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viernes, 4 de enero de 2019

Tributo a la nostalgia (parte 2)


“Cuán suavemente, como el sueño de una flor, amor,
El viento en la hierba se mueve sobre la tensa pradera de la noche:
Observa cómo los grandes ojos de madera del bosque
Miran sobre la arquitectura de nuestra inocencia.
Tú, la aldea; Yo, el extranjero; este, el camino:
Y cada uno la obra de todos.” 
(Kenneth Patchen)

Especialmente sucede en las fiestas de fin de año.
Las personas se sienten llevadas por la nostalgia como un huracán imparable, devastador.
O como una fuerza suave que los impulsa a las arenas movedizas en la orilla de un lago, así le sucedió a mi amiga Isa, permaneció aferrada a una piedra hasta que alguien viniera a auxiliarla, todavía no se recupera del trauma.
Muchos “brexiteers” creyeron que abandonar la Unión Europea significaría volver a pertenecer a una  mítica "Gran Bretaña global".
Los catalanes añoran un pasado idealizado en busca de una independencia que se les ha complicado.
Y si de Latinoamérica se trata, los brasileños han elegido a un presidente que les promete la mano dura de orden que no han logrado por la sistemática corrupción de las instituciones.
 "Mantener a Hungría como Hungría", sostiene su Primer Ministro.

La nostalgia nos hace bien, pero llevada a la exageración no se sabe a dónde puede llegar, un movimiento, una causa, un país, una vida personal.
Mis amigas mayores aman recordar, lo que no está mal, por supuesto.
Allí también estuvo Dios presente ¿cómo podríamos negar su gloria en aquellos masivos congresos de los años 2000?
El cambio de siglo, las incertidumbres, las certezas, la galopante tecnología en el Commodore ’64, jugando a la “boulder dash” y al príncipe de Persia. Oh, ingenuidad.
Inolvidables los primeros blogs en el 2003, el despertar a las sagradas letras, los seminarios con oradores electrizantes, un aleph se viene a la cabeza.

Verdad, yo también me dejo llevar por la nostalgia, no puedo renegar de mis ancestros ni desconocer de qué estoy hecha, todos ellos son parte de una esencia indisoluble.
Pero este es hoy, este día, este minuto cuando lees y concuerdas o disientes conmigo, somos una mano pegada a un celular o al teclado de un ordenador, somos esta edad, este año 2019, este verano que, indiscutidamente, es único aun con sus 33 grados a la sombra.
Nos renovamos para poder vivir el presente, como le escribe el apóstol Pablo a los filipenses,
“...  yo mismo no considero haberlo ya alcanzado. Pero una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante,  prosigo hacia la meta para obtener el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.



(Fotografía de:
https://pixnio.com/es/)




viernes, 21 de diciembre de 2018

Para mis amigas (os) que no celebran Navidad.

Unas celebran con pavo.
Otros con asado y pan dulce.
Algunas regalan, otros reciben regalos.
Mi amiga E. sale a dar cena a las calles en nochebuena a los indigentes (recibe mi admiración).
Otros se acuestan a dormir, cansados de tanto trabajo, horas extra y demasías.
Algunos gastan miles de pesos en luces y energía para decorar árboles, ventanas, puertas o casas completas.
Otros apenas encienden una ampolleta en ahorro al gasto energético.
 Algunos celebran por su fe.
Otros no lo hacen por la misma convicción.

Un querido amigo estaba bien triste porque descubrió que Jesús NO nació en diciembre.
Otro zanjó la cuestión “si nos hemos puesto de acuerdo en esa fecha –que por supuesto no estamos seguros-, nos respetaremos”, dijo tranquilamente.

No está mal tener un pino, una buganvilia o un gomero de adorno, no está mal comer pavo, lechuga o palta, yo aceptaría hasta una ensalada de porotos con cebolla morada, no está mal recordar que somos cristianos –seguidores de Cristo- y que lo hagamos como nuestra cultura lo permita.
Lo mal está que queramos obligarnos unos a otros, a hacerlo o no hacerlo.
Tenemos mucho por celebrar.
A un hombre que nació.
A Jesús que vivió.
Al que resucitó.
Esa es nuestra fe, mi fe.

Somos libres para manifestar nuestras costumbres y creencias (todavía, gracias a Dios).
No necesito de una fecha particular para celebrar, ni un árbol o una comida, sencillamente lo hago para compartir con mis amigos, hermanos, vecinos eso que nos une como seres humanos.
Es verdad que a muchos les atrapa la desesperación por los regalos, la superficialidad y el consumismo, ¿no es eso un signo de los tiempos más que de una fecha particular?
Si mis amigas y amigos que se abstienen desean no celebrar,  respeto esa decisión.
Mi amiga Vi. dice “a cada persona le amanece a diferente hora, depende a qué hora se levante”.

Ruego a Dios que tu Navidad sea gozosa, plena de la gracia de Dios, alegre en la alegría de los niños, solemne en las canciones y por sobre todo, llena de la Presencia Santa del Señor Todopoderoso.

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Hay quienes creen 
que un día es más importante que los demás. 
Pero hay quien considera que todos los días son iguales. 
En cuestiones como estas,
 cada uno debe estar seguro de lo que piensa. 
 El que guarda un día lo hace para honrar al Señor. 
El que come de todo, 
come para el Señor y lo muestra dándole gracias. 
Pero la persona que no come de todo, 
de esa manera trata también de agradar al Señor, 
y también le da las gracias.
Nosotros no somos tan independientes 
como para poder vivir 
o morir para nosotros mismos.

Carta del Apóstol Pablo a los Romanos 14:5-7
(NBV)

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viernes, 23 de noviembre de 2018

Síndrome de florero.

Mi amiga Vero cataloga las personas en dos grupos:
Los que se creen el sol.
Los que son iluminados por el sol.
Tal vez todos tenemos un poco de “síndrome de florero (o de sol), por esa idea del amor propio, sin embargo llevado al extremo, la cuestión se pone "color de hormiga".

Centro de mesa.
Ombligo del mundo.
Pintamonos.
Guinda de la torta.
Ego del porte de una catedral.
Persona especial.
En fin, esos y otros adjetivos dependerán del hemisferio donde vives.
La psicología moderna (era que no, siempre la ciencia tiene algo que acotar), le llama "trastorno de la personalidad histriónica, esta página nos da unos buenos consejos para sobrevivir frente a "un centro de mesa".

Ella –la llamaremos Gina- está sentada en un extremo del comedor, conversamos, nos reímos, la camaradería une al grupo. De pronto se descompone, se levanta furiosa, me voy, dice, aquella me ha mirado feo. “Aquella” es una invitada de otra mesa que mira distraída su entorno.
Gina piensa que “todo el mundo” está preocupado de ella, a veces teme hacer el ridículo, en otras ocasiones llega hiperventilada riendo y saludando a gritos, o por el contrario, con un mutismo inusual como si llevara el peso del universo sobre sus hombros.
 -Así soy yo- asegura y si me quieren, quiéranme como soy.

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Vivan en armonía unos con otros. 
No sean tan orgullosos 
como para no disfrutar de la compañía de la gente común. 
¡Y no piensen que lo saben todo!

Romanos 12:16 (NTV)


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Foto de: Laura Bofill

viernes, 9 de noviembre de 2018

Gracia de Dios y ociosidad (parte uno).

¡Qué difícil resulta no hacer nada!
En un mundo donde todo es utilitario, la ociosidad es mal vista, excepto en vacaciones que, se supone, son merecidas después de un largo período de trabajo.
La meritocracia nos gobierna.
Incluso en nuestras iglesias evangélicas, la bizantina cuestión teológica entre las obras y la gracia aún hace estragos.
Muchas personas se creen indignas porque no son tan buenas como para acercarse a un Dios Santo y se esfuerzan por alcanzar una salvación que les parece inaccesible.
“No hacer nada” perturba los parámetros humanos.
¿Cómo concebir en nuestro interior la idea del no-esfuerzo?
¿Cómo recibir un regalo que –según nuestra pequeña cabecita- no hemos hecho nada para merecerlo?
¿Cómo comprender que la gracia de Dios es eso: GRACIA?


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 “…ya no vivo yo, 
sino que Cristo vive en mí. 
 Lo que ahora vivo en el cuerpo, 
 lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó 
y dio su vida por mí. 
No desecho la gracia de Dios. 
 Si la justicia se obtuviera mediante la ley, 
 Cristo habría muerto en vano”. 

 Gálatas 2:20-21 (CST)


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viernes, 12 de octubre de 2018

Temperancia.

Me llamó casi en la madrugada.
Su voz sonaba confusa, -estoy perdido-, no sé dónde estoy, dijo.
-Pregunta a alguna persona y te voy a buscar, le indiqué.
Una calle en cualquier lugar del mundo, un ebrio “borrado” en medio de una ciudad que amanece en la noche santiaguina, busca el hogar, a veces llega, otras se extravía en su ensombrecida conciencia de la realidad.
Alcoholismo.
En un derroche estadístico hemos resultado entre los más bebedores de Latinoamérica.
Accidentes, muerte en las carreteras por la ingesta excesiva de alcohol, violencia, debilidades del cuerpo y del alma.
De temperancia, poca.
Alcohol y comida “chatarra”.
Altos índices de obesidad, reyes del completo con papas fritas o de la sopaipilla callejera con bastante mostaza y mayonesa.
Moderación es una sana sugerencia que nos cuesta alcanzar.
Alcoholismo, comida, enfermedades venéreas, colesterol por las nubes, diabetes, infartos, las estadísticas nos colocan en los primeros lugares de patologías difíciles de revertir.
Tal vez las generaciones por venir logren una vida sin sellos, más atlética y feliz.
Eso espero y oro a Dios por eso.

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"Es cierto que nuestra libertad nos permite hacer cualquier cosa, 
pero eso no significa que todo lo que hacemos sea bueno para nosotros.
 Soy libre de hacer lo que elija, 
elijo nunca ser esclavizado a nada."

1 Corintios 6:12

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viernes, 31 de agosto de 2018

El Texto eterno.

Cada mañana leo la Biblia que mantengo en una mesita al lado de la cama.
La escucho en YouTube.
La vuelvo a leer en formato digital cuando estoy fuera de casa, las aplicaciones en el celular son maravillosas, casi tanto como el formato de papel que aún se vende en mi librería favorita.
Memorizo -como otros años- algún pasaje por el placer de comprender las palabras en su más amplia y profunda dimensión.
Esta vez intento con I Tesalonicenses capítulo 5, versión Reina-Valera 1960.
El lenguaje se revela en un armonioso movimiento y musicalidad.
Pareciera que la lengua se suelta al vocalizar y danza en el aire, se libera un placer extraño, inédito.

Siento que la Biblia, semi olvidada por las escuelas y las generaciones modernas, es el mejor libro de ayuda para vivir mejor cada día.
Hay en ella –independiente de si se cree o no que es la Palabra de Dios- una sabiduría y consuelo como en ningún otro libro que haya gustado, aún los más nobles tratados de Teología o las sorprendentes biografías de seres humanos notables.

Habitualmente los evangélicos celebramos cada septiembre el “Mes de la Biblia”.
Habrá ofertas, exposiciones, simposios, conferencias, seminarios. Todo contribuirá a poner este magnífico texto al alcance de cualquiera.
El alma humana lo necesita.


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Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; 
y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, 
sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. 
Fiel es el que os llama, el cual también lo hará.

I Tesalonicenses 5:26-27

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viernes, 18 de mayo de 2018

¿Has oído llorar los perros?

“Pues si vemos lo presente
cómo en un punto se es ido
 y acabado,
si juzgamos sabiamente,
daremos lo no venido
por pasado.
No se engañe nadie, no,
pensando que ha de durar
lo que espera
más que duró lo que vio,
pues que todo ha de pasar
por tal manera.”


Lloran al unísono los perros como un concierto orquestado por un buen director.
Los vecinos presiente la muerte que ronda.
Viene y se posa sobre el rostro de la anciana que ha estado toda la tarde esperándola.
Ella sonríe levemente.
Sus manos -que están sobre las mías-, van helándose poco a poco y sus ojos quedan prendidos en la eternidad.
Alguien baja sus párpados, tal vez temeroso de encontrarse con un pozo sin fondo.
Dejan de aullar los perros, apenas gimen.
La tarea está concluida.
Los vecinos respiran hondamente, entienden la oportunidad que se les otorga.
El barrio –y el atardecer- está en paz.

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Así como la muerte llegó a la humanidad 
por medio de un hombre, 
también por medio de un hombre llega la resurrección. 
Así como Adán trajo la muerte a todos, 
Cristo nos traerá vida a todos nosotros.

(El apóstol Pablo en Carta a los 1 Corintios 15:20-22 PDT)

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viernes, 20 de abril de 2018

Crítica.

"Los amigos se vuelven más sabios juntos a través 
de un saludable choque de puntos de vista". 
Timothy  Keller

Creí que era inmune a la crítica.
Craso error.
Todavía tengo la piel frágil, todavía duelen palabras que no deseas escuchar.
¿Cómo tomar la obvia señal de desaprobación, más aún cuando viene de alguien querido?
No sirven los discursos con los que –interiormente- te justificas.
¿Qué hacer en los momentos post? ¿Darse por ofendida? ¿Mostrar indiferencia? ¿Recurrir a una retahíla de reproches por cuestiones pretéritas? ¿Contraatacar con argumentos, como decimos en Chile “sacarle los trapitos al sol”?

Es otoño.
En otoño nadie debería ofenderse.
La brisa es suave, el color sepia invade todo el paisaje, los árboles muestran sus debilidades sin pudor, la fragilidad da la cara ¿por qué sentirnos amenazados si la tierra se muestra tan vulnerable?

Doy una vuelta al pensamiento inicuo que pide desquite ¿y si tiene razón? ¿Y si estoy equivocada?
Camino al atardecer, las sombras se alargan entre las baldosas, van desapareciendo a medida que llega la oscuridad, las luces de la ciudad pacifican los ánimos, de noche –dicen- todos los gatos son pardos, se diluye la irritación, llega la cordura, las palabras del sagrado libro invaden el paisaje “…de modo que se toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes.”

Y mi corazón está en paz otra vez.



viernes, 23 de marzo de 2018

La espera.

Para cuando venga Lucio
Pintaremos nuestra casa
Cambiaremos la vajilla
Puliremos las baldosas
Tan brillantes que reflejen su hermosura

Para cuando venga Lucio
Habrá música en las calles
El peldaño de la entrada bailará
Bajo sus pies y los nuestros
Las ventanas se abrirán
Dando paso al beso de la brisa
Y el sol ¡ah!, el sol se detendrá sobre su frente
Como el más esplendoroso
Día de verano

Para cuando venga Lucio
El jardín florecerá
Aunque sea invierno pleno
Las estrellas brillarán
Resplandecientes
Aun en la noche más oscura

Para cuando venga Lucio…

¿No piensas que tarda demasiado?
¿Por qué no viene?
¿Cuánto deberemos esperar
Para preparar la bienvenida?



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Lo que ustedes necesitan es tener paciencia; 
para que, una vez que hayan hecho la voluntad de Dios,
 reciban lo que él ha prometido darnos. 
 «Porque dentro de muy poco tiempo el que ha de venir, 
vendrá y no tardará. 
 Pero el justo vivirá por la fe; 
y si se vuelve atrás, no será de mi agrado.» 

 Hebreos 10: 37

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sábado, 10 de marzo de 2018

Historias de familia.

Jamás me faltará material para este blog.
Mientras haya padres inaugurándose y madres amamantando, las historias se multiplicarán en el mundo.
Aunque también es cierto, muchas son repetitivas de generación en generación, la ingratitud de los hijos, la arbitrariedad de los progenitores, la rebeldía de las hijas…suma y sigue.
“Hasta la madre me ha sacado”,  dice el hombre a quien le presto mi oído para escuchar sus cuitas.
El padre no termina por convencerse. Su niñita hermosa le ha gritado los peores improperios.
Esta devastado.
Una historia multiplicada en mil hogares: padre trabajólico, madre dependiente, niños mimados, lujos,   educación particular, universidad privada, ropa de diseñador, la insatisfacción como marca registrada.
Comprender que el alma humana es codiciosa no tiene gran ciencia. Un pozo sin fondo donde la ingratitud tiene redes insondables, nos darán todo lo que necesitamos y más, nunca estaremos satisfechos, lo que ingresa se diluye en la ancestral ambición de lo imposible.
Comprenderlo y aceptarlo son dos caminos paralelos que casi nunca se tocan.
 Hasta que leemos esto:
"...es bueno que sepas que, en los últimos días, habrá tiempos muy difíciles.  Pues la gente solo tendrá amor por sí misma y por su dinero. Serán fanfarrones y orgullosos, se burlarán de Dios, serán desobedientes a sus padres y malagradecidos. No considerarán nada sagrado." Y así suma y sigue.
El apóstol Pablo nos sacó una clarísima fotografía social.

 Y como decimos en buen chileno, “ahí se nos cayó la teja”.
Por cierto, la pena de mi interlocutor no se cura con una buena conversa, pasarán muchos días...tal vez el tiempo que cura tantas heridas y que a veces paga...en fin...cosas de familia.





(La pintura pertenece a Fernando Botero, colombiano, muy apreciado en nuestros países.
Una entrevista en ABC )


viernes, 9 de febrero de 2018

Otro mundo en el mundo.

"¿Acaso no ha escogido Dios 
a los pobres de este mundo 
para que sean ricos en fe 
y herederos del reino que él ha prometido 
a los que lo aman?" 
(Santiago 2:5)

Un hombre camina, oscuro de rostro, como una sombra en un día de invierno (aunque estamos en pleno verano).
La bolsa de fierro que carga contradice la “ley del saco”, solo 25 kilos debe llevar un trabajador.
No hay alternativas para el hambre, más kilos en la pesa aumentarán su exiguo ingreso, apenas le alcanzará para el día, un almuerzo frugal y tal vez una fruta, o una pequeña copa de vino.

Transporto a alguien a la compra-venta de latas y fierro.
Le han regalado artículos de demolición, mi liliputiense Marutti sufre con la carga ¿qué leseras no hará una por un buen amigo?
Mientras esperamos llega toda especie de cachureros.
La mayoría de rostros curtidos por el sol callejero  -32 grados a la sombra-, triciclo, bicicleta, carrito de supermercado, camioneta,  cualquier vehículo sirve para trasladar aquello que otros desterraron.
Todo es vendible, todo es comprable, solo hay que encontrar el lugar adecuado.
Observo  una especie de complicidad entre los vendedores, se pasan datos, conversan familiarmente, mandan saludos a sus hijos, la modestia de los pobres me turba, siento cierta vergüenza al curiosear su intimidad.
Aquí el hombre es persona, ser humano, don Juan, don Pedro, la señora Pilar, don Eduardo, se conocen, se respetan, no hay jerarquías ni números (excepto los kilos de la báscula).

Por un momento pareciera que viajé al mundo  del siglo pasado.
Y me agrada.



jueves, 14 de septiembre de 2017

Contar la vida.

Me preguntó
la historia de mi vida.
Pensé, pregunta sospechosa
Intrigante
¿Por qué estaría alguien
Interesado en mí?
Y ¿cómo podría relatar los días
Los años, las veces que lloré
Las mil horas de espera
Las humillaciones
La intensa alegría
La soberana paz
Las olas tocando el borde, amenazantes
La tierra moviendo su estructura?

¿Cómo explicar la perplejidad que provoca
el amor de Dios?

¿Cómo contar la resplandeciente mañana
De la revelación?

Toda historia es sesgada
Una imagen detenida en el tiempo
El boceto de un pintor tenaz
La pobre interpretación de un momento inasible.
Ni con todo empeño
Ni con todas las palabras
De una vida solo se sabe
Fechas, anécdotas, notas al margen.




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  Mientras vivimos en este cuerpo terrenal, 
gemimos y suspiramos, 
pero no es que queramos morir 
y deshacernos de este cuerpo que nos viste. 
Más bien, 
queremos ponernos nuestro cuerpo nuevo 
para que este cuerpo que muere sea consumido por la vida. 
Dios mismo nos ha preparado para esto, 
y como garantía nos ha dado su Espíritu Santo.

2 Corintios 5:4-5


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lunes, 4 de septiembre de 2017

Que venga el atardecer.

Múltiples tareas me sustraen el placer de la escritura.
Me dejo querer por amigas que invitan a tomar té, tomo un curso de ejercicios cognitivos para trabajar en el Consultorio de la Comuna, viajo al Norte bordeando las playas limpias, saco a pasear al perro que vive como una persona más en casa, mi pata hizo nido con nueve huevos, tendremos patitos esta primavera.
Memorizo Eclesiastés 12 con mucho esfuerzo.
Ordeno fotografías familiares, las clasifico, recuerdo otros tiempos sin nostalgia.
Las Fiestas Patrias ameritan adornos, voy de compras al barrio Meiggs, un travesti ofrece un espectáculo en una plazuela, le acompaña un hombre disfrazado de león, un poco grotesco, el humor burdo al que recurren me entristece.
Un amigo me envía este poema de Jane Kenyon, me ha gustado.
Vuelvo a leer poesía.


"Que la luz del atardecer brille por las grietas del establo, 
que ascienda por los fardos de heno a medida que el sol baja. 
Que el grillo comience su rasgueo 
igual que una mujer sus labores de aguja 
y estambre. Que venga la noche. 
Que el rocío se acumule en la azada abandonada 
en la hierba crecida. Que aparezcan las estrellas
y la luna descubra su cuerno de plata. 
Que el zorro retorne a su guarida arenosa. 
Que amaine el viento. Que oscurezca 
dentro del cobertizo. Que venga la noche. 
A la botella en la zanja, a la pala 
en la avena, al aire en el pulmón, 
que venga la noche. 
Que venga como sea, y no temas. 
Dios no nos deja sin consuelo, que venga la noche. "

Jane Kenyon (Ann Arbor, Michigan, 1947-New Hampshire, 1995). 
https://www.poets.org/poetsorg/poet/jane-kenyon


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 "...exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, 
que trabajando sosegadamente, coman su propio pan. 
 
 Y vosotros, hermanos, no os canséis de hacer el  bien.

 1 Tesalonicenses 3:12-13

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lunes, 24 de julio de 2017

Aztecas, nazis, españoles.

¡Qué poder tienen las palabras!
Me ha maravillado la polémica – artificiosa por cierto- que han generado hace algún tiempo los medios a raíz de ciertas comparaciones,  aztecas con nazis ¿será para adquirir audiencia en las redes sociales?

La historia ya sucedió y es irreversible.
Las crueldades pasadas se han trasmitido de generación en generación,  las podemos palpar aún hoy, en este minuto en nuestro “civilizado y moderno” siglo XXI.
En Chile todavía se riñen y descalifican O’gginistas con Carreristas. Y eso ocurrió en el 1800.
Balmacedistas con congresistas.
Los pinochetistas con comunistas.
Y más, en las iglesias evangélicas, fundamentalistas con pentecostales.

Recuerdo con nostalgia a mi compañero de aula Rigoberto, con voz lírica recitaba en medio de la sala aquel famoso poema de Darío “Los motivos del lobo” y su voz se quebraba cuando llegaba a la frase Francisco responde:  
"En el hombre existe mala levadura. 
Cuando nace, viene con pecado. 
Es triste. 
Mas el alma simple de la bestia es pura.” 
¿Tenían los aztecas esa “mala levadura”?
Qué duda cabe.
La tenían los españoles, los nazis y nosotros.
Y no es simplificar, si lo profundizamos un poco podemos acudir al apóstol Pablo y su discurso a los romanos: "Porque lo que de Dios se conoce es evidente entre ellos pues Dios hizo que fuese evidente. Porque lo invisible de él —su eterno poder y deidad— se deja ver desde la creación del mundo, siendo entendido en las cosas creadas de modo que no tienen excusa. Porque habiendo conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios ni le dieron gracias; más bien, se hicieron vanos en sus razonamientos, y su insensato corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios se hicieron fatuos y cambiaron la gloria del Dios incorruptible por una imagen a la semejanza de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. "
 Y remata el capítulo uno:
"Se han llenado de toda injusticia, maldad, avaricia y perversidad. Están repletos de envidia, homicidios, contiendas, engaños, mala intención. Son contenciosos, calumniadores, aborrecedores de Dios, insolentes, soberbios, jactanciosos, inventores de males, desobedientes a sus padres, insensatos, desleales, crueles y sin misericordia. "

¡Vaya foto que nos ha tomado el apóstol!
Reflexiono y considero lo crueles que podemos ser, lo inmisericordes y me estremezco con un escalofrío. Soy parte del todo, es mi historia, la americana, la europea, la asiática, no podemos soslayar las responsabilidades colectivas.
Aun así,  a pesar de todo, el Creador nos extiende su misericordia cuando –según algunos- debería aniquilarnos.
Gracias a Dios que sigue siendo Dios.
Porque hasta se han atrevido a endilgarle culpas.
¿Seremos?



lunes, 3 de julio de 2017

Propósitos.

Estudiamos la Carta de Santiago.
La maestra nos ha propuesto que busquemos 10 propósitos para practicar en las próximas semanas.
Yo creo que me demoraré un rato largo en hacerlos, si es que logro llegar. Por empeño no me quedaré, pero si están de acuerdo conmigo, son unas metas bien "heavy", si la gracia de Dios me ayuda,  ahí vamos.
Lo peor, no intentarlos.
Lo mejor, estoy viva y espectante de lo que Dios hará.
Entre lo peor y lo mejor, la disciplina de cada día, cambios imprescindibles, frustraciones, alegrías. 
Imprimo un papelógrafo, lo coloco frente al escritorio, ya es un inicio.



jueves, 29 de junio de 2017

Vivir más simple.

Se le llama “vida más simple”.
Mi madre le denominaba “apretarse el cinturón”. Construyó su primera casa propia a punta de ñeque, con esfuerzo, la vi levantarse de madrugada para ir al trabajo. Ni subsidio de gobierno ni préstamo bancario, solo persistencia.
Los chicos le llaman a la moderación “pobreza” y reclaman aunque dispongan del último modelo de smartphone, bici de titanio y mochila de marca costosa. Desean vivir la vida a mil, fiestas todos los viernes, salidas de Mall, cine, playa cuando hay fines de semana largos, tarjeta de crédito.

Ahorro no es una palabra muy popular.
Mi amiga Isa compró un departamento para rentar con sus reservas de varios años. Comidas modestas, poco o nada de salidas a restaurantes, cine en casa, paseos con invitación, fiestas austeras, nada de etiquetas lujosas, sencillez monacal.
Aún así, nunca dejó de dar sus ofrendas a la Iglesia, su aporte a las misiones y un paquete de mercadería mensual para los pobres. Ella sostiene que Dios bendice al que da.

Nuestra Comunidad evangélica ha ofrecido un mini-taller de finanzas. Vino un profesor dedicado a la Banca y bastante entendido en temas de inversiones. Nos proveyó de un presupuesto y algunos tips para invertir. Lejos de otras alternativas más riesgosas, la propiedad en Chile es la más rentable, sea un terreno pelado en el Norte, una casa de playa o un departamento en alguna comuna central.

Reconozco que el ahorro es mi lado flaco. Es la razón por la que uso agenda, lista del supermercado y billetera con lo necesario cuando voy al barrio Meiggs, antro de toda clase de ofertas, ofertones y gangas "imperdibles".

¿Dónde está la medida entre el ahorro y el consumo?
Tal vez aprender a vivir con sencillez como lo recomienda el evangelio, los proverbios y el sentido común.

El peligro está entre la avaricia y el despilfarro, un amplio espacio con infinitos intermedios.


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Ordena a los que se hacen ricos con las cosas del mundo 
que no se llenen de orgullo. 
Diles que pongan su esperanza en Dios, 
no en el dinero, porque el dinero no es seguro. 
En cambio, Dios nos da todo en abundancia para disfrutarlo.  
Diles que hagan el bien, 
que se hagan ricos en buenas obras, 
que den con alegría y que estén dispuestos a compartir.  
Si así lo hacen, estarán acumulando un tesoro en el cielo, 
que será una base firme para el futuro.
 Entonces podrán tener la verdadera vida.


1 timoteo 6:17-19 (PDT)
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jueves, 8 de junio de 2017

Una y mil maneras de servir.

Acompaño a un hermano a la Posta de Urgencias, este invierno ha sido particularmente enfermizo y accidentado.
La noche es fría y la sala está llena, no hay muchas posibilidades que la atención sea rápida.
Me siento entre la gente con el ánimo de esperar. Cuando una se rinde al momento puede darse a las personas y escuchar sus múltiples historias. Uno se ha trizado el peroné jugando fútbol, otra tiene una fuerte migraña, tal vez producto de la alta contaminación del aire.

De pronto llegan unas personas, visten unas chaquetas sin manga color verde petróleo –algunos mayores, otros más jóvenes- con bandejas. En sus chaquetas está escrito “Dios es amor”.
Nos ofrecen un café caliente y un pan.
Es gratis, dice el más joven, y sonríe.
Invariablemente todos los que esperamos recibimos el regalo y damos gracias.
Reparten durante un rato, hasta que se termina todo –y no es poco-, luego se van en silencio.
La persona sentada a mi lado me explica, “los hermanos” vienen todos los jueves por la noche y regalan café y sándwich, durante el verano o el invierno, en vacaciones y días laborales, son fieles a su propósito de jueves.
Es maravilloso ver cómo una tarea tan sencilla puede ser un servicio que anime en un lugar de dolor y desaliento como lo es la Posta.
Tal vez Dios me llevó a ese lugar solo para ver este acto de amor sin pretensiones -ni vanidad- más que dar.
Mi enfermo sale sin ningún hueso roto, apenas un esguince y un paracetamol.


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  Dios, en su gracia, 
nos ha dado dones diferentes 
para hacer bien determinadas cosas. 
Por lo tanto, 
si Dios te dio la capacidad de profetizar, 
habla con toda la fe que Dios te haya concedido.  
Si tu don es servir a otros, 
sírvelos bien. 
Si eres maestro, enseña bien.  
 Si tu don consiste en animar a otros, anímalos. 
Si tu don es dar, hazlo con generosidad. 
Si Dios te ha dado la capacidad de liderar, 
toma la responsabilidad en serio. 
Y si tienes el don de mostrar bondad a otros, 
hazlo con gusto."

Romanos 12:6-8

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martes, 6 de junio de 2017

¿Cuál es tu palabra favorita?

Me preguntó una amiga “¿cuál es tu palabra favorita?”
Por un momento quedé en suspenso, son tantas y tan variadas ¿cómo podría elegir solo una?
Todas las palabras tienen una historia que contar, más allá de su belleza, el sonido, la forma, el significado o la asociación mental que tenemos de ella.
Pienso que tal vez la más bella sea Gracia.
Fonéticamente es breve, tiene la letra r incorporada (me gustan las palabras con erre), sin embargo lo que me atrapa es lo que significa, aunque –debo confesar- todavía no la comprendo completamente.
Tengo de las palabras esa aproximación intangible, un ligero esplendor.
A veces se dejan ver, otras se esconden como el cielo entre nubes.
Hay días que todo es tan claro y luego pierdo la luminosidad como si mis ojos estuvieran debilitándose.

Me siento debajo de la parra que hoy apenas tiene unas hojas secas y sé que debajo de esa marchitez está la savia trabajando a mil. Tantas veces la he dicho “gracia”, tantas veces la he escrito en el PC, en mis cuadernos, con letra imprenta o cursiva, la he paladeado, la he dibujado, he aprendido definiciones de memoria como lo que dice el apóstol Pablo:
"Pero Dios es tan rico en misericordia y nos amó tanto  que, a pesar de que estábamos muertos por causa de nuestros pecados, nos dio vida cuando levantó a Cristo de los muertos. (¡Es solo por la gracia de Dios que ustedes han sido salvados!)" Efesios 2:4-5

¿Tienes una palabra favorita?




lunes, 30 de enero de 2017

Perplejidad.

Cepillaba su largo cabello de muchacha evangélica frente al espejo.
-¿Supiste que Luis Alberto se va a casar?-,  preguntó la madre.
Ella había practicado eso de  “la máscara de hierro” frente a su madre, no quería darle motivo para que la criticara.
-No, no tenía idea, respondió con indiferencia.
-Lo raro de todo –siguió la madre-, es que se casa con una chica que tiene tu nombre.
Como si estuviera jugando al “1-2-3 momia es” quedó perpleja. 
Suspendida en el aire.
Cepilló el cabello con tranquilidad, se vistió con su mejor ropa y salió hacia la iglesia. Por el camino el maquillaje le dejó la cara hecha un adefesio, lloró las 20 cuadras, cuando llegó a la puerta de la capilla sintió vergüenza de su facha, buscó una plaza cerca y se sentó a pensar. Una pérdida es siempre dolorosa, más aún si pierdes el que amas.

La perplejidad puede convertirse en un síndrome permanente del cual cuesta sanarse.
Pasarían varios años, muchas canciones se compusieron, la muerte se llevó algunos de sus amigos, la lluvia vino y se fue durante varios inviernos, los veranos se sucedieron con armonía, la corriente de los ríos luchaba contra los salmones, la Biblia dejó de ser un libro hermético y la oración se hizo un hábito. 
Un día –casi sin darse cuenta- la perplejidad la abandonó, fue como sacarse un vestido sucio y ajado, salió a la calle y supo que sería por siempre feliz.


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Queridos, 
no os asombre como algo inesperado 
la tremenda prueba desatada contra vosotros. 
Alegraos, más bien, 
de compartir los sufrimientos de Cristo, 
para que el día de su gloriosa manifestación 
también vosotros saltéis de júbilo.

1 Pedro 4:12-13

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Escribo estas palabras mientras los bosques de Chile arden, mientras amigos sufren pérdidas innombrables, mientras alguien llora por sus hijos en la noche profunda.
Más allá de los aportes materiales y las palabras de ánimo, mis oraciones te acompañan, sé que Dios dará la mejor solución para tu vida. 



miércoles, 16 de noviembre de 2016

Puntos de vista.

El varón de las "40 enfermedades" ha salido de la UCI (unidad de cuidados intensivos), después de estar tres meses en una sala de hospital.
Camina por su barrio como un resucitado.

Algunos se maravillan del poder que ha desarrollado la ciencia médica.
Otros han quedado atónitos con el resultado de las oraciones.

Dos puntos de vista para el mismo milagro.





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No hagas caso de discusiones 
que no tienen ton ni son;
 ya sabes que terminan en peleas.  
Un siervo del Señor no debe andar en controversias; 
al contrario, debe ser bueno con todos.


2 Timoteo 2:23-24

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(Fotografía gracias a Pilar Moreno)