martes, 12 de febrero de 2013

Día del amor (2)

Las historias de amor son como esos atardeceres luminosos, no queremos que terminen porque –no sabemos precisar en qué medida- nos dejan una huella para siempre en la retina y en el espíritu.

Ella era una mujer adulta cuando la conocí, tres hijos, separada amigablemente de su marido, conducía el hogar con mano firme, por decirlo de alguna manera.
Tal vez sus padres alemanes habían contribuido a ese carácter organizado, eficiente y riguroso.
Sus dos hijos mayores trabajaban y pronto dejarían la casa. El pequeño estudiaba contrabajo.
Tres veces a la semana la madre tomaba la enorme caja del instrumento y viajaba de un extremo de la capital al otro para que su hijo pudiera salir de clases en el liceo y asistir a las de música.
Subir a la locomoción colectiva en Santiago ¡guay!, ya se lo quisiera cualquiera, una odisea digna del mejor de los griegos. Buses hacinados, malolientes, sin un asiento disponible, lentos, un suplicio de transporte.
Cuatro veranos.
Cuatro otoños.
Cuatro inviernos.
Cuatro primaveras.
Tres veces por semana.
 Hasta el día que el muchacho dio su primer concierto en el Teatro Municipal de la ciudad ella llevó a clases la caja con el enorme instrumento de musica.
El niño, un virtuoso, en opinión de todos.
En mi modesta apreciación, el triunfo fue de ella, sin desmerecer el talento del joven.
Le pregunté un día cuál era el motivo de tanta persistencia.
El amor, me dijo.
Amo a mis hijos y quiero que aprovechen todas las oportunidades de la vida, si puedo ayudarlos, estoy ahí para ellos.


"Mujer virtuosa –se pregunta el rey Salomón- ¿quién la hallará? 
Porque su valor excede al de las piedras preciosas."

 (Proverbios 31)





1 comentario:

Fernando dijo...

Pues así es, Ojo Humano. Por mucho que nos quieran otras personas a lo largo de nuestra vida, es difícil que superen a nuestra madre: yo no sé si algún amigo del chico habría aceptado acompañarle durante tantas y tantas tardes al ensayo, alguna sí, pero todas no lo creo.

Menos mal que al final tuvo éxito.