miércoles, 19 de diciembre de 2018

Otras formas de celebrar Navidad

El año que nos regalaron a Tomyli –nuestro perro sharpei- se acabó la parafernalia navideña en casa.
Ningún adorno sería tan resistente para sus pequeños y fuertes dientes, su curiosidad peligrosa y su juguetón comérselo todo.
Como padres de un bebé mimado, abandonamos los ornamentos y nos dimos cuenta que aún al año siguiente seguía con sus costumbres de criatura pequeña.
Colgamos algunas luces en las ventanas, una corona en la puerta y un arreglo sencillo en la mesa de comer, nada que lo pusiera en peligro.
¿Es más valioso un árbol de plástico a una mascota?
Sin duda todos convenimos que la vida (incluso  la de un perro) es más importante.
Nuestras navidades se han transformado, casi sin darnos cuenta, más discretas, más caseras.
Aun así, nunca han sido menos sagradas y luminosas.
La celebración de un niño, la gratitud a Dios por su gracia, la unión familiar, la paz en la mesa y -por qué no decirlo- la compañía encantadora  de estos regalos, perro, gatas, patos, zorzales, seres vivos que nos  alegran  los días.


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Después de esa reunión, 
los sabios siguieron su camino, 
y la estrella que habían visto en el oriente los guió hasta Belén. 
Iba delante de ellos y se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño. 
Cuando vieron la estrella, 
¡se llenaron de alegría! 
Entraron en la casa 
y vieron al niño con su madre, María, 
y se inclinaron y lo adoraron. 
Luego abrieron sus cofres de tesoro 
y le dieron regalos de oro, incienso y mirra.

Evangelio de Mateo 2:9-11

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2 comentarios:

Susana dijo...

Yo tampoço pongo arbol por el gato. Un beso

ojo humano dijo...

También los gatos son juguetones.
Bendiciones, Susana, buena salud.
Un abrazo.