Hace algunos días la maestra de nuestra clase se refirió con
un matiz de ironía hacia los estilos de música moderna, aduciendo la cantidad
de promesas que los compositores llevan a la iglesia ha hacer cuando cantan y
que la mitad o menos quedan sin cumplir.
No es que no esté de acuerdo con la apreciación, aunque
convengo que los poetas se dejan llevar por los sentimientos, en especial hacia
el Creador, no puedo dejar de pensar
que:
1.- Muchas
canciones se escriben no solo para elevar el alma sino para agradar el oído de
aquel a quien están dirigidas, en casi todos los casos, Dios, el Señor.
2.- Las canciones son globales, no podrían identificar
todos los estados de ánimo o todos los tipos de caracteres de cada
congregación.
3.- El ánimo de muchos compositores es llevar a la
persona un punto más arriba con
declaraciones de fe, que si en el presente no son una realidad pueden llegar a
serlo a través del compromiso decidido del
hablante o cantante.
Respecto de nuestra profe, creo que es peligroso ironizar
en lo que pertenece a la fe, es más, creo que la ironía, mordacidad, sarcasmo
no debería ser parte de nuestro lenguaje habitual.
Por cierto, es una apreciación bien personal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario