lunes, 12 de junio de 2017

Introspectiva.

Camino por calles grabadas en mi mente,
Veredas que reconocen el ritmo de mis pasos,
Una valla de madera derruida detiene los ladrones
(o el ángel que no duerme)
Un pequeño reino detrás de las puertas
Una luz cálida cuando llega el invierno.
Recreo los espacios
Froto los muebles como si de espejos se tratara
Conservo piedrecillas de playas felices
Macetas de plantas dormidas
Murmullo de aves en pleno vuelo
Arboles devastados por un machete desdichado
Una casa temporal
Ataviada para el visitante
El espacio que abandonaré
(Solo Dios sabe el día y la hora)
Otra heredará el silencio
El jardín, los tiestos decorados
Como yo heredé el olivo y la parra.
Podría rebelarme y llorar esa partida
Pero no, en la renuncia está el amor
En el amor el deleite
Ya todo se ha dicho, la fecha está por expirar
El último trecho del camino
Tiempo establecido para todo
Para que vuelva a resucitar en otras risas
En otros pasos jóvenes y nuevos
En otras huellas y otras voces
La casa florecerá en el tiempo
Si la libero de mí 
Las luces brillan con más fuerza
La Palabra vuelve al poder original
El agua renueva su frescura
La tierra renace en el verde de las hojas
Los arboles se cubren de vigor
El hogar cumple su designio
Y el soplo vuelve a su único Creador.


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 Me fijé que en esta vida la carrera no la ganan los más veloces, ni ganan la batalla los más valientes; que tampoco los sabios tienen qué comer, ni los inteligentes abundan en dinero, ni los instruidos gozan de simpatía, 
sino que a todos les llegan buenos y malos tiempos.

Eclesiastés: 9:11 (NVI)


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4 comentarios:

Susana dijo...

La casa seguirá allī con otros pasos. Un beso.

ojo humano dijo...

Espero que dure muchos años y que otros la disfruten.
Es una casa de piedra muy linda, con un bello jardín y un patio amplio, un oasis en medio de la ciudad.

Fernando dijo...

Qué bonito, Ojo Humano.

Sí, a mí me pasa igual. Soy el segundo propietario de mi piso: la primera fue una señora que ya murió. A veces me acuerdo de ella: vería la misma puesta de sol que yo, el mismo patio de tender la ropa, la misma puerta de entrada. Y algún día habrá un tercer propietario, espero que también se acuerde de mí, dentro de mucho.

(Curiosa foto. Al verla pensé que era la Plaza de España, de Madrid, con el edificio Madrid. Al fijarme vi detalles, me di cuenta de que no).

ojo humano dijo...

Gracias, Fernando.
Por cierto, la fotografía es de la esquina del barrio donde vivo, el paisaje ha cambiado en el último tiempo con la llegada de edificios de altura, 20 o 25 pisos.