Ha sacado roncha en ciertos círculos dedicados a la alta política.
Como reza el dicho “ojos que no ven, corazón que no siente”, la controversia no se dejó esperar.
Juzgado, denostado, alabado o apoyado de manera irrestricta, a nadie ha dejado indiferente.
Porque si te refieres a que no existe en el país certeza jurídica –para ser exacta la frase es “me voy por la incerteza jurídica que hay en el país”-, todo mundo se va a sentir con derecho a opinar, hasta ignorantes en el tema, como yo.
Me da lo mismo donde el personaje se vaya.
Es más, no me incumbe en absoluto que se quede, viaje una vez al año a Chile o definitivamente se radique en la Conchinchina. Es su opción y nadie puede arrogarse la competencia para juzgar otra vida, ni por muy pública que la haya hecho (modestamente, es lo que creo).
Respetar las decisiones personales ¿ no es un derecho humano sin discriminar religión, color o tendencia política?
Lo que me llama la atención –como siempre- son las palabras.
Palabras que definen situaciones, vocablos que dan vida a una sociedad, expresiones, públicas o privadas usadas hasta el maniqueísmo.
Términos como certeza-incerteza jurídica.
He vivido en un orden democrático, no pienso que ese estado pudiera ser alterado sustancialmente, por lo menos en un plazo breve. Se habla de derechos humanos, derechos del niño, derecho de los consumidores y una no admite miedo en el ánimo, a pesar de los peligros endémicos de una gran ciudad.
Salgo de compras, viajo en Metro, en Transantiago, a pie por mi barrio, el orden en el que he sido criada me da seguridad, y claro, los cristianos tenemos un plus, la confianza que Dios guardará nuestra salida y nuestro regreso.
¿Por qué, una persona abandona la tierra donde ha vivido desde joven?
¿Es por temor a que el orden conocido se transforme en uno inmanejable?
¿Qué amenazas (reales o aparentes) lo llevan más allá de las fronteras?
¿Sabe algo que muchos no sabemos?
¿Está en peligro nuestro ordenamiento jurídico?
Muchas preguntas...
Pocas respuestas.
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"Porque Dios no considera justos a los que oyen la ley
sino a los que la cumplen.
De
hecho, cuando los gentiles, que no tienen la ley,
cumplen por
naturaleza lo que la ley exige,
ellos son ley para sí mismos, aunque no
tengan la ley.
Éstos
muestran que llevan escrito en el corazón lo que la ley exige,
como lo
atestigua su conciencia,
pues sus propios pensamientos algunas veces los
acusan
y otras veces los excusan.
Así sucederá el día en que, por medio de Jesucristo,
Dios juzgará los secretos de toda persona..."
Apóstol Pablo en carta a los Romanos 2:13-16
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