Ella llega atrasada a todos lados.
No es gran drama porque la impuntualidad en Chile es el
deporte que se practica con más frecuencia y sin gran esfuerzo.
A modo de explicación me dice: “es que no me atrevo a salir sin pestañas”.
Claro, no se refiere a las que Dios le dio sino a las que
el Mall Chino le provee a un dólar y –según ella- le “viste” el rostro.
Para mi vanidad subdesarrollada, todavía es un ejercicio incomprensible eso de maquillarse durante horas, manicura, pedicura, estilista y etc.
Porque zapatos con tacón, pase.
Falda con medias transparentes o bordadas, de acuerdo.
Labial, ok.
Corte de cabello cada cierto tiempo.
Pañuelo al cuello, aros, pinches en el pelo, anillo, uñas
decoradas, blush, cartera a tono ¿no será
mucho lo de las pestañas?
Como decía mi abue “cada
persona sabe donde le aprieta el zapato”.
O como dice el apóstol Pablo: “Cada uno tiene su propio don
de Dios”.
Hay que tomar un curso para aprender a ponerse pestañas,
en una de esas sirve.
A mi encantadora
hermana se le ven muy bien.
Porque no todo es mística ¿verdad?
¿O sí?
……………………………………………..
Ábreme
los ojos para contemplar
las grandes maravillas de tus enseñanzas.
En este mundo estoy de paso;
¡no escondas de mí tus mandamientos!
las grandes maravillas de tus enseñanzas.
En este mundo estoy de paso;
¡no escondas de mí tus mandamientos!
Salmos
119:18-19 (RVC)
………………………………………………
No hay comentarios:
Publicar un comentario