viernes, 23 de febrero de 2018

Pintando el hogar.

En todo tiempo sean blancos tus vestidos, 
 y nunca falte ungüento sobre tu cabeza. 
(Eclesiastés 9:8)
En verano –como las hormigas- los chilenos trabajamos arreglando las viviendas, los techos se preparan para la lluvia y se pinta los interiores, si alcanza el ánimo, la fachada.
Voy a la pinturería.
Como ha sucedido alguna vez me vuelvo loca con la oferta desmedida de colores.
La joven vendedora explica con lujo de detalles los tonos que se usarán este 2018. Estoy a años luz del ultra violeta 18-3838 maravilloso, modestamente prefiero el amarillo y el rosa claro, combinan bien con el blanco.

Recuerdo las tonalidades del tabernáculo de Moisés, azul, púrpura y carmesí.
El templo del rey Salomón,
La túnica de Jesús, los míticos tintes con los que Tiro engalanaba el mundo.
La mente es rápida en las mezclas, pareciera que tenemos un pantone personal interno, cada uno sabe cómo combinar, independiente de las tendencias.
Eso me parece asombroso, aunque a veces “mi gusto no gusta tu gusto”.
Aparte del amarillo me conquista el púrpura, verde, magenta ¿cómo lograrían los teñidores descubrir tanta belleza?

Por supuesto, la Wikipedia nos ayuda con nuestra ignorancia.
Salgo de la tienda con el material y el ánimo para la tarea.
El verano nos regala amplios beneficios.


viernes, 16 de febrero de 2018

Peruanos, cubanos, haitianos, venezolanos, chinos, coreanos, etc.

“No oprimirás al extranjero, 
porque vosotros conocéis los sentimientos del extranjero, 
ya que vosotros también fuisteis extranjeros 
en la tierra de Egipto.” 
Éxodo 23:9
Estoy por creer que Chile es el Paraíso terrenal.
¿Será?
Los cubanos que conozco están fascinados con la Internet libre, rápida y sin restricciones.
Navegan por el mundo virtual a sus anchas.
Los haitianos adoptaron a mi amigo higienista y disfrutan la cantidad y variedad de productos para cocinar, en especial en las ferias de verduras que son más económicas y frescas.
Los venezolanos sufren un poco con la temperatura de invierno, aparte de eso están felices que haya trabajo, techo y alimento, a pesar de tener todavía familia en Venezuela. Sus esperanzas son traerlos.
Los chinos y coreanos nos adoptaron como clientes.
El chileno medio se ha convertido en fan de sus sabores. Me han regalado un calendario especial, adquiero condición de “clienta frecuente”, una relación sonriente cuando no nos entendemos en español, porque yo, de idiomas, la nada misma.
Eso es a simple vista.
Tal vez haya otra realidad, subterránea y cruel. La de haitianos vendiendo agua o golosinas en las esquinas. Se dice que fueron traídos subvencionados y una vez aquí los dejaron a su suerte.
Se dice que viven en guetos verticales.
Se dice…
Mi amigo de Haití nos cuenta de sus tres hijos pequeños que están a miles de kilómetros, su esposa que hace correas y la nostalgia que siente por ella, él con mil trámites y papeleo para lograr un trabajo con contrato. Aun así está contento, se sostiene en la fe y la esperanza.

 No he sufrido la experiencia de ser extranjera. Apenas viajé un par de veces a Tacna (Perú), esos tours tan breves no permiten profundizar en la idiosincrasia local ni desarrollar relaciones con los lugareños.
Mi ánimo es tratar a los inmigrantes con suma delicadeza, "excesiva consideración" –dicen mis amigas-, pienso que es muy mortificante estar lejos de tu patria, tu hogar ancestral, tus costumbres, a veces han dejado en su tierra toda la familia. Conocí una señora que tiene sus hijos en su Venezuela querida, gracias a Dios, me dice, existe Whatsapp gratuito.




(Fotografía tomada de la web, edificios modernos, departamento pequeño para vivir)

viernes, 9 de febrero de 2018

Otro mundo en el mundo.

"¿Acaso no ha escogido Dios 
a los pobres de este mundo 
para que sean ricos en fe 
y herederos del reino que él ha prometido 
a los que lo aman?" 
(Santiago 2:5)

Un hombre camina, oscuro de rostro, como una sombra en un día de invierno (aunque estamos en pleno verano).
La bolsa de fierro que carga contradice la “ley del saco”, solo 25 kilos debe llevar un trabajador.
No hay alternativas para el hambre, más kilos en la pesa aumentarán su exiguo ingreso, apenas le alcanzará para el día, un almuerzo frugal y tal vez una fruta, o una pequeña copa de vino.

Transporto a alguien a la compra-venta de latas y fierro.
Le han regalado artículos de demolición, mi liliputiense Marutti sufre con la carga ¿qué leseras no hará una por un buen amigo?
Mientras esperamos llega toda especie de cachureros.
La mayoría de rostros curtidos por el sol callejero  -32 grados a la sombra-, triciclo, bicicleta, carrito de supermercado, camioneta,  cualquier vehículo sirve para trasladar aquello que otros desterraron.
Todo es vendible, todo es comprable, solo hay que encontrar el lugar adecuado.
Observo  una especie de complicidad entre los vendedores, se pasan datos, conversan familiarmente, mandan saludos a sus hijos, la modestia de los pobres me turba, siento cierta vergüenza al curiosear su intimidad.
Aquí el hombre es persona, ser humano, don Juan, don Pedro, la señora Pilar, don Eduardo, se conocen, se respetan, no hay jerarquías ni números (excepto los kilos de la báscula).

Por un momento pareciera que viajé al mundo  del siglo pasado.
Y me agrada.



viernes, 2 de febrero de 2018

Placeres del verano.

Tú, oh Dios, eres mi rey desde hace siglos,
traes salvación a la tierra.
Tanto el día como la noche te pertenecen;
tú creaste el sol y la luz de las estrellas.
 Estableciste los límites de la tierra
 e hiciste el verano, así como el invierno.
 
(Salmos 74:12, 16-17 NTV)



La mezcla de libros ha ido creciendo en mi velador.
Regalados, descargados de internet, comprados (pocos), todos pelean por un espacio para que la mano los acerque a la mirada, muestran su mejor cara, exhiben en el canto o la tapa el gran tema interior, anuncian las glorias del autor, se empujan unos a otros por la prioridad.

Cada libro sueña con un lector para cumplir el propósito de sus cortos 50 o 70 años.
La lectora se deja querer, como en una tienda de retail, prueba con uno u otro vestido (en el caso de la boda) y apenas elige uno, la oferta es amplia, el tiempo limitado, tanta ave volando, tanta flor brotando, tantas calles invitando, tantas campos por visitar ¡tan breve el verano por vivir!




(Ilustración, gracia de Sarah Wilkins)


viernes, 26 de enero de 2018

La boda.

Mis amigas han estado enteradas de esa rara  aprensión  que tengo para asistir a las bodas.
No hay una razón válida o explicable, creo en el matrimonio, creo en la bendición sacerdotal, creo en eso de “ …hasta que la muerte los separe”.
A pesar de mis titubeos, asistí a la boda de J., mi amiga de milicia en el Sudeste Asiático, quién después de viajar por todo el mundo, encontró su “media naranja” en un pequeño pueblo del Sur de Chile.
Parte de la alegría de complacer una persona amada es el aprendizaje de experiencias inolvidables, guardar ciertos protocolos, ir a la peluquería, maquillarse, comprar un vestido, zapatos de tacón y medias con dibujos, ir al Mall por un regalo, viajar al Sur.
Se van creando en el cerebro imágenes que me acompañarán hasta el fin de mis días.
Parafraseando a C.S. Lewis, fui “sorprendida por la alegría”, una placentera experiencia que en muchas ocasiones me negué ¡qué boba!

 No solo fue una ocasión feliz, también es un anuncio al mundo de la fe en la familia, una bienvenida a otros seres que habitarán nuestros espacios, una forma de armar recuerdos ensamblados a otras mentes que completarán el cuadro de la memoria.
La fraternidad humana.
Porque he ido aprendiendo que las ceremonias son importantes.
Ciertas festividades nacionales o mundiales  dan un sentido de pertenencia.
Los delicados ritos son una mirada compartida, más aún cuando son realizados con tanta entrega y esperanza.
Tal vez por eso Dios le indica a Moisés cuando los saca de Egipto en ocasión de La Pascua, esa gran aventura épica: “Este es un día que ustedes recordarán y celebrarán con una gran fiesta al SEÑOR. Lo celebrarán como una costumbre, de generación en generación.”.

Modestamente, también tengo días felices y célebres en mi depósito personal.
Gracias Jes por invitarnos.





viernes, 19 de enero de 2018

Vegetarianos, cetogénicos, higienistas, crudívoros, carnívoros, etc, etc.

Late Fragment 
 And did you get what 
you wanted from this life, even so? 
I did. 
And what did you want? 
To call myself beloved, 
to feel myself beloved on the earth. 


 Ultimo fragmento 
 ¿Y conseguiste lo que 
querías de esta vida? 
Lo conseguí. 
¿Y qué querías? 
Considerarme amado, 
sentirme amado en la tierra. 

Raymond Carver (1939-1988) 

El verano despierta toda clase de desafíos para el cuerpo.
Queremos estar sanas, delgadas y bellas para ingresar al baño de mar, ¡cómo si al mar le importara un pepino!; queremos cambiar ese viejo hábito de “matear” después del almuerzo con algo dulce; queremos cambiar…¿te has fijado que el inicio de año siempre nos pilla tomando decisiones que a poco se desvanecerán? Más aún si lo iniciamos con unos pícaros kilos extra, regalo de las fiestas navideñas y demases, cada temporada tiene sus riesgos.

Ahí es cuando aparecen los amigos con toda clase de consejos.
Unos rayan casi en lo religioso, que no debes comer carne, que DEBES tomar mucha agua, que deja los carbohidratos, deja el azúcar, deja las frituras y un amplio DEBES y un largo DEJA.
Confusa yo.
Entre tantas voces perentorias, han pasado 18 preciosos y vagabundeados días, vividos sin prisa y sin culpas (somos bien culposas las mujeres ¿no?) y bien lectureados.
Dejé las frituras.
Me duró la abstinencia una semana. Había comprado demasiado zapallo, ¿qué mejor usarlo en sopaipillas? 
Adopté las frutas, por ahí voy bien.
Poca leche (mi amigo Fe dice que la leche es para los terneros), hasta ahora.
Adopté las lechugas como mejores amigas y el apio es mi yunta.
La palta y yo somos “uña y mugre”. 
Pero ay, la producción de choclos está en su peack ¿podré comer humitas? 

Mi amigo higienista dice que debo tomar frutas ácidas antes de almuerzo.
Y algo de semi-dulce y dulce por la tarde, la fruta ANTES de las comidas y nada después de las 20.00.
¡Vaya!
Por otro lado está el apóstol Pablo propone: “Dios creó todos los alimentos para que nosotros los comamos y le demos las gracias por ellos. Los creó para todos los que confiamos en él y conocemos la verdad. Porque todo lo que Dios ha creado es bueno…” (1 Timoteo 4:3-4 )

De todos los consejos algo bueno se logra.
Paso a paso vamos viviendo, hay una felicidad implícita en los hábitos que conservamos, hay una felicidad nueva en la asombrosa forma que adquirimos algunos nuevos.
 La gracia de Dios siempre es una caja de sorpresas, y casi todas gozosas.

 Proposición para practicar: No "hacerme atados" por lo que no puedo cambiar.





(Ilustración de Sarah Wilkins)

domingo, 24 de diciembre de 2017

Jesús nació ¡¡¡ ALELUYA !!!

"Hoy les ha nacido en el pueblo de David un salvador, que es el Mesías, el Señor.
Como señal, encontrarán ustedes al niño envuelto en pañales y acostado en un establo.

En aquel momento aparecieron, junto al ángel, muchos otros ángeles del cielo, que alababan a Dios y decían: 
«¡Gloria a Dios en las alturas!
¡Paz en la tierra entre los hombres que gozan de su favor!»

Cuando los ángeles se volvieron al cielo, los pastores comenzaron a decirse unos a otros: —Vamos, pues, a Belén, a ver esto que ha sucedido y que el Señor nos ha anunciado.
Fueron de prisa y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el establo.
Cuando lo vieron, se pusieron a contar lo que el ángel les había dicho acerca del niño, y todos los que lo oyeron se admiraban de lo que decían los pastores.
María guardaba todo esto en su corazón, y lo tenía muy presente.

 Los pastores, por su parte, regresaron dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían visto y oído, pues todo sucedió como se les había dicho.

Evangelio de Lucas 2:11:17



lunes, 18 de diciembre de 2017

Mi perdida Navidad ¿a dónde se iría?

Os desafío –dijera un español-, os desafío a que encontréis un pesebre o una tarjeta con ilustraciones de la Natividad de Jesús en el barrio Meiggs o en otro barrio comercial.
¡Ah!, qué difícil tarea nos habéis encomendado.
Más aún, os desafío a ver en las noticias un titular acerca del nacimiento de Jesucristo, el Señor.
Poco, poquito, nada nadita.
Todo será un pascuero fuera de época (tenemos 34 grados a la sombra), le  acompañan renos desnutridos, luces doradas, plateadas, flores del inca, pinos plásticos, muñecos de nieve y locura temporal generalizada por adquirir.
Locura por tener miles de adornos, la casa con más decoración, la más brillante, muchas luces que titilan y claro está, regalos, ah, sí, muchos regalos.
No habrá otro día para regalar, no habrá ese chiche primoroso, no habrá otra ocasión, el mundo se termina la noche de la cena navideña, con pavo, por supuesto, si no hay pavo es que estamos en la pobreza más absoluta.

¿Y Jesús?
¿Quién es Jesús?
¿Es esa escultura de un crucificado que exhibe sus carnes en la iglesia de la esquina?
Siento que he perdido mi Navidad y eso me deja perpleja.
Ni siquiera me alcanza para pena, es asombro, la rara certeza de lo inevitable.
La Navidad actual podría ser la antigua fiesta de los saturnales, porque esta, lo que se llama nacimiento de Jesús, ni por dónde.
Mi Navidad –y la de muchos- es un 24 de diciembre de adoración a Jesucristo, el nacido. El Hijo del Hombre y a la vez Hijo de Dios, misterio insondable, digno de respeto y confianza, digno de devoción y alabanza, digno de nuestra atención y amor entrañable.
Mi Navidad perdida son canciones, himnos, villancicos, olor a anis y pan dulce, aire de paz y alegría, tal vez un vestido nuevo, necesario para el verano, saludos con buenos deseos para el año que se aproxima. 
Y es, sin duda alguna, el deseo esencial, que Dios esté en cada acto.
Os prometo, me arrodillaré y adoraré a Jesucristo y le diré –como cada día- que si Él no está en este lugar o en cualquier otro, ninguna fiesta tiene sentido, porque Él es “Dios con nosotros”, el encarnado para nuestro bien.
Le agradecemos que haya dejado su gloria para habitar en la tierra.

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  Y ahora, concebirás en tu vientre, 
y darás a luz un hijo, 
y llamarás su nombre JESÚS.
 Este será grande, 
y será llamado Hijo del Altísimo; 

Lucas 1: 32

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jueves, 7 de diciembre de 2017

Regalos de Navidad.

Después del trasnoche de la Teletón y del partido de Colo-Colo, hay en nuestro barrio un silencio apenas roto por el sonido del ventilador de mi PC.
Escribo y pienso.
Voy sintiendo la noche, cómo pesa sobre la ciudad, las luces de la calle titilan anunciando que un Niño viene en camino, cada año se renueva el milagro de la vida que emerge, poderosa e insondable.

Escucho algunas canciones navideñas, Santa la noche, alabanzas al Rey.
Y una no tan evangélica,That old feeling, de Bob Dylan.  Pura nostalgia.

Me gusta la música, la navideña y la otra.
Aparte de la locura temporal que nos posee desde los primeros días de diciembre, me dedico a pensar en el Nacido y en los nonatos. Quizás sea porque este año se aprobó la ley de aborto, si María hubiera quedado embarazada en estos días lo más probable es que las vecinas le sugirieran que abortara el bebé, tal vez en esos tiempos se respetaba la concepción como el acto sagrado que es.

Por cierto, la potente vida renace en el jardín, la   familia pata se agranda con cuatro patitos iguales a su padre. ¿No es un maravilloso regalo de Navidad?


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 «Una virgen concebirá y dará a luz un hijo, 
y le pondrás por nombre Emanuel, 
que significa: “Dios está con nosotros.”»

Mateo 1:23 

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martes, 28 de noviembre de 2017

Primavera indecisa.

Estos son tiempos extraños, la primavera no quería llegar a la cita, un día sí, otro día no, damisela sobre tacones, vacilante y turbada.
Lluvia, sol, calor, frío polar, todo en un paquete, camiseta, suéter de lana, pantalón, pollera, paraguas.
De pronto el milagro, exultante la buganvilia levanta sus colores al cielo, el prado verde-amarillo obstinado, las  mariposas vuelven cada año, juegan y danzan felices.
Los zorzales nos regalan el mejor concierto del año.
El limonero se levanta de madrugada,  sus azahares perfuman todo el barrio.
Hasta el humilde romero se apega a su vecina, erguido en su pequeñez.
Y yo,  vuelvo a vivir.




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"Alaben al Señor desde la tierra, 
ustedes, criaturas de las profundidades del océano,
el fuego y el granizo, la nieve y las nubes, 
el viento y el clima que le obedecen,
ustedes, las montañas y todas las colinas, 
los árboles frutales y los cedros,
los animales salvajes y todo el ganado,
los animales pequeños que corren por el suelo y las aves,
los reyes de la tierra  toda la gente, 
los gobernantes y los jueces de la tierra,
los muchachos y las jovencitas, 
los ancianos y los niños.
Que todos alaben el nombre del Señor, 
porque su nombre es muy grande; 
¡su gloria está por encima de la tierra y el cielo! "

 Salmos 148:7-13

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jueves, 23 de noviembre de 2017

Último viaje.

Todos se fueron.
Hoy el último.
Quedamos tú y yo en la gran manzana
Ah, sí, las aves que regresan cada año
Y han preparado sus nidos
Los mirlos que hurgan restos en la pizzería
Los buses van repletos de rostros cansados
Pies dolidos, corazones rotos
Nunca dejan de moverse
El silencio les es negado
Todos se van
Obligatorio es tener un boleto
Yo espero en la puerta.


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"Ustedes ya conocen el camino para ir adonde yo voy 
Dijo entonces Tomás: 
―Señor, no sabemos a dónde vas, 
así que ¿cómo podemos conocer el camino?
 ―Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús—. 
Nadie llega al Padre sino por mí. 

Evangelio de Juan 14:4-6
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Recordé esta antigua canción:

 


martes, 21 de noviembre de 2017

En el día de elecciones en Chile.

Acudo a votar el pasado domingo.
De tarde, porque no dejaré el estudio dominical matutino por otras tareas.
Elecciones de Presidente (a), Diputados y Cores.
Las filas son enormes.
Afortunadamente en mi mesa la espera es breve, los votantes asistieron de madrugada.
La persona a mi lado es una anciana –me dice que tiene 81- y se confiesa Católica observante, de la Comunidad de Monte Carmelo.
La escucho con cara de interés.
Por primera vez encuentro una persona ultra religiosa, me provoca curiosidad. Explica con algunos detalles que la Virgen María estuvo en Chile y que nadie creyó las apariciones, que dejó algunas indicaciones de buen vivir y de oración por el país.
Me cuenta de una misionera –colombiana- que fue al infierno y regresó a cumplir una misión de advertencia. Lamenta la situación de descreimiento de la población joven y asegura que eso nos llevará a un castigo seguro.
Me gusta esa certeza profunda.
Me pregunta si soy católica, le respondo, evangélica. Me da una reseña de Lutero y de la historia, ecuménica ella para nada, solo la Iglesia Católica salva. Si no tienes los sacramentos estás perdido. La oigo y recuerdo las palabras del apóstol Pedro en su primera carta "Si alguien les pregunta acerca de la esperanza que tienen como creyentes, estén siempre preparados para dar una explicación;  pero háganlo con humildad y respeto".
Pienso que cada cristiano (y yo) debería dar testimonio de su fe con la convicción de esta anciana.
Nos llaman pronto a sufragar, se aleja del brazo de su hijo conversando cariñosamente.
(Por cierto, Google nos dedicó un doodle)




jueves, 16 de noviembre de 2017

Aprender a estar enfermos.

No nos gusta ninguna enfermedad.
Nos disminuye.
Duele.
Nos priva de placeres.
Nos pone de mal humor.
La vida cambia radicalmente.
Mi amiga Isa. sufre la enfermedad de Crohn.
Liz quedó ciega a sus 27 por el lupus.
Vero vive con dolores musculares generalizados.
El hermano de Ri postrado con sida.
Mamá murió de cáncer.

Pienso en Jesús que sana.
La Iglesia en general (evangélica) cree en la sanidad divina y la proclama.
Pienso en Jesús a la orilla del estanque de Bethesda, lleno de enfermos. Solo sana al paralítico. ¿Por qué solo uno? ¿Era más merecedor que los otros? 
Y no hablemos de las expectativas que  se generan acerca de Dios, siderales, como si Él estuviera obligado a mantenernos sanos “ad infinitum”, mientras le damos al cuerpo como “bombo en fiesta”.

Pienso en aquellos que son sanados ¿llegan a ser más fieles y comprometidos con su fe? ¿Son más agradecidos y felices al recibir un milagro?
Pienso en los que no son sanados y deben desarrollar la paciente espera, en especial el sistema público, siempre saturado.

Hago observaciones personales acerca de las motivaciones para mantenernos en la media de los niveles (léase glicemia-hipertensión-colesterol)  y me doy cuenta que cada uno somos un mundo y necesitamos recetas distintas, nuestro cuerpo responde a estímulos tan diversos que apenas estoy empezando a entender algunas cosas.

Una candidata sostiene que sanos o muertos, porque nuestro sistema de salud es insostenible, faltan especialistas y todo se soluciona con un pararetamol o una caja de ibuprofeno.
Promete reformas, otros antes que ella prometieron lo mismo, una vez en el gobierno se dan cuenta que el problema era más complejo y difícil de solucionar y volvemos a dar pastillitas.

No sé si deberíamos entregarnos, levantar las manos y rendirnos, perder una lucha agotadora, quedarnos quietos y esperar que el cuerpo se defienda en lugar de amargarnos.
Mi amigo Fe sostiene que tenemos la capacidad de sanarnos con ejercicio, harta agua y ocio (¡vaya!).
No sé.
Seguiré estudiando y experimentando, como dijo un antiguo presidente "en la medida de lo posible".




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"Recorría Jesús toda Galilea, 
enseñando en sus sinagogas, 
proclamando la Buena Nueva del Reino 
y curando toda enfermedad 
y toda dolencia en el pueblo." 
Mateo 4:23 

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Ilustración: El ángel herido 
Hugo Gerhard Simberg

lunes, 13 de noviembre de 2017

Como monos porfiados.

Nos hablaron de los beneficios de memorizar.
Nunca memorizamos.

Nos enumeraron latamente las gracias de la comida sana.
Volvimos a comer chatarra.

Nos mostraron los peligros de conducir bajo la influencia del alcohol.
Dijimos que con una copa en el cuerpo conducíamos mejor.

Nos revelaron el agrado por la buena lectura.
Abrir un libro se nos hizo un arduo trabajo.

Ahora –pasados los años- sufrimos Alzheimer.
Diabetes.
Hipertensión arterial.
Infartos mortales.
Obesidad mórbida.
La muerte cada fin de semana “hace su agosto” en las autopistas.

En esta pasada los chilenos hemos reprobado de curso.


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 Dice Dios:
"Yo los atraje a mí con cuerdas humanas, 
¡con cuerdas de amor!
 Estaban sometidos al yugo de la esclavitud, 
pero yo les quité ese yugo y les di de comer.
Pero no quisieron volverse a mí."

(Profeta Oseas 11:4-5)


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(Fotografía de moais, Isla de Pascua)

lunes, 6 de noviembre de 2017

Beber o no beber.

Bebo mate.
Bebo té.
Bebo leche sin lactosa.
Bebo agua, con gas y sin gas.
Bebo infusiones de hierbas (léase menta, paico, melisa, rosa mosqueta).
Bebo café de higo y trigo, una mezcla tostada, exquisita.
Bebo jugos de fruta.
Bebo leche de almendras.

Dejo de beber mate por razones digestivas.
Dejo de beber té, un doctor naturista dice que inhibe la acción del hierro.
Retomo el mate, la fuerza del placer se impone, reconozco mi debilidad.
Bebo té masala, cuando una amiga me invita. Nunca tan fome ¿no? Hacer un desaire no es estiloso ni educado.
Me abstengo de bebidas espirituosas, motivos sobran.

Mi tío Enrique sostenía que “entre beber y no beber, es mejor beber”, razón por la que “empinaba el codo” cada fin de semana, llegaba a casa arrastrando los pies, gracias a Dios no tenía documentos de conducir. Alguna vez llegó en una patrulla de carabineros, mi madre roja de vergüenza.
No podemos vivir sin beber.
El quid está en qué consumir.
Y si alcohol ¿no sería de sabios pasar las llaves o volver en uber?

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 "Y en el último día, el gran día de la fiesta, 
Jesús puesto en pie, exclamó en alta voz, diciendo: 
Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba
 El que cree en mí, como ha dicho la Escritura: 
“De lo más profundo de su ser brotarán ríos de agua viva.” 
 Pero El decía esto del Espíritu, 
que los que habían creído en El habían de recibir;..."

Evangelio de Juan  7:37-39

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jueves, 2 de noviembre de 2017

Conmemoraciones y verdades.

"Yo Soy la Verdad"
(Jesús).
Escucho la pregunta en un programa de radio, “y ¿qué es la verdad?", refiriéndose  a las últimas noticias mundiales.Disquisiciones más, disquisiciones menos, ninguno de los tres locutores puede definirla y se van en chanza, cada uno pone su cuota de humor y risas sin llegar a ningún puerto (por decirlo de alguna manera).
En Septiembre y Octubre se acumulan conmemoraciones de índole diversa.
Los medios informativos desempolvan viejas historias de revoluciones, reformas, torturas, crímenes, enjambres de incertezas que pretenden acercarse a verdades definitivas. Como si cada año se fuera avanzando en un laberinto interminable de verdades colectivas en asociación con las personales.
No comprendo ese afán por desenterrar muertos.
¿Es el pasado una escuela?
Como mi amigo bloguero Fernando comenta “Como habrá leído, la región española de Cataluña ha iniciado el proceso para independizarse. Se da por supuesto que va a haber violencia por ambos lados. ¿Es que nunca aprendemos de nuestra historia?”

¿Qué tan verdadera es la realidad colectiva o personal?
¿No es una interpretación de acontecimientos que pasados los años vamos recreando?
El día de ayer, alegre y triste feriado dedicado a “todos los santos” del mundo será contado (y tal vez cantado) desde las diversas miradas. Para unos fue un descanso a mitad de semana, para otros un trabajo ganancioso en los cementerios. ¿Quién puede abarcar la verdad de un solo día en la historia, aun si este fuera el 18 de septiembre de 1810 o el 31 de octubre de 1517?

“La ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo vio jamás; quien lo ha dado a conocer es el Hijo unigénito, que está en el seno del Padre.” Evangelio de Juan 1:17-18 Jesús mismo lo afirma “yo soy la Verdad”.
Si toda nuestra vida está ajustada a su Palabra y a Su voluntad sin duda no andaremos deambulando con medias verdades o navegando en ficciones.
Encontramos un centro real en Jesucristo para vivir la certeza de cada día, de otra manera todo se vuelve "inamible".  Eso.


lunes, 23 de octubre de 2017

"Pequeñas cosas".

Delante de mi, en el cruce de la calle, caminan dos jóvenes a paso lento. Las observo, una lleva del brazo a la otra. Al llegar a la otra vereda se separan, la joven que se queda detenida lleva un bastón de invidente, procura volver a ubicarse para tomar el bus mientras la otra muchacha sigue su camino.

Hace algunos meses escribí sobre lo pequeño e ignorado de nuestro servicio.
Y me he topado con este poema de Julia A. Carney,  en inglés.
Pedí a mi amiga Jésica que lo traduzca, define mucho de lo que somos y hacemos.
Gracias Jes.

"Pequeñas gotas de agua
Pequeños granos de arena
Hacen el imponente océano
y  la hermosa tierra

Y los pequeños momentos,
por más modestos que sean,
Hacen los potentes
años de la eternidad.

Nuestros pequeños errores
alejan el alma
de los caminos de la virtud
para extraviarse en el pecado.

Pequeñas obras de bondad,
Pequeñas palabras de amor
Hacen de nuestra tierra un Edén
Como el cielo de arriba."



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"El Señor se ha acordado de nosotros;
 El nos bendecirá;...
  El bendecirá a los que temen al Señor,
Tanto a pequeños como a grandes.
  El Señor los prospere,
A ustedes y a sus hijos. "

 Salmos 115:12-14
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(Imagen tomada de la web)

viernes, 13 de octubre de 2017

Cazador de sombras.

 "Está lejos lo que ha sido, 
Y en extremo profundo.
 ¿Quién lo descubrirá?"
Eclesiastés 7:24

Existen seres humanos maravillosos.
Personas que nos reconcilian con la fe y nos provocan una notable luminosidad.
Es lo que me ha sucedido –por estos días- con Martín Gusinde (*).
Un hombre fuera de serie, como las joyas que merecen ser miradas, investigadas, admiradas  y pensadas (lamento que no esté entre nosotros, me hubiera gustado conocerlo).
Ha dejado una impresión profunda en mis ojos y en el alma cuando he descubierto  sus libros, fotografías y su vida compartida con nativos desposeídos, ignorados y exterminados en el punto más austral de la tierra.
Alguna vez escribí sobre indígenas yámanas.
Apenas una viñeta, una nota breve, casi al pasar.
Remedio mi liviandad descubriendo al sacerdote Gusinde, de quien me siento lectora total (y en deuda).

"Ahora me puede preguntar sorprendido el lector: ¿De dónde proviene tanto contenido y tanta cristalina pureza en esos principios, y de dónde surgen tal cantidad de factores para dirigir rectamente la voluntad a la satisfacción de tantas y tan diferentes exigencias? Pues bien, todo tiene su origen en la creencia religiosa de nuestros hombres primitivos en la Tierra del Fuego. Porque creen en una religión monoteísta, la que constituye, sin duda alguna, la forma superior de religión, y porque practican una fe viva, tienen alas nuestros indios para realizar sus actos morales y llegar a la consecución de sus altos ideales pedagógicos. Como actor de todo el complicado ritual de las ceremonias de iniciación a la pubertad, reconocen y denominan a Hidábuan (= mi padre), al gran espíritu puro, que siempre está. presente como único poder. De él proceden todas las costumbres y formas de vivir existentes, las leyes y derechos; él vigila su observancia y castiga su incumplimiento con enfermedades o muertes prematuras. De él se deriva la vida y la felicidad, la salud y toda clase de éxito, el tiempo bueno y el malo. Este gran espíritu está siempre presente en la conciencia de nuestros Yámanas, y todos se reconocen obligados a sus mandatos. También es de admirar que toda la educación de la juventud está impregnada de esta creencia en el dios vivo; y como tiene una base religiosa, se obtienen tan excelentes y seguros resultados. Para estos hombres primitivos del Archipiélago del Cabo de Hornos es evidente -y actúan conforme a ella- que, sin una creencia efectiva y real en un dios, faltaría el fundamento moral de toda acción pedagógica sobre la juventud." (Tomado de su libro:Hombres primitivos en la Tierra del Fuego, pág: 294)
 
 (*)  http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-3602.html

  http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/los-fueguinos--0/html/

lunes, 9 de octubre de 2017

Un nuevo trabajo.

Inicié un trabajo nuevo.
Siempre lo desconocido provoca nerviosismo.
Se ha creado un proyecto en el Consultorio de Salud.
La jefa me lleva a conocer el lugar y me explica mis tareas.
Ayudar visitando a una cuidadora de personas postradas, compartiendo tiempo con ella, escuchar sus tristezas (que siempre las hay), compartir algunos ejercicios cognitivos, en fin, hacer su vida -ya dificíl- un poco más vivible.
Por cierto, nadie es dios para otro; el Dios verdadero, en el misterio de su misericordia, puede crear esperanza y descanso en este breve tiempo.
“Mi cuidadora” es una mujer esforzada y valiente.
Tiene la tarea de vigilar y atender una niña perturbada, un padre enfermo y una madre que apenas se levanta de la cama. ¡Vaya, todo el día sin parar!
Conversamos, el sol de la tarde nos pilla conociendo dos mundos distintos, intercambiamos  historias, risas, recuerdos de la memoria colectiva chilena.
En  la despedida me sonríe y dice “por favor, no me deje sola”.
Esa frase me estremece.
He prometido ser fiel a la tarea que se me ha confiado.
Me encomiendo a la gracia de Dios.



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Porque Dios no es injusto
 como para olvidarse de las obras
 y del amor que, para su gloria,
ustedes han mostrado sirviendo a los santos, 
como lo siguen haciendo.
  Deseamos, sin embargo, 
que cada uno de ustedes siga mostrando ese mismo empeño 
hasta la realización final 
y completa de su esperanza. 

Hebreos 6:10-11


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(Fotografía del chileno Sergio Larraín, tomada de dibam)

jueves, 5 de octubre de 2017

Pancho y las patas.

Una vez escribí:  "...esta pata  -coja pa’ más remate-, es la mía, la que me ha tocado en la vida y es mi responsabilidad cuidarla, amarla como a cualquier personita."
Era el año 2015 (¡Dios, cómo vuela el tiempo! ), la pata heredada de los habitantes anteriores se quedó como una reliquia viviente, dueña del jardín.
Con el tiempo incubó unos huevos infecundos.
Para consolarla compramos un par de patitos que alegraron sus días, los adoptó tal vez creyendo que eran hijos propios. Así han vivido en libertad y vuelos breves, bañándose en la pequeña pileta y compartiendo el jardín con mirlos, palomas, zorzales y otras especies, gatos "alzados" incluidos.
Hasta que ha llegado Pancho.
Pancho es todo un joven galán. Plumas ligeramente azuladas con negro, tímido en principio,  poco a poquito se ha incorporado a la vida libre después de crecer en una jaula de criadero.
Ver a Pancho disfrutar su libertad es un deleite diario, un placer difícil de describir.
Tal vez soy un ave más cuando les llamo a comer con sonidos guturales, ellos corren sabiendo que de mi mano recibirán el alimento.
Tal vez soy un ave en un rincón ignorado de la ciudad de Dios...


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 "Yo soy Dios. Yo soy tu Dios.
 ... míos son todos los animales del bosque,
¡los miles de animales que hay en las colinas!
 Mías son todas las aves de los montes;
mío es todo lo que se mueve en los campos.  
Si yo tuviera hambre, no te lo diría,
pues el mundo y su plenitud me pertenecen."

Salmos 50: 8-12 

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(Foto del jardín, mi pata coja es la que está al centro)


lunes, 2 de octubre de 2017

Distribuir, un don necesario.

Se espera mucho.
Se espera que seas buen ciudadano, ni gordo ni flaco, ni alto ni bajo, ni pobre ni rico, que cumplas el deber cívico, servicio militar al día, papel de antecedentes sin mancha, hoja de ruta sin multas.
Se espera.
Que seas prudente, ni tanto ni tan poco, ni grosero, ni tan fino.
Que pagues las deudas, desde el nacimiento hasta tu féretro.
Que dejes una herencia en contante y sonante todavía se estila, no solo una herencia espiritual.
¿Débitos?, impensable.
En fin, se espera mucho.
Cuidar a los padres cuando son viejitos.
Voluntaria en las damas de blanco, de rojo o de amarillo.
Donar para la Teletón cada año, al Instituto Nacional del cáncer, a la Cruz Roja, al terremoto de México, a los mendigos del barrio...
Una buena propina al mesero.
Ir a sufragar aunque se caigan los patos asados.
Buen ciudadano, buena amiga, que cedas el asiento, que renuncies, ¡ah!, la renuncia, “cosa difícil has pedido",  dijo el profeta.
Mil pedidos pendientes.
Los recursos que Dios  pone en las manos  necesitan ser distribuídos sabiamente.
Necesito ese don.


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 Den, y recibirán. 
Lo que den a otros les será devuelto

Palabras de Jesús en el evangelio de Lucas 6:38
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(Ilustración gracias a: Juan José Merello.)