A veces el evangelio duele.
Y es difícil soportar ese dolor.
Minutos que se tornan largos, densos, inciertos, parecen interminables.
La confrontación es cruel y necesaria
¿Me amas?, pregunta.
Sí, Señor, tu sabes que te quiero.
Entonces cuida a mis seguidores que son como ovejas.
La hermosa teoría se desmorona frente a la fría petición de práctica,
aprende
házlo.
Palabras y hechos.
¿Me amas más que...?
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