martes, 25 de septiembre de 2012

Por unos pantalones.


El fin de semana en las comunidades cristianas se comparte de todo, desayuno, la Palabra, oración, a veces un almuerzo, otras el té de la tarde.
Y leyendo un verso de la carta a los Romanos nos topamos con los mismos problemas de ellos. Sólo con diferentes elementos. Ellos tenían dramas con la carne ofrecida a los ídolos, nosotros con el alcohol. Ellos con el día de reposo, nosotros también. Es impresionante que después de 20 siglos no podamos comprender algunas cuestiones tan básicas.
Crecí en una comunidad donde no se permitía a las mujeres usar pantalones, ni cortarse el cabello, al revés de los hombres que sí tenían que llevarlo muy corto,  menos usar joyas. Eso del aro en la nariz era de caníbales (ni en sueños un aro en el ombligo como llevan hoy las chicas más jóvenes).
Tanta reprobación me llevó a tomar otras rutas, hoy por hoy las mujeres no usan falda, se cortan, se tiñen el pelo, usan joyas y con esto de tanto asalto solo de fantasía, los muchachos ya no llevan  corbata para ser estilosos, a menos que sea algo muy formal, en fin, los tiempos cambian velozmente. Y me gusta eso, la palpitante vida que no se pudre estancada en tradiciones de hombres y deja de lado los valores de la Biblia, que apenas se lee.

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…porque el reino de Dios no es cuestión de comida
ni de bebida,
sino de justicia,
paz
y gozo en el Espíritu Santo.
Así que, sigamos lo que contribuye a la paz
y a la mutua edificación


Romanos 14:17,19
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(Zapatos y diseño de vestuario Prada)

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