viernes, 29 de mayo de 2020

¿Qué pasará post covid-19?

 ¡Qué preguntas hacen algunos seres humanos!
¿Quién puede saber el futuro?
Ah, si, me puedes decir que conoces a alguien que predijo esto o aquello.
Sin duda, cualquier hijo de vecino con una mente perspicaz y buena memoria podría vaticinar algún evento. Algunos gurú de los medios, de cincuenta predicciones le apuntan a una y luego se proclaman adivinos, vaya. 

Cada mes de diciembre compro una agenda. 
Bonita, ordenada, olor a papel nuevo. 
Además coloco un calendario de pared en la oficina. 
Y planifico el año que viene. 
Abierta a modificaciones,  a estas alturas de mi vida he entendido que todo plan será ajustado a la voluntad de Dios y “en la medida de lo posible”. 
Observo los meses, los feriados, el clima, las fiestas, los tipos de comidas, todo eso que conocemos. No espero un terremoto, un tsunami o una pandemia; siempre está temblando en Chile, sin embargo hay situaciones donde la preparación previa ayuda y otras sólo apretar los dientes y enfrentarla con la gracia del cielo. 
No necesitamos un don especial para saber que el covid-19 se nos vendría con toda su virulencia. Y hoy entendemos que la privación tocará nuestra puerta, llámese finanzas, salud o relaciones. 

¿Qué hacer para que el impacto no sea más doloroso de lo necesario? 
Mi primer pensamiento es buscar en la Palabra el consejo práctico: Ustedes busquen, más bien, el reino de Dios, y Dios se encargará de darles además todas esas cosas. (Lucas 12:31) 
Aprender a vivir con gratitud, sea mucho o sea poco. Como tan asertivamente lo dice el apóstol Pablo en su carta a los filipenses:  

La sobriedad es una buena opción, saquemos el gourmet que llevamos dentro; un arroz blanco no tiene que ser soso. Hasta una marraqueta añeja sabe a gloria si tienes hambre.
Aprenderemos a vivir con la tecnología en progreso.
Con ciertas limitaciones físicas, mascarilla-sanitización- respeto a las distancias.
Compartir lo que haya.
Habremos aprendido que la oración es más poderosa cuando es comunitaria.
Y tal vez -solo tal vez- no nos creeremos inmortales para desafiar un pequeño y peligroso virus.




La fotografía; un artista usa una mascarilla con materiales reciclados,  Filipinas, mayo 2020.




2 comentarios:

Susana dijo...

Tendremos que acostunbrarnos. Un beso

ojo humano dijo...

Así es , Susana. Será distinto pero hay que acomodarse