Santiago no se queda atrás.
Cada calle tiene su estilo, un intenso perfume a ciertas flores y la belleza de infinitas formas, desde las variadas buganvilias hasta el humilde chilco.
Cada flor tiene una historia que contar, como si de personas se tratara.
La rosa del Cantar de Cantares.
La pacífica flor de la pasión.
El lirio de los lirios
La poinsetia de Navidad.
Mi aromo.
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Fíjense cómo crecen los
lirios:
no trabajan ni hilan.
Sin embargo, les digo que ni siquiera el
rey Salomón,
con todo su lujo,
se vestía como uno de ellos.
Pues
si Dios viste así a la hierba,
que hoy está en el campo y mañana se
quema en el horno,
¡cuánto más habrá de vestirlos a ustedes,
gente falta
de fe!
Evangelio de Lucas 12:27-288
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