miércoles, 13 de octubre de 2010

Mal pronóstico.


Invirtió todos sus ahorros jugando a las máquinas.
Contra la máquina nadie gana.
Sí, me dijo, yo he ganado.

-  Yap.
-  ¿Y cuánto has perdido? A ver, cómo vamos con las matemáticas.
-  Mal, po –me dice-, era negada en ese ramo (cara de regalona con pucheros)
-  Con razón, le digo.
Suma  día a día las pérdidas, contra los 7mil  pesos que ganó ayer (unos 14 dólares).

Pérdida, una lavadora automática (¿quién quiere una lavadora contra el placer del juego?)
Dos sueldos seguidos (¿para qué sirve el dinero si no para gastarlo?)
La libreta del Banco Estado desfalcada  (puedo ahorrar con lo que gane)
Rebelde,  “ al fin y al cabo yo trabajé por ese dinero, puedo hacer lo que quiera con él.”

Nada que decir.
¿Estaré perdiendo mi tiempo con esta amiga porfiada y obtusa?
Yo creo que no, pero armarse de paciencia, ninguna guerra se vence en un día, ni  la adicción puede abandonarse en una hora.

Vaya, duro trabajo nos espera, al Espíritu Santo y a mí.



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La sabiduría te librará
del camino de los malvados,
      de los que profieren palabras perversas,
  de los que se apartan del camino recto
      para andar por sendas tenebrosas,
 de los que se complacen en hacer lo malo
      y festejan la perversidad del vicio,
 de los que andan por caminos torcidos
      y por sendas extraviadas;


Proverbios 2:12-13
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(Fotografía gracias a: Gerry Broome)

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