Los visitantes los admiran y luego se van.
Pasan los años y los árboles siguen ahí, dando sombra en verano, refugio a las aves, oscilando en la brisa con un perfumado canto y declarando la guerra al cemento.
Las historias de amor son imperecederas.
¿Es el amor a Dios una pasión vivificante? Fanny Crosby nos dice que sí en sus más de 8.000 himnos y poemas.
Por un lamentable accidente a los 6 meses de edad quedó ciega, sin embargo ese no fue impedimento para que se dedicara a la docencia y a su ministerio.
Sin duda el amor a Dios es la fuerza de los miles, no, de millones de seres humanos que se aferran a una adoración que los llena de felicidad.
Yo soy una más entre todos, aunque todavía no escribo una canción digna de cantarse.
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Pues éste es el amor a Dios: que obedezcamos sus mandamientos.
Y sus mandamientos no son difíciles de cumplir.
Porque todo el que ha nacido de Dios vence al mundo.
Y ésta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe.
¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
1 Juan 5:3-5
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