miércoles, 11 de febrero de 2015

Agenda 2015...(si Dios no dispone otra cosa)

"Un camino que no te permite avanzar, no es un camino"  
(Jang Geu Rae en Misaeng) 


Pronto terminará el verano (suspiro).
Mientras escucho la banda sonora de Misaeng (una historia coreana), hago planes.
Organizo la oficina.
Ordeno la agenda del año.
Me propongo, orar con más frecuencia, leer mi Testamento -versión NTV-, más concentrada.
Ahorrar un poco más.
Volver a Pilates.
Asistir a un Retiro Espiritual.
Ayunar una vez a la semana.
Escribir un e-mail al día a alguna amiga (o) ausente.
Trabajar de voluntaria en una ONG.
Reciclar-reciclar-reciclar.
Simplificar mi taller-oficina.
Practicar juegos de memoria.
Guardar mi corazón de amarguras.
No procrastinar.
Bajar los carbohidratos (mi pan de cada día es intransable).
Respetar los horarios básicos.
 Estudiar algo.
Vender, intercambiar, regalar lo que no se usa.
Aprender diplomacia.
Mantener viva la huerta.
Sonreír más.
Reír más.
Bailar más.
Decir: Sí-yes-oui-yah- con más frecuencia.

Pronto terminará el verano (suspiro).
Mientras escucho a Vladimir Vysotsky, de la banda sonora de Misaeng (una historia coreana), planifico.
Organizo la agenda del año.


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 Y todo lo que hagan, ya sea de palabra o de hecho, 
háganlo en el nombre del Señor Jesús, 
dando gracias a Dios el Padre por medio de él.

Colosenses 3:17 (RVC)
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(Ilustración gracias a Amanda Cass) 



lunes, 9 de febrero de 2015

Prácticas obsoletas (parte 1): puntualidad.

 "No por mucho madrugar amanece más temprano".
"A quien madruga, Dios le ayuda".
"Mejor nunca que tarde". George Bernard Shaw.
"Mejor tarde que nunca"
"La puntualidad es una virtud si no te importa sentirte solo".
Autor desconocido.

He hecho una encuesta, bien básica y local.
Y he llegado a la conclusión que los chilenos somos top en impuntualidad.
En mi congregación 3% asistentes llegan media hora antes del horario establecido.
Un 10 % a la hora.
Casi un 90 % atrasados, cinco, diez, treinta minutos.
Y no falta alguno que llegue cuando nos estamos despidiendo, despistado total.

Ni hablemos de bodas, donde la novia siempre debe llegar atrasada, una amiga nos hizo esperar ¡dos horas!. Pensamos que había dejado plantado al novio.
Ser puntuales ya no es un plus, ni una virtud o una buena costumbre en mi país.
Es casi ofensivo ser puntual.
Es un reproche silencioso, es exponer la descortesía, la falta de respeto por el tiempo ajeno.
Es sacar a flote una conducta nada de considerada. Eso no se perdona.
Es como gritar en la vía pública “ladrón, ladrón” a alguien que está robando. Un amigo se ganó un puntazo en el vientre por poner en evidencia pública a un "lanza", estuvo varios días al borde de la muerte.

Exponer los defectos públicamente no deja de tener sus bemoles.
Muchas costumbres tratan de sostenerse en el tiempo - la puntualidad era bien vista, tanto como la “palabra de honor”, la austeridad, el buen nombre o la veracidad-, pero cada época tiene sus propias decadencias, tanto que se transforman en nuevas tendencias aceptadas e impulsadas por los llamados progresistas que desean cambiarlo todo.

Con el tiempo me he acomodado al cambio.
¿No es eso lo que hacemos incorporando las tecnologías y adminículos al uso hogareño?
Sería fatal vivir sin electricidad, agua potable, cocina a gas o refrigerador.
 Tal vez no vale la pena estresarse por los impuntuales –una amplia mayoría- y sentarse a esperar leyendo un buen libro, tejiendo un mantel para decorar una fiesta especial o escuchando un concierto en el celu.

Y sonreír cuando la de marras nos atosiga con excusas, que “el taco” no me dejaba avanzar, el transantiago venía a paso de tortuga, no puedo salir sin mis pestañas o tuve una llamada de última hora.

El pastor Rick Warren dice en alguna parte: “En las creencias esenciales tenemos unidad. En las creencias no esenciales tenemos libertad. En todas nuestras creencias mostramos caridad”.

¿Cambiar la praxis nacional del retraso? 
¿Se podrá?


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Pagad a todos lo que debéis: 
al que tributo, tributo; 
al que impuesto, impuesto; 
al que respeto, respeto; 
al que honra, honra.
 

Romanos 13:7

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jueves, 5 de febrero de 2015

El espino.

En la aridez de la calle solitaria crece un espino.

Nada podría tener fruto en ese lugar, alejado de casas, abandonado y seco.
Cada vez que camino cerca me detengo a mirarlo, cómo crece sin oposición o apego de otras plantas. Definitivamente de buen amigo, nada.

La generosidad del Creador ha dado belleza a este pequeño arbusto que exhibe sus flores con tenacidad y las protege con celo. Nadie podría llevarse una rama a casa para colocarla en un florero, las espinas son duras como espadas.

Invariablemente cuando lo miro recuerdo lo que dijo el Señor Jesús:
“Las semillas que cayeron entre los espinos representan a los que oyen el mensaje, pero muy pronto el mensaje queda desplazado por las preocupaciones, las riquezas y los placeres de esta vida. Así que nunca crecen hasta la madurez.” (Lucas 8:14 NTV) 


Si quieres saber más del espino:
http://www.nublenaturaleza.cl/articulos/flora/arboles/espino/

http://www.planta-medicinal.com/espino.html

jueves, 29 de enero de 2015

Ideas para una ¡gran fiesta!

Para empezar un nuevo proyecto agradezco a:

https://hechoporkit.wordpress.com/ 

Me ha enseñado que una fiesta puede ser eso y más, ¡UNA GRAN FIESTA! si le pones un poco de empeño, un resto de amor y una pizca de creatividad.






" ...para aprender sabiduría y disciplina;
    para comprender discursos inteligentes;
para adquirir instrucción y prudencia,
    honestidad, justicia y equidad;
 para volver sagaces a los inexpertos;
    y dar a los jóvenes conocimiento y prudencia.
 El sabio que los escuche será más sabio;
    y el inteligente será más hábil;
 se entenderán los dichos y el lenguaje figurado,
    las palabras de los sabios y sus enigmas."

 (Palabras del sabio rey Salomón)





jueves, 22 de enero de 2015

Cultivo stevia.

El verano avanza y la dejadez se apodera de la ciudad.
Muchos emigran a veranear.
Yo siembro, aporco, limpio, riego.
Entre las regalos que brotan exuberantes –la tierra y el agua son una dupla maravillosa-, una  mata de stevia levanta sus hojas al aire con derroche. La gracia de la stevia es su extrema dulzura que la habilita para agregarla al té, café o mate, sin aporte calórico, aunque un amigo sostiene que el cuerpo humano no necesita adiciones de azúcar o sal que solo originan daños en el sistema (según él).

Si una contribución podemos heredar al mundo cuando salgamos de él será lo que quede establecido en la tierra, como lo dijo doña Gabriela : “donde haya que plantar un árbol, plántalo tú”

Tal vez este es un verano histórico. La cosecha ha sido abundante, hemos compartido el sabor de los duraznos, la sombra de la parra, el color de los hibiscos, la invasión del zapallo que trepa hasta el sitio vecino, la belleza de la buganvilla, el perfume de las albahacas, el beneficio del aloe, la diversidad de los cactus, la amarga propiedad de las olivas, los granos de maqui, la novedad de los melones que se arrastran apoderándose del espacio.

Sí, definitivamente, la huerta es una fuente de alegría. Parece que este año la playa se quedará esperándonos.


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 No importa quién planta o quién riega; 
 lo importante es que Dios hace crecer la semilla. 
El que planta y el que riega
 trabajan en conjunto con el mismo propósito. 
Y cada uno será recompensado por su propio arduo trabajo. 


1 Corintios 3:7-8 (NTV) 


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sábado, 27 de diciembre de 2014

La hora dorada.


Me siento debajo de la vid en ciernes.
El silencio habita el espacio de la hora dorada.
El sol se refleja discretamente en los edificios -en la cumbre de Los Andes, en mi jardín-, como si no quisiera interrumpir la paz de la tarde.

En el edificio contiguo una niña entona una canción navideña con un balbuceo infantil.
Sobre las altas palmeras pían zorzales nuevos.
Las palomas bajan a beber agua en el patio donde crecen poco a poco los duraznos, las plantas de tomates y las diminutas albahacas.
Mi clepia perfuma todo el lugar.

El tiempo detenido en un instante eterno e infrecuente vuelve a moverse en la bocina estridente de algún torpe conductor que circula por la calle despoblada.



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¡Mira, el invierno se ha ido,
    y con él han cesado y se han ido las lluvias! 
 Ya brotan flores en los campos;
    ¡el tiempo de la canción ha llegado!
Ya se escucha por toda nuestra tierra
    el arrullo de las tórtolas.
 La higuera ofrece ya sus primeros frutos,
    y las viñas en ciernes esparcen su fragancia.

Cantares 2:12-13 (NVI)

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martes, 23 de diciembre de 2014

Navidad debajo de un techo de totora.

Día fresco.
Pequeña neblina.
Horizonte aclarando.
Pronóstico,  buen tiempo.
Santiago atascado.
Desvíos.
Retraso.
El automóvil nos lleva en breve tiempo por la Cuesta Barriga, grandes campos, enormes cerros, valles verdes y fructíferos.
Llegamos a un amplio espacio de juegos, rodeado de limoneros.
Pataguilla.
Una ancha casona con techo de totora, mesas rústicas, ambiente de campo, informal y limpio.
Los jóvenes se entretienen con las selfies, los pequeños juegan, las mujeres preparan jugos naturales, los hombres conversan.
Las mesas servidas, en una esquina bien decorada está la torta de cumpleaños.
Cumpleaños de Jesús.
Nadie tiene prisa, excepto, claro está, los niños que esperan sus regalos.

En el lugar no hay vestigios de algún Viejo Pascuero, ni el delirio del comercio con sus luces a toda potencia o el ajetreo de las calles saturadas de la Capital, o la desilusión al no recibir el regalo soñado.
La celebración tiene un aire festivo y cristiano.
Hablamos de Jesús, del sentido que tiene la Navidad, compartimos los alimentos –panes dulces, bebidas, jugos-, todo entre risas, discursos improvisados y villancicos sin estridencias.
Una obra de teatro adecuada a la celebración.

Observo el techo de paja y convengo que tal vez cuando nació el niño lo hizo debajo de algo parecido a esto, en un día como este, como cualquier niño nacido de mujer.


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De su plenitud todos hemos recibido 
gracia sobre gracia, 
pues la ley fue dada por medio de Moisés, 
mientras que la gracia y la verdad
 nos han llegado por medio de Jesucristo



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miércoles, 17 de diciembre de 2014

Clepia.


¡Cómo ha crecido mi Clepia!
Hace un año era una bebé, hoy se ha llenado de flores.
Todavía es uno de los mejores regalos de Navidad.
¡Gracias, Dios!, solo Tú puedes crear de la nada tanta belleza.


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 Hasta el lugar desolado y el desierto estarán contentos en esos días;
    la tierra baldía se alegrará y florecerá el azafrán de primavera. 
 Así es, habrá abundancia de flores,
    de cantos y de alegría.
Allí el Señor manifestará su gloria,
    el esplendor de nuestro Dios.


Isaías 35:1-2 (NTV)


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lunes, 15 de diciembre de 2014

Ley humana- Gracia de Dios.


                  Ley humana:
               - El que la hace, la paga.
               - Se cosecha lo que se siembra
               - Quien siembra vientos, cosecha tempestades.
               -  Palos porque bogas y palos porque no bogas.
               - Le haré morder el polvo.
               - Le pagó con la misma moneda
               - Ni perdón ni olvido
               - La venganza es un plato que se sirve frío.
               - Le sacó los trapitos al sol.
               - La ley del embudo.
               - El pez más grande se come al más chico.
               - Poderoso caballero es don dinero.
               - Del árbol caído todos hacen leña
               - El que ríe último, ríe mejor.


 Gracia de Dios: 
- Sin embargo, con una bondad que no merecemos, Dios nos declara justos por medio de Cristo Jesús...

El Señor Jesucristo, aunque era rico, por amor a ustedes se hizo pobre.... (2 Corintios 8:9) 

- Dios es tan rico en gracia y bondad que compró nuestra libertad con la sangre de su Hijo y perdonó nuestros pecados. (Efesios 1:7) 

- Dios los salvó por su gracia cuando creyeron.  (Efesios 2:8) 

- Cuando estén orando, primero perdonen a todo aquel contra quien guarden rencor (Marcos 11:25) 

- No juzguen a los demás... No condenen a otros.... Perdonen a otros, y ustedes serán perdonados. (Lucas 6:37) 

- Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer. Si tiene sed, dale de beber. (Romanos 12:20)

 - Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, bendigan a los que los maldicen, hagan bien a los que los odian, y oren por quienes los persiguen, para que sean ustedes hijos de su Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. (Mateo 5:44-45) 



miércoles, 10 de diciembre de 2014

Carentes de gracia.

Viajamos por la carretera al funeral de la Juani.
De pronto se nos cruza un auto para adelantar.
Nuestra conductora debe subir a la vereda para evitar el choque, el imprudente conductor se pierde velozmente por la autopista.
En la fila del súper alguien se demora, una mujer joven reclama.
En el Metro nadie da su asiento a los ancianos. Menos a una joven embarazada.
Suma y sigue.
Vivimos en un mundo huérfano de gracia, aun en las iglesias se practica “el que la hace la paga” aprendido en la educación humanista.
El que se humilla es mirado como alguien “raro”.
El que concede el perdón de una deuda casi un “extra-terrestre”.
Nadie cede frente a las necesidades del otro, de su cotidiano vecino.
Estamos claros que nada es gratis, ley y  orden,  ojo por ojo –no lo expresamos tan tajante-,  todo cuesta.
Cuando pienso en la gracia reuerdo al padre de la parábola del hijo pródigo.
Un padre que cede a un requerimiento extravagante “dame mi herencia”.
Un padre que sufre la ausencia del hijo.
Un padre que no reprocha cuando regresa quebrado.
Un padre que restaura al caído.
Un padre que lo defiende aun contra su hermano.

 Me estremecen mis carencias, mi mente legalista, mi ojo crítico.
Pido perdón una y otra vez.
Y Él me perdona.
No quiero olvidarlo cuando tenga que hacer lo mismo, dar de gracia (sin condiciones previas) lo que he recibido.

Tan bien lo expresa el apóstol Juan: “ El Verbo (La Palabra) se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos Su gloria, gloria como del unigénito (único) del Padre, lleno de gracia y de verdad. (Juan 1:14)” 




(Detalle de la pintura El retorno del hijo pródigo obra del pintor holandés Rembrandt.)



lunes, 8 de diciembre de 2014

Gracia.

¿Cuál es la única cosa que la iglesia puede ofrecer 
 y que el mundo no puede conseguir en ningún otro lugar? 
Gracia.”

 (John Ortberg) 

Diciembre presagia buen tiempo. 
Algunos ya van de vacaciones. 
O hacen viajes cortos a la Costa Pacífico los fines de semana. 
Yo leo. 
Nada tan gratificante después de admitir que el golpe de la violencia vivida recientemente  nos ha dejado un poco desconcertados.

Leo sobre la gracia. 
De las 199 veces que aparece (en mi versión Reina Valera '60), el apóstol Pablo se refiere a ella 20 veces en su carta a los Romanos.

Digo gracia y recuerdo la canción “Sublime Gracia”.
Pienso en mi madre que renunció a un esposo para no darme un padrastro. 
Me viene a la mente “mi amiga de milicia” en el sudeste asiático. 
Cuando digo “gracia” me inclino con gratitud delante de Dios porque ha cercado mi vida de afectos inmerecidos, regalos luminosos, días de gloria que jamás soñé. Una infancia que, aun carente de bienes materiales, fue rica en alegrías, amistades y cariño. 
Digo gracia y evoco los días donde aprendí a leer, el momento de la revelación de las palabras, la tarde cuando inclinada sobre el silabario algo gatilló en la mente y se abrió al prodigio desconocido y asombroso. 

La gracia de Dios me ha regalado millones de momentos extraordinarios, sencillos, ingenuos, exuberantes, cada uno distinto. 
Cuando en noches insomnes me tiendo a esperar el sueño, cuento una a una las bendiciones, me quedo dormida antes de poder recopilarlas todas. 
Y por sobre todo lo que ha ocurrido, lo que ocurre o ocurrirá, está la mayor gracia, el día inigualable que nace el pequeño Jesús, como un mortal, sujeto a nuestras mismas opciones y costumbres. 
Crecer, estudiar, escribir, comer, jugar, reír, llorar, los mil verbos que se conjugan en un niño y forman una vida.


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 Por la gracia de Dios soy lo que soy, 
y la gracia que él me concedió no fue infructuosa. 

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lunes, 1 de diciembre de 2014

La violencia .

Abordo el Metro a la hora punta.
La multitud aprieta, empuja, porfía por entrar a un carro atiborrado.
Una señora sube después de bastante trabajo con una bolsa de compras –nada voluminosa-, a los pasajeros no les parece bien y se lo señalan con poca cortesía.
No ha roto ninguna regla de convivencia, me parece una reacción exagerada y descortés.

Mientras el tren se mueve lentamente siento el aire de nerviosismo que se respira en la ciudad, el estrés galopante que rodea las vías de ida al trabajo o de vuelta a casa.
Me impresiona la poca tolerancia de los usuarios, aunque en su descargo debemos notar que el sistema es fastidioso, impredecible, incómodo y totalmente saturado.
Lejos está aquel Metro olor a nuevo, amigable, vías expeditas, gente contenta, hasta había asientos desocupados. Hoy, si logras subir a un carro hay que alegrarse.

El escritor Roberto Ampuero en alguna parte escribe, “ Chile, más que “un paisaje”, como lo define Nicanor Parra, o “una loca geografía”, como lo describe Benjamín Subercaseaux, es un estado de ánimo.”

Nuestros estados de ánimo en la ciudad van fluctuando entre la depresión, la euforia y la violencia.
Días donde pareciera que a todos les pisaron los callos.
Otros presurosos por llegar a ver la tv, como si de esta dependiera todo bienestar.
Días de queja contra el mundo, desde la Presidenta, los políticos (tema recurrente)  hasta el último e ignorado funcionario.

Pocos días de alabanzas a Dios.
Poca gratitud.
En las calles no se oye música.
Casi no he escuchado  las campanas.

Tal vez llegando diciembre volvamos a un estado cordial con el prójimo.
Tal vez diciembre nos traiga el regalo de la paz en el alma.

Oro por eso.



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 El que es paciente muestra gran discernimiento;
    el que es agresivo muestra mucha insensatez.


Proverbios 14:29 (NVI)

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miércoles, 19 de noviembre de 2014

Todo pasa.


 (No puedo negarlo, Juan Luis Guerra ha compuesto canciones que han hecho historia en nuestros países, en el corazón de Latinoamérica y tal vez en otros lugares ¿por qué no? 
Doy gracias a Dios por este álbum y deseo que tenga grandes y preciosos frutos para el reino de los cielos..
Un video para que lo disfrutes.)


Tú me preguntas ¿cómo nace el horizonte?
¿Como cabalga un pensamiento por el rio?
¿Cual es el vientre que dio a luz al polo norte
Temblando de frio?
¿Cómo se ordeña la mañana en primavera?
¿Cómo se afinan los bemoles del roció?
Y entre preguntas y preguntas nos llegó la tarde
Y esta respuesta te di...

Todo pasa, la ciruela pasa
El fruto la rama y la mata
Todo pasa, el pobre y el rico
Por más que te afanes te digo
Todo pasa, la harina y la masa
 El pan cotidiano de casa
Todo pasa, todo pasa, todo pasa
¿Cuál es el tono de una hormiga enamorada?
 ¿Cómo se peinan los cabellos de los lirios?
¿Quien pinta el labio de la luna
Cuando está de fiesta bailando contigo?
¿Cual es el diccionario de las aceitunas?
¿Cómo se nace por segunda vez cariño?
Y entre preguntas y preguntas al llegar la noche
Esta respuesta te di...
Todo pasa, la ciruela pasa
La uva, la rama y la mata
Todo pasa, el pobre y el rico 
Con todos sus panes, te digo
Todo pasa, la harina y la masa
El pan cotidiano de casa
Todo pasa, todo pasa, todo pasa
El viento del mar y las nubes de sal y de plata
El tiempo que va circulando en un viejo reloj 
La cuna que duerme el silencio 
 El oro con su resplandor 
El sueño del hielo, la escarcha, la osa mayor 
Yo te digo... 

Todo pasa, la ciruela pasa 
El fruto la rama y la mata 
Todo pasa, el pobre y el rico 
Por más que te afanes te digo 
Todo pasa, la harina y la masa 
El pan cotidiano de casa 
Todo pasa, todo pasa, todo pasa 

Lo único que nunca pasa es el amor 
Lo único que nunca pasa es el amor 
Aunque se muevan los mares 
Y se tambaleen los ríos 
Y la tierra se quebrante bajo el sol 
 Lo único que nunca pasa es el amor 
 Lo único que nunca pasa es el amor 
Aunque pasen las montañas 
Y se muden los caminos 
Nadie podrá separarme de mi Dios 
Lo único que nunca pasa es el amor 
Lo único que nunca pasa es el amor 
Lo único que nunca pasa es el amor 
Yo te digo... 

Lo único que nunca pasa es el amor.


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"El amor jamás dejará de existir. "

1 Corintios 13:8

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Link para escuchar en youtube:







lunes, 17 de noviembre de 2014

Orando por la ciudad.

Pienso en esa ciudad.
La ciudad donde matan cristianos.
La que los expulsa.
Una ciudad intolerante.
Un lugar en guerra, hambre y pobreza.
¿Qué será de ese lugar cuando el último hombre de Dios se extinga?
¿Morirá, Señor, toda esperanza de salvación?

 La incredulidad es como el desierto que acosa permanente las cercanías de nuestras tierras, el agua escasea, el verde que brillaba bajo el sol luce mustio y sin energía. A veces el desierto avanza con rapidez, otras las siembras prevalecen y lo detienen. Los hombres ponen todo su empeño para conservar el verdor de las fronteras y habitualmente lo consiguen. Pero la decadencia, la impunidad, el fanatismo acechan la ciudad.
La ciudad que morirá (no lo permitas).
Ruego para que el Espíritu avive lo que queda de ella, rezo por los niños inocentes, las mujeres maltratadas, tal vez como a la antigua Nínive, Dios envíe otro Jonás.


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Y el Señor (Dios) le dijo:
«Tú sientes lástima por la enredadera, 
por la cual no trabajaste, 
y a la cual no hiciste crecer; 
durante una noche creció, 
y a la noche siguiente dejó de existir. 
¿Y yo no habría de tener piedad de Nínive, 
esa gran ciudad 
con más de ciento veinte mil habitantes que no saben distinguir cuál es su mano derecha 
y cuál su mano izquierda, 
y donde hay muchos animales?»


Jonás 4:10-11
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jueves, 13 de noviembre de 2014

Nadie nos enseña a perder.

Aquella tarde del verano más tórrido que hayamos vivido, me paré a aspirar una pequeña brisa que venía del oeste, suave y perfumada.
Junto con la brisa, casi tangible, vino el recuerdo de mi amiga S. que se fue para el Norte. 
Las piernas y el pensamiento casi me derriban. “No volveré a verla y debo vivir con eso”.

Hace poco leí esta frase de Dietrich Bonhoeffer , “En primer lugar: no hay nada que pueda sustituir la ausencia de una persona querida, ni siquiera hemos de intentarlo; hemos de soportar sencillamente la separación y resistir.”

Exactamente fue eso.
Un pinchazo penetrante y doloroso. Una herida inesperada y alevosa.

Nadie nos enseña a perder. No sabemos enfrentar la ausencia, los avatares económicos, los duelos.
 Tal vez por eso se nos prohibe llorar en público -o no es "bien visto"-, a menos que una sea muy discreta.

Pienso en la madre de aquel muchacho muerto. 
Me invade el mismo pensamiento e idéntico dolor de aquella tarde de verano. Desfallecimiento, un cansancio extraño y permanente.
No lo veremos otra vez. Ella no volverá a verlo y deberá aprender a vivir esas tardes de ausencia.
Perder es el negro luto que no destiñe con el tiempo. 
No oirá otra vez la voz llamándola ni el beso en cada despedida cuando salía al trabajo.
Ni los miles de momentos inigualables que comparten madre e hijo.

¿Cómo, mi Dios, aprendemos a vivir con las pérdidas, los fracasos, los duelos?
Me inclino y ruego por ella.
Solo la gracia y el poder de Dios pueden sostener un corazón desgarrado por la ausencia de una persona amada.
Y por el mío que jamás se resigna.
Cada tarde es como la primera. Todas las alegrías son traslapadas por los que no están.

No hay tiempo ni paliativo, solo resistir.


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Todo tiene un tiempo...

Tiempo de buscar
Tiempo de perder

Eclesiastés 3:6

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lunes, 10 de noviembre de 2014

Los buenos modales


¿Están arcaicos o pasados de moda la cortesía y los buenos modales?
 Habitualmente escribo correos corporativos, avisos de eventos o invitaciones a reuniones importantes.
Solo un 10 o 15 % los responde.
Quedo con una gran interrogante: ¿llegaron a su destino aquellos mensajes? ¿Los destinatarios los leyeron? ¿Alguno asistirá? ¿Sobre qué cifra de concurrentes planificamos?...
Y así, una interrogante lleva a otra.
Más aún puede llegar a complicarse si el asunto en cuestión es con desayuno, un “coffee break” a media mañana o unos bocadillos en la despedida.

¡Ah!, el protocolo. Tan bien catalogado y tan mal en la práctica.
Una ostensible pérdida de recursos por un correo que no llegó o no se respondió, un mensaje ignorado por pereza o sencillamente mala educación cibernética.
Porque si ampliamos el espectro a los buenos modales en el comedor, en la locomoción colectiva o la puntualidad a una cita, tendríamos más historias y anécdotas que “Pedro Urdemales” perdido en el Paseo Ahumada.

 Para mejorar un poco nuestras deterioradas buenas costumbres he estado tomando uno que otro cursillo de etiqueta por internet, leyendo de aquí y de allá la buena educación que nos ayuda a convivir y a respetar el tiempo y los recursos ajenos.
Les comparto (por si se interesan, digo):

 http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/11/141031_

http://www.aulafacil.com/cursos/t616/autoayuda/autoayuda/protocolo 

http://www.protocolo.org/


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"Vuestra gentileza sea conocida por todos los hombres"

Filipenses 4:5

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martes, 4 de noviembre de 2014

Vida sana.


El tema se ha vuelto obsesivo.
Al borde de transformarse en filosofía, ideología o dogma. 
Y yo, indecisa.
¿Vegetariana, vegana, macrobiótica, naturista, crudivegetariana, omnívora, chatarrera o carnívora?

El doc dice que para vivir más sana debo abandonar las grasas, las frituras, no mucha carne, el café  y adoptar las verduras verdes, unas frutas por la mañana y bastante agua.
Ahí le vamos con el experimento, aunque mis compañeros de clases dicen que “hay que comer de todo con acción de gracias”, como lo recomienda el apóstol Pablo que no creo –ni de lejos- que tuviera en mente un grosso costillar de cerdo asado con papas fritas o un lomo a lo pobre como se estila para cualquier celebración.

Es que esto del beber y del comer se ha transformado en un tema recurrente.
Algunas amigas dan sus recetas favoritas, su forma de cocinar, un estilo de vida ecléctico y sibarita, tal vez para resarcirse de carencias pasadas o por la bonanza económica.

No sería drama si fuera personal, pero es casi un fanatismo, “tienes que hacerlo así”, “no comas esto, lo otro es mejor”, “mira, yo te voy a prestar un libro…” y otras más desinhibidas  “¿qué te va a hacer un trocito de torta?, ¡come, nomás!”

El “Dios te bendiga o muchas bendiciones” se ha transformado en “cuídate” a la hora de la despedida, como una oración o una cábala infalible.
 Abogo por la vida sana, lo más frugal posible, claro está. De ahí a andar contando calorías, proteínas o carbohidratos hay un abismo de distancia. ¿A qué recurrirían si estuviera enferma? Como lo dije alguna vez, nunca faltará el aspirante a doctor en práctica”.
Buenas sus intenciones –qué duda cabe-, en honor a la verdad, al galeno titular hay que obedecer ¿o no?


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El que come de todo, come para el Señor, 
y lo demuestra dándole gracias a Dios; 
y el que no come, para el Señor se abstiene, 
y también da gracias a Dios. 
 Porque ninguno de nosotros vive para sí mismo, 
ni tampoco muere para sí. 
Si vivimos, para el Señor vivimos; 
y si morimos, para el Señor morimos. 
Así pues, sea que vivamos o que muramos, 
del Señor somos. 


Romanos 14:6-8
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(La ilustración es de Sarah Wilkins, con mi admiración por su trabajo)



viernes, 31 de octubre de 2014

¿Por qué soy pentecostal?

Decir “soy pentecostal” es semejante a decir “soy marciano, diaguita o kawésqar ” aunque nada de eso es parecido, ni de cerca.
Un estereotipo.
Un mote.
Una etiqueta que la sociedad adhiere sobre aquellos que no entiende.

Ciertos amigos me han preguntado por las costumbres que identifican a los evangélicos pentecostales (algunos les llaman "canutos") y cuál es la diferencia con los bautistas o presbiterianos. 
Sencillamente soy pentecostal porque creo en el Espíritu Santo como Dios ¿es tan raro tener una fe más allá de las runas, el horóscopo o el tarot?

Creo que el Espíritu Santo imparte dones a los seres humanos, sí, creo en la continuación de los dones hasta hoy, dones de sanidad, acciones extraordinarias y profecías que se cumplen.
Creo que el poder del Espíritu levantó a Jesucristo de los muertos y SÍ, creo que Cristo está vivo.
Creo que Dios sana por diversos medios, incluyendo los médicos, la imposición de las manos y la oración de fe.

Creo que a veces pueden suceder experiencias místicas y trascendentes, aunque algunas estén al borde del animismo, eso no les quita valor a las verdaderas..
Creo que hay un mundo espiritual que habitualmente no percibimos.
Creo que el Espíritu nos ayuda a rogar, aunque a veces no comprendemos algunas situaciones; su poder nos fortalece para vivir la vida devota hasta el final.

Soy una pentecostal respetuosa de otras posturas, a cada persona le amanece a diferente hora, la revelación de Dios es amplia, más allá de nuestros pequeños parámetros con los que aprendemos a defendernos.
Si alguna cosa he aprendido es esta: mi hermano no es mi enemigo, aunque no piense ni sienta igual a mí. Creo que el Cuerpo de Cristo es más amplio, trascendente y eterno que nuestra modesta Comunidad, defensora de la "sana doctrina" (otro día podemos hablar de eso) y las buenas costumbres.
¡Ah!, también creo en la evangelización mundial, el perdón de las ofensas, la ayuda a los necesitados y la solución de los problemas por medio del diálogo.

Y sí, me gusta la música con guitarra, banyo, acordeón y cualquier instrumento que no suene como tarro.



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No permitan que se hable mal del bien que ustedes hacen, 
porque el reino de Dios no es cuestión de comida ni de bebida, 
sino de justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.


Romanos 14:16-17
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martes, 28 de octubre de 2014

La tragedia.

“La muerte hace preciosos y patéticos a los hombres” 
(Jorge Luis Borges) 

Un muchacho acaba de morir.
La puñalada certera, el cuerpo rasgado, agonía breve.
En el corazón de la vida, se desplomó en la vereda como una marioneta que alguien dejó de usar.
Un vecino -un samaritano que pasaba-, lo subió a su auto, veloz al hospital.
Intento vano.

Hoy fuimos a su funeral, la madre, destrozada.
Los hermanos –todos mayores que él- sin consuelo.
La mano que empuñó la daga entre rejas, perdido de su hogar, los niños llaman un padre que no regresa, la esposa alelada.

Sin esperarla, la tragedia se instaló en el barrio como una visitante incómoda, temible y ofensiva.
Nadie se siente seguro.
La muerte ha lanzado su aliento perturbador, desvalidos y precarios,  apenas nos atrevemos a salir de nuestras casas.


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Porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre; 
El nos guiará aun más allá de la muerte. 

Salmos 48:14 

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martes, 21 de octubre de 2014

Tierra fértil.

El helado invierno invita a las sopas.
De apio, de verduras o zapallo. Este último era tan delicioso que guardé unas pepas que se olvidaron entre tanta planta del jardín.
Con la tibieza de la primavera ha brotado una maravillosa planta de zapallo, hojas fuertes con pronóstico de larga y productiva vida.
La buena tierra y una poderosa semilla se complementan.

Recordé aquella parábola:
 Ahora escuchen lo que significa la historia del sembrador:… ¿Y qué significa la semilla que cae en tierra buena? Esa semilla son los que aceptan el mensaje, lo entienden y producen una buena cosecha. Darán mucho más de lo sembrado, hasta cien, sesenta y treinta veces más (Mateo 13:23)

A veces una se desalienta frente a la maldad humana (la propia y la ajena), la violencia cotidiana y tanta mala noticia. 
Observo cómo la planta crece maciza y sana. Eso renueva mi esperanza, llega un tiempo donde la semilla es imparable, siempre habrá un trozo de tierra fértil.
¡Dios, yo quiero ser esa tierra!