miércoles, 31 de octubre de 2012

Canuto-fobia.

Chistoso el calificativo.
Si no fuera ofensivo, claro está.
Hay una costumbre ancestral profundizada por el temor a lo desconocido, costumbre que nos incita a ofender o derechamente hacer una caricatura de aquello que tememos.
Eso ha sucedido con los evangélicos en Chile.
Crecí con la etiqueta de “canuta”. Nunca fue una gran ofensa para mis escasos años pues si uno lee la historia, ésta redime cualquier seudónimo humillante.  Recordemos el revelador ejemplo de don B. O Higgins, apodado “huacho”, término que nadie recuerda ni usa para un “padre de la patria” como se le considera.
Con la curiosidad de mis 10 años investigué como pude la palabra aquella, le pregunté a mi madre, al jefe del coro, al pastor de la iglesia y formé un cuadro mental de mis ancestros, con cierto orgullo por su valentía y pena por sus sufrimientos.
De mayor me di a la tarea de lecturas más profundas. Nunca me he sentido discriminada ni rara. Soy cristiana evangélica como otros son mormones, ateos, musulmanes, católicos o hinduistas.
Ni siquiera pido algún beneficio legal, sencillamente vivir la fe como otros viven la suya, en un país clasista ¿hay alguno que no lo sea?, un poco racista, un poco tolerante-intolerante, marcadamente político y cada día más incrédulo.


-------------------------------------------------------------------------
Fijemos la mirada en Jesús,
el autor y consumador de la fe,
quien por el gozo que le esperaba sufrió la cruz
y menospreció el oprobio,
y se sentó a la derecha del trono de Dios.
Por lo tanto,
consideren a aquel
que sufrió tanta contradicción de parte de los pecadores,
para que no se cansen ni se desanimen.


Hebreos 12:2-3

-------------------------------------------------------------------------


No hay comentarios: