viernes, 20 de julio de 2018

El sagrado pan.

Ninguna duda, las adicciones son universales y traspasan toda clase social.
Las hay legales, ilegales, simples y fatales.
Todo puede suceder cuando se es incondicional de lo que sea.
Se puede una volver hasta coleccionista de una tendencia, sea culinaria, deportiva, política, intelectual o mística.

En mi caso, -lo confieso- mi debilidad es el pan.
Parece algo inocente, pero el doc de mi corazón me ha mandado a la nutricionista para que baje la ingesta de carbohidratos, “mejor es prevenir que lamentar”, me ha dicho con esa cara de sabelotodo que ponen doctores cuando te dan un veredicto.
Mi pan de cada día, todos los panes del mundo, pan de campo, tortilla de rescoldo, la maravillosa marraqueta, hallulla, bocado de dama, pita, de queso, croissant, dulcino, con aceitunas, con cebolla, arepa, negro integral, a la sartén, amasado con ajo, dobladitas, con semillas, cuadrado, redondo, rectangular, bollo, con cebollas como la focaccia, baguette, de maíz, de arroz, el sorprendente naan, todo vale.
Me invitan a una fiesta, ahí está una mesa con bocados deliciosos…de pan.
En un asado que se precie no puede faltar…el pan.
Desayuno, tostadas con mantequilla.
Onces, churrasca con queso o palta.
De noche, sopita de pan con cebolla y merquén.
Mi amiga Nona va a comer a los chinos (ellos solo sirven arroz) y lleva su pan en la cartera.
El pan es una devoción diaria, con su ritual de degustación incluido. Por algún motivo nos decían de niños que “no debes botar el pan, porque es la cara de Dios”.
La meta, un pan al día. ¿Quién puede soportar ese racionamiento?


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32 Jesús les respondió: 
—Les digo la verdad, no fue Moisés quien les dio el pan del cielo, fue mi Padre. 
Y ahora él les ofrece el verdadero pan del cielo, 
 pues el verdadero pan de Dios es el que desciende del cielo y da vida al mundo. 
 —Señor —le dijeron—, danos ese pan todos los días. Jesús les respondió: 
—Yo soy el pan de vida. El que viene a mí nunca volverá a tener hambre; 
el que cree en mí no tendrá sed jamás. 
 Pero ustedes no han creído en mí, a pesar de que me han visto.

Evangelio de Juan 6:32-36

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6 comentarios:

Susana dijo...

A mí me gusta comer de bocadillo. Un beso

diosdapalabra dijo...

Para el Venezolano el Pan es la Arepa.. Gracias Dios tenemos ese Pan cada dia, Dis les Bendiga.

ojo humano dijo...

Qué bien, Susana. Un bocado es una buena medida y esa es mi meta.
Un abrazo, feliz verano.

ojo humano dijo...

Estimado Instructor: He probado en Chile las arepas, son deliciosas con queso. Cerca de casa hay venezolanos que las hacen.
Gracias a Dios porque nos provee de pan natural y Pan del cielo.
Bendiciones.

Fernando dijo...

Te comprendo muy bien, Ojo Humano. Yo no puedo comprar pan para casa pues me lo comería todo en pocos minutos, sin control. Por eso lo tomo con voracidad cuando salgo a comer fuera.

Espero que la limitación dure poco tiempo y que pronto puedas volver a tomar todo el que quieras.

Chistoso lo de tu amiga que se lo lleva al chino. Nunca había oído algo así.

ojo humano dijo...

Gracias, Fernando. Es un agrado que alguien comprenda, en general somos severos con los que padecen de algún "vicio", por decirlo de alguna manera. En tiendo que el doc quiere reducir los carbohidratos por prevenir más que por hacerme sufrir.
Estoy haciendo un curso de Monitores de Salud y nos insisten con que no tanta vida sedentaria, ni tanto pan o dulces y más ejercicio. Ya ves que ahora le han puesto unos horribles sellos a TODO. Alto en azúcar, alto en grasas...etc.
Ay...