miércoles, 30 de septiembre de 2015

Primavera en un rincón de Santiago.

 
Sentada en el patio observo mi pata bañarse en la pequeña pileta.
Una paloma quiere imitarla pero no se atreve.
Una tórtola pica en el prado.
Alrededor del naranjo baila un picaflor.

Nada turba la paz de la tarde.
Nada excepto el peregrino pensamiento “algún día no estaré y este patio seguirá igual”.
Recuerdo las líneas de un poema que alguna vez leí: “Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando; /y se quedará mi huerto, con su verde árbol, /y con su pozo blanco.” (*)

Aun así, tengo el presente, disfruto la bendición de esta tarde, ¿para qué preocuparse demasiado por el futuro irreversible?



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Así que, 
no se preocupen por el día de mañana, 
porque el día de mañana traerá sus propias preocupaciones. 


(Mateo 6:34)

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(*) Juan Ramón Jiménez

3 comentarios:

Susana dijo...

Yo, tambien lo pienso a menudo. Un beso.

Fernando dijo...

Ay, Ojo Humano, que el inicio me ha recordado el salmo de "la justicia y la paz se besan", cuando todo es armonía.

No hay que inquietarse porque todo siga cuando nosotros no sigamos: seguro que habrá otra chilena con sensibilidad para apreciar la belleza de la nueva primavera.

ojo humano dijo...

Susana, debe ser parte de la vida pensar en eso alguna vez.
Que tengas salud.
Un abrazo.

Sin duda, Fernando, oro porque sea alguien que aprecie la belleza que hizo el Creador para nosotros. Me hubiera gustado tener una hija, pero bueno, tengo grandes amigas que aman la naturaleza.
Gracias por tus palabras.