Ofrenda.
Da sus diezmos cumplidamente.
Contribuye para misiones.
Es dadivosa con los pobres.
De pronto tocó su puerta una rara enfermedad.
Cruel, dolorosa, persistente.
Hospital. Médicos. Prescripciones.
Ora pidiendo a Dios su sanidad.
Soy tu hija, argumenta.
Tú eres mi Sanador.
Soy tu sierva, enferma no puedo servirte, reclama.
Nada.
La enfermedad no cede, implacable.
Más dolor.
Una leve duda precede a otra, luego otra.
¿Es que Dios ya no sana?
¿No tengo suficiente fe?
¿No eres el mismo de ayer, no eres Dios Sanador?
Personalmente he visto sanidades impresionantes.
La pregunta es la misma ¿por qué unos sí y otros no?
Dios es Dios.
Nosotros somos de “toma
y daca”, tanto te doy, tanto me das. Nuestras relaciones las establecemos en el
intercambio, en la compra, el trueque, la compensación.
Tal vez algún día logremos vislumbrar la gracia de Dios.
Descubrir su misericordia.
Comprender la soberanía del Señor, Jahveh, Adonay, Kyrios.
………………………………………………………………..
“Pues, en el momento preciso,
Cristo será revelado desde el cielo
por el bendito y único Dios todopoderoso,
el Rey de todos los reyes
y el Señor de todos los señores.
Él es el único que nunca muere
y vive en medio de una luz tan brillante que ningún ser humano puede
acercarse a él.
Ningún ojo humano jamás lo ha visto y nunca lo hará.
¡Que a él sea todo el honor y el poder para siempre! Amén..”
I Timoteo 6:115-16 (NTV)
………………………………………………………………..
No hay comentarios:
Publicar un comentario