Es la previa al partido Chile-Paraguay, oficinistas apresurados por llegar a sus hogares antes que caiga la noche.
Y de pronto, entre el tráfico y la prisa, las campanas.
De alguna iglesia cercana, entre los altos edificios, amortiguando su sonido, un concierto de campanas, roncas, serenas, vigorosas, llamando, ¿a qué llaman, en realidad?
Imagino que a reunirse.
Un grito templado por la misericordia, el perdón, la acogida, la reverencia, un llamado a dejar la banalidad del momento, abandonar el sometimiento a la frivolidad, no sé.
Los judíos tocaban el shofar, algunas de nuestras congregaciones la guitarra, las trompetas o la moderna batería.
En alguna medida el sonido de un instrumento llamando es un testimonio potente al mundo espiritual.
En cada nota dice:
Todavía Dios está esperando, Dios, ¡oh, mi Dios!
Todavía está la gracia con las manos extendidas.
Todavía hay Jesucristo para salvar, ¡oh, Jesús !
Todavía…
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He aquí,
no se ha acortado la mano del SEÑOR para salvar;
ni está tan sordo que no pueda oír.
Isaías 59:1
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3 comentarios:
Así es, Ojo Humano, en medio del jaleo de la ciudad hay cosas que nos dicen: "Dios te espera, todavía". El sonido de una campana, la mano de un pobre, la violencia innecesaria, las flores, el cielo azul.
(¿Ganó Chile?)
Ganó Chile a Paraguay.
Pero el camino es largo, recién empieza. No sé mucho de fútbol pero es inevitable, está en el aire y lo aceptamos como parte de lo que somos.
Gracias por la visita.
Las tardes de los fines de semana oigo a lo lejos unas campanas llamando a misa. Casi no se usan y lo lamento pues me doy cuenta de lo que significan. Vayas o no a misa al menos nos recuerdan que Dios existe y que hay que santificar de algún modo su Día y eso es justo, necesario y oportuno.
Cariños
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