martes, 4 de noviembre de 2014

Vida sana.


El tema se ha vuelto obsesivo.
Al borde de transformarse en filosofía, ideología o dogma. 
Y yo, indecisa.
¿Vegetariana, vegana, macrobiótica, naturista, crudivegetariana, omnívora, chatarrera o carnívora?

El doc dice que para vivir más sana debo abandonar las grasas, las frituras, no mucha carne, el café  y adoptar las verduras verdes, unas frutas por la mañana y bastante agua.
Ahí le vamos con el experimento, aunque mis compañeros de clases dicen que “hay que comer de todo con acción de gracias”, como lo recomienda el apóstol Pablo que no creo –ni de lejos- que tuviera en mente un grosso costillar de cerdo asado con papas fritas o un lomo a lo pobre como se estila para cualquier celebración.

Es que esto del beber y del comer se ha transformado en un tema recurrente.
Algunas amigas dan sus recetas favoritas, su forma de cocinar, un estilo de vida ecléctico y sibarita, tal vez para resarcirse de carencias pasadas o por la bonanza económica.

No sería drama si fuera personal, pero es casi un fanatismo, “tienes que hacerlo así”, “no comas esto, lo otro es mejor”, “mira, yo te voy a prestar un libro…” y otras más desinhibidas  “¿qué te va a hacer un trocito de torta?, ¡come, nomás!”

El “Dios te bendiga o muchas bendiciones” se ha transformado en “cuídate” a la hora de la despedida, como una oración o una cábala infalible.
 Abogo por la vida sana, lo más frugal posible, claro está. De ahí a andar contando calorías, proteínas o carbohidratos hay un abismo de distancia. ¿A qué recurrirían si estuviera enferma? Como lo dije alguna vez, nunca faltará el aspirante a doctor en práctica”.
Buenas sus intenciones –qué duda cabe-, en honor a la verdad, al galeno titular hay que obedecer ¿o no?


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El que come de todo, come para el Señor, 
y lo demuestra dándole gracias a Dios; 
y el que no come, para el Señor se abstiene, 
y también da gracias a Dios. 
 Porque ninguno de nosotros vive para sí mismo, 
ni tampoco muere para sí. 
Si vivimos, para el Señor vivimos; 
y si morimos, para el Señor morimos. 
Así pues, sea que vivamos o que muramos, 
del Señor somos. 


Romanos 14:6-8
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(La ilustración es de Sarah Wilkins, con mi admiración por su trabajo)



2 comentarios:

Fernando dijo...

No creo que haya que tomar una decisión radical, Ojo Humano. Se puede comer de todo hasta que uno comprende que esto o aquello no le conviene. A mí antes me gustaban mucho los fritos, es algo muy importante en la cocina española, hasta que comprendí que me sentaban mal. Igual con todo, hay que ir viendo lo que conviene o lo que no.

ojo humano dijo...

Totalmente de acuerdo, Fernando.