jueves, 13 de octubre de 2016

"Nadie sabe para quién trabaja" (*)

Aquella noche el rey Asuero –insomne- pidió los libros de las historias reales, en ellos halló una deuda impaga.
- ¿Qué se ha hecho en beneficio de este hombre?, preguntó.
- Nada, respondieron los asistentes.
- ¿Cómo se debe tratar al hombre a quien el rey desea reconocer sus servicios?, preguntó a su ministro Amán.
-“¿A quién va a querer honrar el rey sino a mí?”, pensó el ministro, su amistad con el monarca estaba en el punto más alto.
- Mi rey, que se mande traer un vestido que usted haya usado, un caballo en el que haya montado y que se le ponga en la cabeza un adorno real. La vestidura y el caballo deberán entregarse a uno de los funcionarios más ilustres del rey, para que vista al hombre a quien el rey desea honrar, y que lo pasee a caballo por las calles de la ciudad, proclamando a su paso: “¡Así se trata al hombre a quien el rey desea honrar!”
-Ve de inmediato —le dijo el rey a Amán—, toma la vestidura y el caballo, tal como lo has propuesto, y haz eso con Mardoqueo, el que está sentado a la puerta del palacio. No descuides ningún detalle de todo lo que has recomendado.
Así Amán –verde de envidia- tomó la vestidura y el caballo, ordenó vestir a su enemigo con ropas reales y organizó un paseo por la ciudad con la proclama: “¡A este hombre el rey ha deseado honrar!”



--------------------------------------------------------

Un soplo nada más es el mortal,
 un suspiro que se pierde entre las sombras. 
Ilusorias son las riquezas que amontona,
 pues no sabe quién se quedará con ellas. 
Y ahora, Señor, ¿qué esperanza me queda? 
¡Mi esperanza he puesto en ti! 


Salmos 39:6-7 

------------------------------------------------------------- 



(*) Dicho popular :
 Una persona trabaja esforzándose mucho, pero al final otro goza del fruto de su trabajo.



4 comentarios:

Susana dijo...

Curiosa historia.
Cuando entro en tu página se me abre otra de adobe. No sé qué es. Un beso.

ojo humano dijo...

Está en la Biblia, Libro de Esther.
Sí, yo creo que son cookies con propaganda, imagino.
Nada es gratis, ni con Mozilla

Fernando dijo...

Jejejeje. Así es, Ojo Humano. La vanidad nos pierde, ojalá supiéramos tratar a los demás como creemos que debemos ser tratados nosotros.

ojo humano dijo...

El apóstol Pablo dice que estas historias se escribieron para nosotros...
Vale la pena escribirlas y sacar alguna lección de ellas.
Por cierto ¿cómo va la lectura del Evangelio?