miércoles, 5 de junio de 2013

Solo en su funeral.



Paso por la puerta de una iglesia. 
En el estacionamiento una lujosa carroza fúnebre espera. 
Miro hacia adentro -la curiosidad es la madre de todos los vicios, ay, Señor-, dos mujeres sentadas en la amplia sala más el párroco y el hombre de la empresa. 
Ninguna flor.
Me pregunto ¿quién llevará el féretro afuera? 
¿Le pedirán ayuda a algún asistente?
¿O al cuidador de autos? 
Y mientras camino por la vereda recuerdo el velatorio de aquel muchacho que escribí el año pasado, acompañado de pobladores, bien regado, muchas canciones, paseo incluido por todo el barrio. 
¿Mueren los pobres más dignamente que los ricos? 
No creo. 
La soledad es inherente a ambos, hay pobres que los lanzan a una fosa común sin que nadie los reclame.
“La muerte tiene una mirada para todos”, dijo el poeta, sea alguien amistoso, popular o misógino. 



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¿Quién puede vivir sin ver la muerte? 
¿Quién puede salvarse del poder del sepulcro? 
Salmos 89:48 
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3 comentarios:

Fernando dijo...

Habría algún empleado más de la funeraria, ¿no, Ojo Humano? Como tuvieran que arrastrarlo entre los 4 que citas sería un espectáculo.

A veces lo pienso en mi iglesia, que es muy grande: cuando sea aquí mi funeral ¿cuántos bancos se llenarán? Alguna vez he coincidido con funerales: en uno había tanta gente que estaban de pie. No creo que sea mi caso, la verdad.

ojo humano dijo...

Sí, Fernando, era triste, pero siempre hay una mano solidaria para una vida solitaria (por una letra la vida es distinta ¿no?)

AleMamá dijo...

El domingo enterramos a mi prima mayor. No tenía 70 años y me tiene muy triste aunque estoy tranquila. Hubo mucha gente en sus exequias pero me impresiona que nadie rece u ore y mi otra prima, la hermana de la muerta estaba sentada al lado del ataúd ¡recibiendo recetas de cocina!

"Mucho con demasiado" ¿no?