ojo, la mirada que rodea la tierra, se pose en esas líneas, solo eso justificará el trabajo, las lágrimas, el desaliento y la inquietud. 
Si hay lectores fieles es un regalo adicional de Su gracia.


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Jesús fue a Nazaret, 
donde se había criado, 
y en el día de reposo entró en la sinagoga, 
como era su costumbre, 
y se levantó a leer

 Evangelio de Lucas 4:16
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 (*) http://www.wordreference.com/es/en/frames.asp?es=leitmotiv

2 comentarios:

Fernando dijo...

Exactamente es así, Ojo Humano: es una suerte que tenemos los cristianos, el saber que Dios no mira constantemente, que hasta la cosa más tonta es mirada por Él. Eso nos lleva a tomarnos todo en serio, a hacerlo con amor, aunque nunca ninguna persona llegue a ver el plato que hemos limpiado, el papel que hemos recogido, el post que hemos escrito.

ojo humano dijo...

Gracias, Fernando, siempre me animas.
Un saludo desde la más rara y espectacular primavera.