lunes, 29 de octubre de 2012

La unidad de la iglesia (seis, fútbol).


Ni en los remotos y descabellados sueños. 
Ni con la imaginación desbocada.
 Ni en un desequilibrado pensamiento. 
Que la Iglesia se divida por equipos de fútbol es casi una herejía.
 Será una herejía pero es la realidad.

 Una chica sale llorando en el tiempo de las alabanzas. 
Le pregunto cuál es su tristeza y entre sollozos me explica que acaba de perder su equipo favorito (por goleada). 
Discusiones entre niños, pase. 
Sin embargo se da entre adultos.  Y no tan pacíficas como corresponde a hermanos.
No solo diferencias de opinión, ausencia total de cualquier servicio a Dios cuando hay partidos, especialmente los finales. 

¿Tiene algo malo el deporte? 
 Nop, intrínsecamente no, eso creo.
Solo soy yo que no atino a comprender lo incomprensible.

¿Será un balón el nuevo dios? 


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Todas las cosas me son permitidas,
 pero no todas convienen; 
todas las cosas me son permitidas, 
pero yo no me dejaré dominar por ninguna.

1 Corintios 6:12 
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