miércoles, 2 de marzo de 2016

Idus de Marzo.

Fin del verano, fin de lecturas dispersas.
Inicio de Marzo, tú sabes, “cuídate de los idus de Marzo”, tal vez estos no serán tan trágicos como aquel, pero que son laboriosos todos estamos de acuerdo.

Escolares llorando en la puerta del colegio en su primer día de clases.
Padres de compras, ese embrollado sumario de útiles escolares, hay que ser buzo de profesión para sumergirse en ese mar de papeles y requerimientos, la lista del pre kínder tan extensa y casi tan costosa como un curso universitario.

Revisión técnica del auto (aunque sea un mínimo “cacharro”), el seguro contra terceros, permiso de circulación, inicio de la rutina, el refri y la despensa vacíos, ¿cómo sobrevivir después de los bucólicos días de campo que disfrutamos sin mover un dedo?
Qué elevado precio el ocio veraniego.

No todo es tan negro en el panorama “marzístico”.
Llega a mis manos este libro: El Jesús que nunca conocí (Phillip-Yancey), editorial Vida.
Si no lo encuentran en librerías, en PDF aquí:

 Un breve párrafo de muestra: “Hay sólo una forma para resolver la tensión entre los elevados ideales del evangelio y la triste realidad de nosotros mismos: aceptar que nunca daremos la talla, pero que tampoco tenemos que lograrlo. Se nos juzga por la justicia del Jesús que vive dentro de nosotros, no por nosotros mismos.”

Inicio la lectura quitando tiempo a tareas menos relevantes.
Planifico “al callo los tiempos.
No tengo escolares que me quiten el sueño pero la rutina que se inicia en cierta medida nos toca a todos.

Decido reiniciar ciertos ejercicios espirituales que me propuse alguna vez.
Volver tiene su encanto, cómo no.


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"...aprende una lección de las hormigas.
    ¡Aprende de lo que hacen y hazte sabio! 
 A pesar de que no tienen príncipe
    ni gobernador ni líder que las haga trabajar,
 se esfuerzan todo el verano,
    juntando alimento para el invierno.

Proverbios 6: 7-8 (NTV) 

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Ilustración gracias a Sarah Wilkins

5 comentarios:

Susana dijo...

Aquí todavía vivimos en invierno. Un beso.

Fernando dijo...

Vuestro marzo es equivalente a nuestro septiembre, Ojo Humano. Y a mí septiembre (marzo en Chile) me parece un mes precioso: abres una nueva página del libro de tu vida, piensas que el nuevo año (por el año escolar) puede ser -al fin- tu gran oportunidad.

Espero que sea así en tu caso.

Y muy buena la frase del libro, aunque no la entendí del todo: es verdad que no podemos ser perfectos -salvo que la gracia de Dios lo quiera-, pero quizá sí que conviene intentarlo, como recomendaba Jesús ("sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto"): no lo vamos a lograr ni al 1%, pero está bien intentarlo.

ojo humano dijo...

Susana, ya pronto les llega la primavera.

Fernando:
Creo que marzo-septiembre son tiempos de grandes oportunidades para crecer y animarse. Ruego que vuestra primavera sea esplendorosa. Tan bella como nuestro otoño.

ojo humano dijo...

Por cierto, Fernando, estoy meditando eso de Medinaceli. Gracias por motivarme el pensamiento, aunque no sé a qué conclusiones pueda llegar.

Fernando dijo...

Quiero que sepas que desde un punto de vista católico eso no es algo normal. Los propios frailes que cuidan la iglesia advierten del peligro de superstición, el riesgo de pensar que Dios te va a hacer más caso por estar 72 horas en la calle y besar una imagen en vez de rezar piadosamente en tu casa. La gente lo hace con buena intención, pero para un católico hay un gran riesgo de superstición.