martes, 4 de octubre de 2016

Aporofobia.

Han llegado a mi vereda dos muchachos y una chica.
Piden monedas a los transeúntes, ofrecen un lavado al auto que se estacione en la calzada o en los negocios cercanos mendigan un poco de pan.
Gritan de noche.
Beben cerveza apoyados en los árboles, ríen sin prejuicios.
Como las aves migratorias, estarán unos pocos días, buscarán otros barrios más  liberales o los llevarán detenidos cuando pase la ronda policial.
Son pobres, diferentes a los que han pasado con anterioridad por estas calles.
Estos exhiben su ebriedad de mediodía.
Algunas personas los evitan con temor, otros los miran con desprecio y un poco de asco. Aporofobia es el neologismo que algunos usan para referirse a esa mezcla de sentimientos que percibo en la cara de los peatones.

Los miro desde mi ventana, ella es jovencísima, juega con su pelo (que a todas luces necesita un lavado), o corre detrás de una pelota de papel que han improvisado para pasar el tiempo.
Siento una gran tristeza, tan jóvenes, tan vulnerables, tanta vida les espera en un estado desafortunado.



--------------------------------------------------------

 Si ayudas al pobre, le prestas al Señor
¡y él te lo pagará!

Proverbios 19:17 (NTV)
---------------------------------------------------------

4 comentarios:

Fernando dijo...

Qué desgracia, Ojo Humano. La pobreza siempre es terrible, no nos damos cuenta pero es terrible, nos creemos que los pobres nacen siendo pobres, destinados a ser pobres, pero seguro que mucho tuvieron antes una vida mejor y ahora han ido a peor. No debemos juzgar, debemos ayudar. Que esto ocurra en gente joven, con toda la vida por delante, es una desgracia aún mayor.

Tienes razón: ante la pobreza nos surgen el asco y el miedo, juzgamos deprisa. Espero que esto tres chicos puedan mejorar y que no causen problemas ni en tu zona ni en ninguna otra, que alguien les tienda una mano y que sepan cogerla.

Susana dijo...

Qué lástima. Un beso.

ojo humano dijo...

Fernando, la pobreza es un gran drama. Y me he preguntado ¿qué puede hacer una más allá del buen trato o un pan "con algo adentro"?
Siempre queda la sensación que se puede hacer un poco más...si la persona quiere, por supuesto. Hay pobres que les gusta la vida libre, nada de rígidos horarios de trabajo.
En fin...Dios nos dé sabiduría para hacer lo correcto.

ojo humano dijo...

Susana, yo también siento que es una lástima, un desperdicio de vidas.