viernes, 30 de marzo de 2018

El único viernes.

 “Yo entiendo la necesidad de la sangre. 
Me abrazo a tu sacrificio. 
¿Pero la esponja amarga, 
la lanza cortante, 
La escupida en tu rostro? 
¿Tenía que ocurrir eso en la cruz?”
Hay un día perfecto en la historia humana, un viernes grandioso (tal vez solo comparable con el inicio de la creación), no hubo antes otro igual ni lo habrá después.
El viernes de la crucifixión del Cristo, el enviado de Dios.
El día de la renuncia total.
El de la soledad absoluta.
El dolor inconcebible.
El terror del abandono.
Un día relatado en miles de libros, papiros, pergaminos, piedras, hojas sueltas, nadie ha llegado al centro de su significado, apenas un vislumbre, como por un espejo antiguo, oscuramente, dice el apóstol.
¿Qué tenía de particular ese sexto día judío elegido para morir?


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"Al mediodía toda la tierra quedó sumida 
en oscuridad hasta las tres de la tarde. 
A las tres de la tarde Jesús gritó fuerte: 
«¡Eloí, Eloí! ¿Lema sabactani?» 
que significa: «¡Dios mío, Dios mío! 
¿Por qué me has abandonado?"

Evangelio de Marcos 15:33-34
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(Pintura del  mexicano  Ricardo Cruz Fuentes)

2 comentarios:

Fernando dijo...

Feliz Pascua, Ojo Humano. Que Dios te acompañe en estos días gloriosos.

ojo humano dijo...

Igualmente para ti, Fernando.
Que la fe triunfe en nuestros corazones.
Días gloriosos, gracias a Dios.