Éramos vegetarianos y de pronto nos volvimos carnívoros.
Hasta los 30 años mi tío era abstemio y se volvió alcohólico.
En las fiestas patrias se comió carne y empanadas por todo lo que no comemos en el año.
Regalamos en navidad.
Abrazamos en año nuevo.
¿Qué nos motiva a mantener el statu quo o cambiar?
¿Qué nos motiva a adquirir nuevos hábitos?
Hoy visité un enfermo.
Dice que tiene 40 enfermedades.
Ni esas dolencias le hacen cambiar sus hábitos alimenticios.
Me cuenta que hace unos días comió un estupendo trozo de costillar, acompañado de un buen vino y en la tarde un trago de whisky –por cierto-, ninguno permitido por el galeno de su confianza.
¡Ah, el placer!
Sibaritas con diabetes, gota, hipertensión, deambulando de médico en médico, feligrés de cuánta farmacia se instale en el barrio.
Golosos lamentando que “solo me permiten comer lechuga, como si fuera pájaro, ni un trocito de torta siquiera”.
El placer, poderoso motivo para vivir.
---------------------------------------------------
Su dios son sus propios apetitos
Filipenses 3:19
---------------------------------------------------