domingo, 8 de noviembre de 2015

Santiago florido.

No solo el desierto de Atacama ostenta una explosión de aroma y color en esta primavera.
Santiago no se queda atrás.
Cada calle tiene su estilo,  un  intenso perfume a ciertas flores y la belleza de infinitas formas, desde las variadas buganvilias hasta el humilde chilco.

Cada flor tiene una historia que contar, como si de personas se tratara.

La rosa del Cantar de Cantares.

La pacífica flor de la pasión.

 El lirio de los lirios


La  poinsetia de Navidad.

Mi aromo.



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Fíjense cómo crecen los lirios:
 no trabajan ni hilan.
Sin embargo, les digo que ni siquiera el rey Salomón, 
con todo su lujo, 
se vestía como uno de ellos. 
Pues si Dios viste así a la hierba, 
que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, 
¡cuánto más habrá de vestirlos a ustedes, 
gente falta de fe!


Evangelio de Lucas 12:27-288


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4 comentarios:

Susana dijo...

Qué suerte poder disfrutar la naturaleza. Un beso.

ojo humano dijo...

Verdad, es una bendición.
Gracias, Susana.

Fernando dijo...

¡¡Qué envidia!!

Y qué sensibilidad, Ojo Humano. Yo, cuando vuelve la primavera, sólo sé decir "una flor nueva", "otra flor nueva", "otra flor nueva".

ojo humano dijo...

Gracias, Fernando.
Las calles siempre tienen algo que contar, algo que oler y mirar. Te deseo un buen otoño y un invierno calientito.