viernes, 10 de julio de 2020

Sincronicidad, conexiones significativas (parte dos).

“…y al partir tras de sí dejan 
sus huellas en las arenas del tiempo.
 Huellas por las que quizás otro que navegue 
por el solemne océano de la vida, 
un hermano náufrago desolado, 
al verlas, vuelva a recobrar la esperanza.” 
(Fragmento de H. W. Longfellow)

De pie frente al espejo peinaba mi cabello para salir.
Era un sábado por la tarde. Mi madre –imprevistamente-   dice, te cuento, A. A. se va a casar. La chica se llama como tú.
Un escalofrío me recorrió la espalda.
Mamá agregó,  y ella está embarazada.
Seguí peinando el cabello sin titubear, algo secreto estaba haciéndose añicos; la desilusión, el desencanto sería la constante que me llevaría lejos del hogar, callar la pérdida, olvidar el deshonor de una mujer que no fui yo.

Más de 17 años pasaron desde aquella tarde. Un accidente golpea con imágenes en los noticieros nacionales, en la Cordillera de Antuco mueren 44 personas sepultadas por el “viento blanco” de aquel invierno. Una de las mayores tragedias que ha debido lamentar el ejército de Chile.
El locutor -como una letanía-, recita los nombres, uno queda en mi mente y de golpe viene el recuerdo de aquella muchacha y la voz de mi madre,   “se llama como tú”. Ella llora a su hijo y yo al otro lado de la pantalla comprendo medianamente  ese dolor como si fuera mío.
Una conjunción de eventos que en esos años no entendí se ordenaron simétricamente para cerrar el ciclo y dar paso a la paz.
No sé lo que es enterrar un hijo, Dios lo sabe. Una oración por ella es lo mejor que puedo hacer.

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(Señor)
Tu fidelidad se extiende a cada generación, 
tan duradera como la tierra que creaste. 
Sus regulaciones siguen siendo fieles 
hasta el día de hoy, 
 porque todo sirve a tus planes. 
Si tus instrucciones 
no me hubieran sostenido con alegría, 
hubiera muerto en mi miseria.

Salmos 119:90-92 (NLT)
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Fotografía de un hombre que camina frente a un espejo. Tokio, julio 2020.
Tomada de aquí:
https://www.voanews.com/gallery/july-9-2020




2 comentarios:

Susana dijo...

Qué lástima. Un beso

ojo humano dijo...

Así es , Susana, una pena para todos.