miércoles, 9 de abril de 2014

Otoño.

¿Cuál es la fuerza que cada año destroza las hojas? 
¿De dónde viene el viento que las lleva lejos sin impedimentos? 
La tierra desnuda inicia su descanso, como una mujer encinta espera mansamente el renuevo. 
Con el frío las aves callan, viajan, solo quedan las palomas en los grietas de las casas. 
 La misma fuerza que destruye hace brotar las primeras yemas de los árboles, el escondido milagro se manifiesta esplendoroso, incomprensible, hermoso. 

¿Pudo alguien crear una rosa amarilla o la vaina de un guisante con la minuciosidad de la naturaleza? 
Algún pragmático responde, sí, los chinos. 
¡Vaya!, una copia siempre es eso. 
Una flor de papel, plástico, tela, cerámica, representación que desea eternizar el momento original, como aquellas estatuas de las plazas recuerdan nuestros héroes desaparecidos para siempre. 

Mi jardín duerme como algún día yo lo haré, sin duda no es un estado permanente, volverán a crecer los hibiscos, la flor del paraíso, la buganvilla con sus colores brillantes, la vida, nada detiene la vida. 



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Pues, desde la creación del mundo, 
todos han visto los cielos y la tierra. 
Por medio de todo lo que Dios hizo, 
ellos pueden ver a simple vista las cualidades invisibles de Dios: 
su poder eterno y su naturaleza divina. 
Así que no tienen ninguna excusa para no conocer a Dios. 

Romanos 1:20 (NTV)


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 (la fotografía de aquí:
http://miriadna.com/)

2 comentarios:

Fernando dijo...

Esta era una comparación muy querida para los autores españoles del Barroco, Ojo Humano: la vida es fugaz, la vida es breve, igual que la rosa que nace en primavera y ya se está marchitando por el otoño, igual que el árbol que echa hojas y pronto las pierde, así es nuestra vida, de la cuna a la tumba sólo hay un paso.

Feliz otoño, en todo caso.

ojo humano dijo...

Gracias, Fernando, este es uno de los mejores otoños, tibio, brisa fresca, mucha fruta nueva, todavía andan por el jardín algunas tórtolas.
Gran trabajo el jardín.