lunes, 16 de junio de 2014

Milagros diarios.

Cada mañana corro la cortina de la ventana y agradezco. 
Estoy viva. 
Puedo mirar, respirar, caminar, oler,  tocar y los mil verbos del día. 
No sé qué me trae la jornada. 
Tal vez un accidente fatal. 
Quizá una falla en el cerebro (como mi amiga Li.), una breve pausa del corazón, un dolor intenso en la espalda, una caída vergonzosa.

O un milagro.

Como el de hoy. 

El conductor cruzó velozmente con luz roja, yo estaba a punto de cruzar con la luz verde, conduciendo confiada, si voy un poco, solo un poco más rápido me arrolla, me mata, no sé. 
Quedé turbada, mezcla de asombro, sorpresa, perplejidad, todo en segundos. 
Seguí conduciendo hasta mi casa. 
Mientras escribo voy comprendiendo lo sucedido. 
Antes que el día termine, antes que el sol se oculte en el Pacífico, antes que los ojos se cierren para el descanso, doy gracias a mi Padre que ha enviado su ángel para librar mi vida de …¿la muerte? ¿invalidez? ¿hospital? 

Recuerdo al salmista cuando escribe: “Él te librará del lazo del cazador, de la peste destructora”. 

¿De cuántos accidentes,lesiones, dolores, pérdidas, heridas y emergencias nos ha librado Dios?
No tenemos ni la más remota idea.
Este incidente fue una lección visual de su cuidado diario.
¿Por qué no agradecer, entonces?

 





2 comentarios:

Fernando dijo...

¿Justo te ocurrió hoy? Pues gracias a Dios que actuó y que la cosa no fue a más, querida Ojo Humano. Es terrorífico pensar cómo podrías estar ahora.

Sí, sí, tienes razón. Todos hemos estado varias veces a punto de perder la vida. Por el tráfico, por un accidente en casa, por una enfermedad. Lo olvidamos rápido, como tú olvidarás la escena de hoy, hay que seguir viviendo. Pero al recordar se nos estremece el corazón y damos gracias a Dios, por su protección.

ojo humano dijo...

El susto me vino después cuando me senté a pensar.
Sí, estoy muy agradecida de la provisión de mi Padre, somos frágiles.