jueves, 20 de abril de 2017

Fragmentos (parte dos, el Espíritu Santo)

Uno de mis autores favoritos ha sido Nee To Sheng, admirado y respetado  por todos los evangélicos, independiente a la denominación que pertenezcan.
Mucho de lo que escribió está en esta página, son reflexiones profundas y sabias.
http://www.librosdelministerio.org/watchman-nee-books.cfm

Te las comparto porque estoy segura que hallarás en ellas muchas respuestas y te servirán para sobrellevar esos momentos de crisis, días donde necesitamos sacar de nuestros recursos interiores para salir airosos y sin demasiadas heridas, por el contrario ganemos en sabiduría de vida.
Y aquí un fragmento: ¿En qué consiste la realidad espiritual?

" Posiblemente hayan escuchado muchas enseñanzas, pero éstas no pueden reemplazar la obra del Espíritu. Si el Espíritu no ha laborado en nosotros, las riquezas del Señor no pueden ser nuestras; como consecuencia, no tenemos nada que compartir con los santos. Así que, el Espíritu Santo tiene que hacer una obra en nosotros para que podamos ser útiles en las manos de Dios. El creyente no debe caer en una condición tan pobre que el Espíritu Santo no pueda intervenir. Creemos que el Señor no suelta a nadie que se haya encomendado en Sus manos, y que cada prueba tiene el propósito de ensancharnos y enriquecernos. Cuando pasamos por pruebas, nos enriquecemos; y si estamos angustiados, conocemos a Dios mucho más. De este modo, gradualmente llegamos a estar facultados para suministrar vida a los hijos de Dios en la iglesia."


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El viento sopla de donde quiere, 
y oyes su sonido; 
mas ni sabes de dónde viene, 
 ni a dónde va;
 así es todo aquel que es nacido del Espíritu.  
 Les he dicho estas cosas mientras estoy con ustedes.  
 Pero el Espíritu Santo, 
a quien el Padre enviará en mi nombre, 
los consolará
 y les enseñará todas las cosas, 
y les recordará todo lo que yo les he dicho.

Juan 3:8 y 14:25-26


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2 comentarios:

Fernando dijo...

Es un texto hermoso y exacto, Ojo Humano. No hay día en que no debamos llamar 100 veces al Espíritu Santo, pedirle sabiduría que nos haga ver lo que Dios quiere y fuerza para hacerlo. El pecado pesa sobre nosotros como una losa, sólo con la ayuda del Espíritu podemos liberarnos (un poco) de él y seguir andando sin caer en la desesperación. El texto que traes lo expresa muy bien.

ojo humano dijo...

Así es, Fernando. Sin el Espíritu de Dios no podríamos hacer nada de nada.
Gracias por su ayuda y dirección.