lunes, 10 de octubre de 2016

Anónimos.

Escondida en el fondo del jardín la rosa pasó inadvertida.
La descubro en el tiempo de su marchitez, nadie la ha mirado en su esplendor, nadie apreció sus resplandecientes pétalos, nadie se maravilló con su hermosura ni se deleitó con su aroma.
Nació, creció y murió de incógnito, invisible a cualquier ojo, exceptuando obviamente el ojo de Dios.

¿Cuántas vidas pasan por nuestro lado y no las apreciamos, más aún, ni las vemos?
¿Tendrá alguien una mirada o una palabra amable para los seres anónimos que caminan por esta ciudad?
 ¿O solo Dios verá su alma pura y solitaria?


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El Señor ve desde los cielos; 
mira a todos los hijos del hombre.
Desde el lugar de su morada observa
a todos los habitantes de la tierra.
El que formó el corazón de todos ellos 
comprende todas sus obras.


Salmos 33:13-15


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2 comentarios:

Fernando dijo...

Eso es un gran drama, Ojo Humano. Hay gente sola en la vida, ignorada por los demás, y sólo al final descubrimos que es alguien muy interesante, con vivencias curiosas, con opiniones propias.

En realidad, todo el mundo ha tenido vivencias dignas de contar y opiniones dignas de ser escuchadas, aunque algunos no sean muy elocuentes. Sólo se trata de escuchar con el suficiente cariño, con la suficiente atención.

ojo humano dijo...

Me he hecho el propósito de escuchar a alguien cada día.
Y de verdad me he sorprendido con lo variada que es la gente a veces muy divertida.